-Es una pregunta que me gusta que aclaremos. Euskaltel es una empresa que está cotizada y como tal tiene una serie de inversores. Ninguno de sus accionistas tiene la mayoría del capital. Sí hay una compañía de referencia, que es un fondo de inversión que tiene el 21 % del capital. Pero también está Kutxabank y el grupo Alba, y otros fondos. Quiero recalcar que somos una empresa cotizada, española, con la sede en Bilbao. En esta compañía hay muchísimos inversores que tienen su sede en diferentes partes del mundo. Somos española, con sede en España. Tenemos nuestros territorios en Galicia, Asturias y el País Vasco. Desde aquí llevamos a cabo todas nuestras telecomunicaciones, pero además queremos ser un operador nacional, el único deslocalizado de Madrid. Eso es en lo que estamos trabajando.
Queremos ser un operador nacional, el único deslocalizado de Madrid
-Cierto. Pero Galicia en particular sabe lo que es ser cliente de todos y dueña de nada. R primero era totalmente gallega, luego vasca, y ahora es una empresa en la que hay mucho peso de capital británico.
-R es más R que nunca. Participa en un equipo ejecutivo y dos gallegos llevan la estrategia de particulares y empresas a nivel nacional.
-Eso será porque el equipo de R es el mejor del grupo.
-Claro que sí. Lo bueno de este ciudadano es que vengo de todo el mundo y busco la excelencia, y los mejores estaban aquí. Que de repente tengas a dos gallegos tomando decisiones importantes de una empresa nacional de telecomunicaciones y cotizada tiene mucha relevancia. Hay que reconocerlo, ahora mismo R es una pieza clave en la expansión con Virgin. R necesita a Galicia y Galicia a R. La manera de que pueda crecer y competir es participar, junto con el grupo, en el desembarco nacional.
-En los estatutos de Euskaltel se dice que para cambiar la sede tiene que estar de acuerdo al menos el 75 % del capital.
-Sí, es así.
Estará en Euskaltel «lo que haga falta, aunque ‘siempre’ es una palabra «muy larga»
Nadie duda de que José Miguel García es ejecutivo, resolutivo, y al que no le tiembla la mano. Llegó a la compañía y reestructuró. Hubo despidos, tanto en la cúpula como en las bases.
-¿Han acabado?
-[No contesta con claridad] Nosotros definimos un proyecto para que la integración se llevara a cabo rápidamente. Tenemos que conseguir hacer frente a competidores tan importantes como tenemos en España, sobre todo si queremos ser competitivos a nivel nacional. Mantendremos nuestros valores, como la cercanía. Creemos que es una oportunidad desarrollar una estrategia nacional, pero es evidente que estamos buscando eficiencia y eficacia. Tenemos que ser competitivos para luchar contra operadores nacionales.
-Para usted, ¿qué significa este proyecto? ¿Lo logrará?
-Sí, lo voy a conseguir. Absolutamente, absolutamente. Lo digo tres veces, absolutamente.
-Y después, ¿dónde vivirá, en Madrid?
-Afortunadamente, mi casa es España y elegí España en el año 90 como punto de base. Eso no evitará que viaje muchísimo porque cuando eres emigrante te conviertes en ciudadano del mundo. Pero mi casa es España.
-¿Cuánto tiempo se quedará en Euskaltel?
-Lo que haga falta para conseguir nuestro objetivo.
-¿Se ve siempre en el grupo?
-Siempre es una palabra muy larga. En Jazztel estuve nueve años; en Case Technology, diez, y en el grupo Cable & Wireless, 7. Hay momentos que cuando has hecho tu trabajo, hay que dar paso a nuevas ideas y nuevas energías. Mientras me necesiten y tenga la pasión que tengo hoy, me quedaré.
-¿No se anima a comprar una casa en Galicia? Así su compromiso con esta tierra será mayor.
-Todo llegará.
-¿De verdad? ¿Dónde?
-Un miembro de mi consejo tiene una casa en Sanxenxo y no hace más que invitarme. El mar me fascina. Me han dicho que esa zona es muy apta para mis intereses.
-¿No lo descartamos para los próximos meses?
-Bueno, dame tiempo porque ahora mismo estamos trabajando mucho. No tengo tiempo para mirar casas [Risas].
Hay quien define a García como un killer frente a sus competidores. Parece que solo es una cuenta de explotación. Pero si se escarba en él, afloran sentimientos. Prefiere que no se cuente, pero su perro Billie le arrancó alguna lágrima.