Bufetes «on line» de bajo coste monopolizan las demandas aéreas

e. v. pita VIGO / LA VOZ

LA GALICIA ECONÓMICA

Oscar Vázquez

Las reclamaciones automatizadas ahogan con pleitos al juzgado de lo Mercantil

15 mar 2019 . Actualizado a las 13:39 h.

Dos nuevas tendencias de la abogacía están sepultando con una avalancha de expedientes los juzgados civiles de Vigo. Por un lado, los departamentos jurídicos de los fondos buitre y empresas de recobro, muchos con sede en países de baja fiscalidad, están reactivando ejecuciones de reclamaciones de deuda de hace décadas que compraron a la banca a precio de ganga. Por otro, dos plataformas on line, una con sede en Bilbao y otra en Madrid, ya monopolizan el 80 % de la carga de trabajo del juzgado de lo Mercantil número 3 de Pontevedra, con sede en Vigo. Estos dos bufetes han enviado desde enero 80 demandas de clientes de transporte aéreo que reclaman indemnizaciones por extravío de equipaje, retraso o pérdida de vuelos.

El juzgado tramitó cien demandas en total desde enero y el 80 % son por temas aéreos. «La gente ya no viene por el juzgado porque con darle a un botón ya reclaman. Se supone que esto era un juzgado para concursos de acreedores pero el mayor trabajo son transporte y derechos de la SGAE», cuentan fuentes jurídicas. Una clave fue la liberalización de los precios de la abogacía.

Estos bufetes on line ofrecen un formulario automatizado que el perjudicado cubre por Internet y solo cobran si ganan el pleito. Los ganchos son atractivos: «Reclama a golpe de clic» o «Sin complicaciones, solo cobramos si ganas». El afectado firma la documentación, la sube con su móvil o pecé a la web y la plataforma se encarga de gestionar el papeleo.

Los despachos automatizados especializados en el transporte aéreo se llevan una comisión respecto a la indemnización media de 400 euros que obtiene el pasajero. Y muchos casos los ganan sin entrar a juicio tras pactar arreglos con las aerolíneas. «Muchos asuntos ya llegan conformados», confirma una jurista.

Una portavoz de Reclamador.es asegura que ganan el 98 % de los pleitos. Disponen de cien profesionales y han gestionado 266.000 reclamaciones en toda España y recuperado 36 millones en indemnizaciones. «Todo es on line, sin asumir costes iniciales. Nuestro modelo de negocio es a éxito. No cobramos por adelantado. Solo cobramos, si ganamos, un porcentaje del dinero que recuperamos», afirma. Añade que «buscamos que reclamar sea lo más ágil, sencillo, transparente y cómodo para el cliente. En una sociedad on line, cada vez más servicios se están transformando eficazmente gracias al impacto de Internet y la tecnología. Defendemos sus derechos hablando el lenguaje de la calle».

Antonio Mariño, abogado vigués, llevó una demanda colectiva de 68 pasajeros contra una aerolínea y explica por qué tienen éxito estas plataformas: «Solo sale rentable si reúnes un grupo grande; entre todos pueden sufragar el coste del abogado. Para uno solo, esto es muy caro».

El letrado vigués David Alfaya, de Asesority Abogados, es experto en reclamaciones bancarias o laborales y su pequeño despacho apuesta por la misma fórmula. Su web está automatizada y anuncia: «Solo cobramos en caso de éxito». Admite que se parece más a una plataforma de reclamaciones que a un despacho tradicional. «Acerca las reclamaciones mucho más a los consumidores, sobre todo cuando se pacta cobrar un resultado», afirma. «Lo importante es ser siempre transparente e informar de las condiciones de forma clara y con una hoja de encargo», dice. Cree que la abogacía está cambiando de forma muy rápida y con Internet el despacho pequeño puede ser un competidor. «Encontramos nuestra oportunidad en Internet igual que lo hacen las plataformas. El que se beneficia al final es el consumidor», dice.

El laboralista Fabián Valero añade que las plataformas cubren un nicho de negocio automatizando el trabajo pero pueden suponer un «asesoramiento estándar» para una cuestión que quizás requeriría más estudio.

Un despacho tradicional: «Hay que cobrar, el trabajo es el mismo, se gane o pierda»

El letrado vigués Tomás Santodomingo advierte que «como todo lo low-cost, en asuntos importantes es un riesgo que te traten como un número. Las demandas se hacen como churros y eso no siempre se ajusta al asunto. En reclamaciones aéreas hay despachos que les compran a los clientes el asunto y así se lucran ellos. En mi opinión, si se pueden permitir otro despacho mejor no ir a uno de estos. Además en ciertos asuntos, a veces los bufetes tradicionales también tenemos éxito, es cuestión de verlo antes».

Ignacio Pérez Amoedo, de un bufete especializado en tráfico y corredurías de seguros, apuesta «por un servicio personalizado» y comenta que nunca le llegaron quejas de las plataformas ni suponen competencia en su sector.

La abogada Esther Lora lleva un par de pleitos por retrasos de aviones a causa de la última huelga de transporte aéreo. «Son casos complicadísimos de ganar, es un pleito antieconómico porque se reclama una cantidad muy pequeña y el coste judicial es muy alto. El trabajo es el mismo, se gane o se pierda». «Ahora los honorarios son libres y cada uno puede cobrar lo que quiera pero parece poco ético no cobrar por el trabajo si pierdes la imparcialidad y objetividad y te conviertes en parte del procedimiento», dice.

La letrada Josefina Barros dice que «es una forma de desmerecer nuestra profesión y se debe cobrar en función del trabajo y las gestiones que hacemos y no del resultado. Es una forma de captar clientes cuando sabes casi seguro que vas a ganar y lo vendes así. Y otras veces se oferta y luego se cargan otros conceptos».