Beatriz Couñago: «El riesgo país de España ha crecido por la pandemia»

ANA F.CUBA

LA GALICIA ECONÓMICA

CEDIDA

Tras unos años en el sector de la auditoría, «muy bueno para aprender, pero muy duro», esta viguesa regresó a su ciudad y se incorporó a la empresa fundada por su padre en la década de los 80. Tesol Group crea, forma y presta asesoramiento técnico en todo lo relativo a la soldadura

27 jul 2020 . Actualizado a las 12:45 h.

Beatriz Couñago Otero (Vigo, 43 años) estudió Empresariales en la Escuela de Negocios Afundación, ahora IESIDE (instituto de educación superior intercontinental de la empresa). «Fui de las primeras promociones, de lo que aún era Caixanova, y en 2002 hice el MBA Executive [máster en administración de empresas] del IESIDE», explica. Su vida laboral comenzó en la compañía Deloitte, primero en Vigo y después en Barcelona. «Estuve unos años en el sector de la auditoría; es muy bueno para aprender, pero no para estar mucho tiempo porque es muy duro», comenta. Luego regresó a Vigo para incorporarse a Tesol Group, la empresa fundada por su padre, Fernando Couñago, de la que es adjunta a la dirección. Tiene 28 empleados y una facturación anual de ocho millones de euros.

-¿Cuál es su función?

-Llevo todo el tema de clientes, la estrategia empresarial y el control de la gestión interna de todo el grupo de empresas.

-La empresa matriz se fundó en la década de los 80.

-Sí, empezó ofreciendo todo lo que se puede necesitar en el mundo de la soldadura, asesoramiento técnico, material y maquinaria. Luego apareció la formación, por la demanda de los clientes. El servicio que ofrecemos es integral. Por ejemplo, llega un proyecto de un astillero y le asesoramos sobre cómo optimizar costes, con qué tecnología poder desarrollarlo, le puedes vender el material y la maquinaria, pero también necesitan formar a la gente para poder implementar nuevos procesos. Durante muchos años se impartió formación en otros centros, dependientes de la Consellería do Mar, de los que salieron muchísimos soldadores, gallegos que se fueron a trabajar a plataformas petrolíferas y a empresas offshore. De ahí surgió Formavigo, cuando ya creamos nuestro propio centro, hace unos diez años.

 -Pero hay más empresas...

-Sí, tenemos Special Welding, para todo lo relacionado con materiales muy específicos y complejos en soldadura; y la división de gases de soldadura, Illa Marosa. Además de la matriz, Tesol.

-Empezó trabajando para el sector naval. ¿Y ahora?

-Estamos ligados a la calderería, la automoción... Toda empresa que suelde es susceptible de que colaboremos con ella. Trabajamos mucho con el sector eólico. Durante años hemos hecho autómatas de soldadura para las puertas de las torres eólicas, desarrollando productos a medida.

-¿Qué les diferencia de otras empresas del sector?

-Nuestro diferencial es que ofrecemos un asesoramiento técnico sobre cómo mejorar los procesos y el trabajo diario. Muchos clientes llegan con un proyecto, unas especificaciones técnicas y unos planos, y nos preguntan cómo lo podemos mejorar. Prestamos un servicio muy integral. No somos los más baratos del mercado, pero saben que si vienen a nosotros van a conseguir unas garantías a la hora de optimizar sus procesos.

-¿En qué zona operan?

-Principalmente, en la provincia de Pontevedra y el norte de Portugal, aunque también nos movemos y hemos hecho, por ejemplo, la implantación de autómatas o de sistemas robotizados en astilleros del País Vasco. También nos llaman para mejorar proyectos fuera, como el caso de un astillero en Colombia.

-¿Algún proyecto en marcha?

-Tenemos ahora una marca propia, WK, de consumibles y maquinaria, y queremos expandirla. Estamos haciendo una red de distribuidores y nos están fabricando en otros países con nuestras especificaciones propias. Son productos de muy buena calidad a un precio razonable.

-¿Les ha afectado el covid-19?

-Sí, ha bajado la actividad. Hubo un parón y las empresas que estaban con proyectos los están terminando ahora. El miedo es qué ocurrirá a medio plazo. El riesgo país de España ha crecido por la gestión de la pandemia.

«Ir a una reunión de empresarios y ser la única mujer, a lo sumo dos, es lo habitual» 

En las empresas Tesol Group trabajan mujeres, «en los puestos administrativos», pero no hay ingenieras. «Cuando hice el proceso de selección, con máster de soldadura pocas encontré. Y en los cursos que impartimos en Formavigo, hay promociones en las que, por casualidad, tenemos una mujer», relata Beatriz Couñago Otero.

-¿Cómo ha encajado usted en el mundo empresarial, representando a un sector ligado a los hombres?

-Se hace extraño ir a una reunión de empresarios y ser la única mujer, a lo sumo dos (y ya es raro), y eso es lo habitual. Es un mundo bastante masculinizado, la gente te trata con respeto, pero notas esa diferencia, somos pocas mujeres y hay que medirse, saber cómo tratar a la gente. Suelen ser generaciones como la mi padre, con otra visión de las cosas, y hay que tener cuidado con los comentarios

-¿Y en el sector de la auditoría?

-Ahí hay más presencia de mujeres, pero como es la guerra, o espabilas o espabilas, seas hombre o mujer.

-¿Cómo ve la situación general de las mujeres en el mundo laboral?

-Falta mucho. Sinceramente, cada vez hay más respeto social, comentarios que ya no se hacen... Pero aún hay reticencias a la hora de contratar a una mujer por si se queda embarazada. Hay respeto de palabra, pero el trasfondo sigue siendo el mismo.

 

Una viajera apasionada del continente africano

 

 

«Soy una apasionada de viajar, también me gusta hacer deporte, soy mucho de conciertos, de salir con los amigos... El tiempo que tengo me gusta aprovecharlo para poder disfrutar y desconectar del trabajo. En esta época, con tan buen tiempo, la playa...», comenta Beatriz Couñago. Cuando hay que hacer la maleta y coger un avión, reconoce su devoción por el continente africano. «Me encanta, por la sonrisa de la gente y la naturalidad, me impresiona mucho, te hace poner los pies en la tierra, cómo sin tener nada se puede ser feliz. A veces lo olvidas y África te sitúa, mira ese niño cómo juega con una lata, es feliz y además no se aburre». Ha estado en Tanzania, Kenia, Benín, Togo y Marruecos, y una de las expediciones que más le han impactado ha sido a Madagascar, la isla situada en la costa sureste de África. Ahora tiene en mente un destino asiático, Nepal, «aunque los planes de viaje están parados por la pandemia del coronavirus», señala. Trabajar con su padre no le ha supuesto ningún problema. «Solemos colaborar mucho [...]. Tiene 67 años y está empezando a dejar un poco el relevo generacional, tenemos un director comercial, comerciales, un equipo de ingenieros jóvenes...», apunta. Couñago pertenece a la Asociación Empresarias Galicia, que busca la promoción y la visibilización de las mujeres gallegas en cualquier ámbito profesional. «Es un colectivo que nos da gran notoriedad a las mujeres empresarias y donde generamos grandes sinergias», elogia.