Manuel Villar: «Con la exención de impuestos llegarían a todos, y sería más justo»

Margarita Mosteiro Miguel
m. mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

LA GALICIA ECONÓMICA

Sandra Alonso

Asegura que la forma escogida para ayudar al comercio «no es la correcta»

07 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La forma escogida para ayudar al comercio «no es la correcta», en opinión de Manuel Villar, propietario de un negocio de venta de artículos de recuerdos en el casco histórico de Santiago. Villar sostiene que «las ayudas no pueden ser concedidas por orden de llegada, como hace el Ayuntamiento, sino a todos los comerciantes. Todos estamos parados». Su propuesta es la de «la exención de la tasa de autónomos, no pasar los recibos de luz, agua, basura, el IAE, cuotas trimestrales... Cómo pueden cobrar impuestos con el negocio totalmente cerrado o a medio gas. No es normal, que yo presente la solicitud a las 00.11 del primer día en el que se abre el plazo, y otra persona, que también tiene su negocio cerrado, no lo haga hasta las ocho de la mañana y se quede fuera. No va de ser rápido, sino de justicia».

El comerciante apunta que, en el sector del suvenir, «no hay nada que demostrar. Está paralizado el turismo y no llegan peregrinos. Las tiendas están cerradas. Qué más necesitan para ayudar al sector que genera cientos de puestos de trabajo». Villar apunta que el 2020 fue «un año perdido, y el 2021 tampoco dará alegrías». Ni siquiera durante el verano, la situación fue «normal», y las ventas se redujeron mucho. Las perdidas en las tiendas dedicadas a la venta de artículos de recuerdos supera el 90 %, porque «a la época que tuvimos que estar cerrados por confinamiento, se suma que enero y febrero son siempre meses de bajón. El cierre vino en marzo, cuando se inicia la temporada; y tras un verano malo, llegó un septiembre peor, y a partir de ahí el cierre porque no hay turismo ni peregrinos». En el sector de la juguetería, en la que también tiene negocios, «la situación es mala»: «El cierre de las seis de la tarde es para que nosotros cerremos la puerta. Por la tarde no vale la pena abrir. El juguete es prescindible».