Los hosteleros gallegos no encuentran personal cualificado para el verano

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

LA GALICIA ECONÓMICA

Cocineros y camareros se encuentran entre los perfiles más demandados durante esta época

08 jul 2019 . Actualizado a las 16:37 h.

La operación se repite cada verano. Empresarios del sector turístico de toda Galicia, cuelgan en sus negocios tentadoras ofertas de trabajo para cubrir el pico de consumo que trae consigo una de las épocas más frenéticas del año. Y, como viene sucediendo de un tiempo a esta parte, encontrar perfiles adecuados para este propósito se convierte en un verdadero quebradero de cabeza.

Hosteleros, propietarios de bares y restaurantes aseguran encontrarse cada verano con muchos problemas para dar con profesionales cualificados. Y la demanda de trabajadores no para de crecer cada año. Según un estudio publicado por Adecco, esta campaña estival generará más de 74.000 contratos en Galicia y entre toda esta oferta destacará el sector turístico y de hostelería. Entre los perfiles más solicitados destacan los cocineros, camareros o preparadores de pedidos.

Y el problema tiene difícil solución. Porque los entendidos de la hostelería aseguran que no es tanto una cuestión de sueldo, como de las propias características de la profesión. Trabajar cuando el resto de la gente descansa, con jornadas partidas y centrando los picos en el fin de semana arrastran al sector. Tampoco ayuda la reputación que tienen ciertos perfiles: «El cocinero tiene mucha proyección y es una figura ciertamente mediática, pero el que hace el servicio en sala, el camarero, es una profesión hasta cierto punto denostada. Hay que empezar a hacer estos puestos más atractivos y cuidar a estos profesionales porque son muy necesarios», explica Marta Fernández, directora del Centro Superior de Hostelería de Galicia (CSHG). Para esta profesional, son muchos los problemas que explican la carencia empleados: «Es cuestión de dinero porque en muchos casos no está bien pagada, pero también tenemos el inconveniente del intrusismo y además hay condiciones que no son atractivas como las largas jornadas. Y hay que sumar la poca proyección que tiene esta profesión, en la que muchos ven que hay poca capacidad de ascender».

EDUARDO PEREZ

«Trabajamos cuando el resto de la gente disfruta»

S. C.

«Ahora ser cocinero o saber de vinos está de moda y las modas no nos benefician, más bien creo que son un arma de doble filo», sentencia Adrián Felípez, dueño del restaurante Miga, en A Coruña. Este hostelero asegura que se encuentran a menudo con gente que no tiene conocimiento pero que, viendo el tirón que tiene el sector en la actualidad, busca hacerse un hueco. «Aunque el escaparate gastronómico es muy chulo, todo lo que es el backstage es menos bonito de lo que parece. Trabajamos cuando la gente disfruta, cuando hace sol, y aún por encima el horario partido es duro. Y cuando no eres un apasionado de esta profesión y te encuentras con todas estas circunstancias se te cae el mundo encima y acabas por dejarlo», explica.

Felípez asegura que a él le resulta muy difícil encontrar personal adecuado para su negocio porque no busca «alguien que simplemente carrete de platos o un freidor de patatas congeladas». «Para mí este negocio es mi pasión, es mi vida y necesito gente tan comprometida como yo». Lo más complicado es encontrar gente con mucha formación. Y si ya es difícil hallar empleados, el caso se agrava con los robos de personal. «Hace unos meses, llegó un empresario y ofreció a dos de mis cocineros una oferta de trabajo que estaba fuera de la realidad. La aceptaron y ahora se encuentran en el paro», asegura.

Andrea Regueiro

«El sector se ve afectado por la dificultad para conciliar»

M. Mosteiro

Germán González regenta un establecimiento en la frecuentada rúa Franco, uno de los enclaves más turísticos de la ciudad de Santiago. Este hostelero considera que «en Galicia y en España, por nuestra excesiva dependencia del turismo, siempre hubo dificultades para contratar personal cualificado en temporada alta, incluso en las épocas en las que el paro estaba en sus cifras máximas».

González asegura que el problema se centra, básicamente, en el hecho, de que la «búsqueda de los hosteleros de personal formado para trabajar en sus negocios se concentra y crece bruscamente en una época muy concreta del año, y no hay suficiente personal para cubrir la demanda de los hosteleros».

Y esta situación, añade, se repite cada año en Santiago. Pero no es el único lugar, porque la escasez de personal para este sector se produce prácticamente «en todos los lugares turísticos de España».

Germán apunta que, por otro lado, la hostelería se ve muy afectada por las «dificultades para conciliar la vida laboral y familiar durante todo el año debido las circunstancias especiales que tiene de por sí este sector». Pero en la época del verano los problemas se incrementan cuando hay menores a cargo. Muchos, en su opinión, intentan organizarse a lo largo de todo el año para «descansar en verano cuando los niños no tienen colegio».

Agostiño Iglesias

«La mayoría de la gente viene sin formación»

P. varela

La zona centro de Ourense y, especialmente, los establecimientos del Parque de San Lázaro y la calle del Paseo, concentran buena parte de la clientela que sale a las calles de la ciudad durante estos últimos días. Pero es precisamente la llegada del verano la que ha puesto contra las cuerdas a algunos hosteleros locales por la falta de personal.

En el Café La Coruñesa, uno de los más populares del casco antiguo, se multiplicaba estos días Madeleine Parra, una camarera que llegó hace cuatro años de Colombia y, desde entonces, está tras la barra del local. Ahora son cuatro compañeros, pero ella explica que «para que esto funcione a pleno rendimiento deberíamos estar seis en la plantilla». No es un caso aislado. Madeleine cuenta que, en verano, «los jóvenes no quieren estar esclavizados con un trabajo». Y que algunos prefieren trabajar nueve meses y descansar los otros tres. Ella lo vincula, en parte, a la ausencia de vocación por la profesión: «La mayoría de la gente viene sin formación, y otros que sí la tienen quieren seguir estudiando, pero no aquí».

En el Café La Coruñesa, en un día movido, pueden cruzar la puerta en torno a 200 clientes, calcula Madeleine. Un buen indicador, señala, es echar un vistazo a la mesa donde se amontonan los periódicos. Casi nunca hay alguno disponible.

MARCOS CREO

«O noso problema non ten unha solución sinxela»

S. C.

Francisco García colgó hace ya unas semanas un cartel con una oferta de trabajo a la puerta de su restaurante de Boiro. Busca incansable un cocinero para su negocio. Sin éxito. Y el tiempo apremia. Porque con las fiestas ya encima y el aterrizaje de los miles de veraneantes que recalan en esta localidad gallega durante los meses estivales, hacerse con el perfil adecuado para sus cocinas es una cuestión de vital importancia.

Pero este problema no es nuevo para este hostelero. En más de una ocasión -y no solo durante el verano- se han encontrado con dificultades para cubrir algunos de los puestos de su pizzería: «Non creo que sexa tanto unha cuestión de cartos, senón por outros problemas como que os que traballan na hostalería non poden saír polas noites, nin poden ter vida familiar os domingos pola tarde para ir a comer por aí, nin poden saír os sábados polas noites cos seus amigos de festa», explica García para después sentenciar: «E todo isto non ten una solución sinxela porque traballar sábados e domingos é algo que ven de por si coa profesión».

Este hostelero boirense asegura que muchos de los que han probado a trabajar en este sector acaban buscando otras opciones con horarios algo más cómodos como las conserveras o los supermercados.