Cada empleado de Ferroatlántica se iría al paro durante un año

LA GALICIA ECONÓMICA

JORGE PARRI

La plantilla exige que se reactiven los hornos para empezar a negociar

20 feb 2019 . Actualizado a las 01:06 h.

Las dos jornadas de negociación en Madrid del expediente de regulación de empleo temporal (ERTE) planteado por la empresa Ferroatlántica, que afectaría a unos 260 trabajadores en Cee y Dumbría y a 122 en Sabón (Arteixo), solo sirvieron para evidenciar las enormes diferencias que existen entre las pretensiones de la compañía y lo que estarían dispuestos a aceptar los trabajadores. Aunque está todo aún en el aire, el expediente de regulación, tal como se plantea, afectaría al 100 % de la plantilla durante dos años, excepto para los empleados de las centrales hidroeléctricas de la Costa da Morte, y durante algo más del 50 % del tiempo de trabajo. Esto es, cada uno de los empleados iría un año al paro.

Sin embargo, la plantilla no está dispuesta a este tipo de concesiones porque considera, según los representantes de la CIG, que son los únicos de Cee y Dumbría que están presentes en Madrid, ya que la empresa y los sindicatos estatales vetaron al resto de representantes, que las medidas propuestas constituyen «un auténtico despropósito», ya que no existen causas objetivas que lo justifiquen. «O que fai Ferroatlántica é un exercicio de futuroloxía, colle a bola de cristal e augura os prezos do mercado que mellor lle conveñen para dicir que vai entrar en perdas e xustificar un ERTE, que é unha fraude. E faino así porque a empresa está dando beneficios: o ano pasado as vendas chegaron case aos 400 millóns de euros, a cifra máis alta dos últimos catro anos», aseguran desde el sindicato.

Durante las reuniones, que se prolongaron hasta pasadas las 18.30 horas de este martes, la empresa puso sobre la mesa un escenario futuro verdaderamente negro, en cuanto al precio de las materias primas, de la energía y del coste del producto final. Algo que le haría entrar en pérdidas este año y el que viene, que es para los que plantea el ERTE.

Pero los trabajadores no entienden en qué medida puede ayudar este recorte laboral a paliar esos contratiempos y la grave crisis financiera que atraviesa la compañía del grupo Villar Mir integrada en la multinacional Ferroglobe. Ya que las ventas del año pasado se acercaron a los 400 millones de euros, los trabajadores, que suponen un coste de un 9,4 % de ese dinero, entienden que poco pueden aliviar la situación de la empresa, más cuando en un escenario de recorte de márgenes comerciales lo último que consideran que se debería hacer es reducir la producción.

La plantilla, siempre según los miembros de la CIG, que son los que están en Madrid, rechaza de plano el ERTE y exige para empezar a negociarlo que se reactiven los hornos paralizados a principios de año, dos en la factoría de Brens (Cee) y uno en la de Sabón, o al menos que se establezca un calendario para ponerlos en marcha a la mayor brevedad posible.

La empresa guarda silencio desde que se inició todo este conflicto y lo único que ha dicho públicamente es que el actual precio de la energía es inasumible.