El hombre contra el hombre

GALICIA

01 ago 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

¿ALARMA ROJA en las carreteras gallegas? Tal vez. Ocurre que, a los efectos del tráfico, las provincias atlánticas gallegas, A Coruña y Pontevedra, tienen condicionantes similares -clima, trazado vial, reparto poblacional, censos de conductores y de vehículos...-, e incluso resultados finales de accidentalidad mas o menos paralelos. La pasada semana, con referencia a la provincia de A Coruña, escribíamos de la tragedia ocurrida en la autopista A-55, y hoy toca la glosa breve de la tragedia -ahora doble- de Pontevedra. El hecho de que con escasas horas de distancia dos accidentes de tráfico lleven a la muerte de nueve personas, cinco de ellas en una titulada vía rápida, y cuatro más en una carretera nacional. En todo caso, toda la carga de negatividad del tráfico podría extraerse de los tres episodios en cuestión y, a la postre, no sería disparate concluir en que la automoción tanto sirve al progreso como a la muerte violenta y gratuita de tantos, tal como si se cumpliese el ciclo fatal por el que el invento del hombre se vuelve contra el propio hombre. Estamos ante los resultados de una maniobra antirreglamentaria y de la marcha de un automóvil a velocidad excesiva. No cabe el recurso a vías de mala calidad o a fallos mecánicos. Aquí son manifiestas sendas decisiones de la voluntad para la realización de acciones que vulneran normas dictadas para la seguridad vial de todos; la magnitud de las consecuencias de esas acciones está a la vista y sirve para notar que en esto de la circulación de vehículos únicamente sirve la conducta atemperada al precepto. Cuando del tráfico se trata, cualquier desobediencia sirve para llegar al irreparable desastre.