Se acabaron las esperas en los bares

María Viñas Sanmartín
María Viñas REDACCIÓN / LA VOZ

LA GALICIA ECONÓMICA

Buleapp

Es una cuestión de tiempo y también de agilidad: BuleApp permite al cliente de un establecimiento hostelero acceder desde su teléfono móvil a la carta y, desde ahí, hacer el pedido, añadir consumiciones en cualquier momento, pedir asistencia y solicitar la cuenta

18 feb 2019 . Actualizado a las 11:08 h.

La idea, como muchas, surgió de pasar un mal rato en carnes propias. Cuentan Alberto García y Jesús Rodríguez, buenos amigos desde hace tiempo, que un buen día, sentados en una terraza a la espera del camarero, fueron conscientes de lo más que hartos que estaban de sentarse y aguardar, de acabar a destiempo sus respectivas consumiciones, de querer repetir y que el personal ni estuviese a la vista, ni se acercase, de estar pendientes continuamente de que les hiciesen caso. «Pensamos, hay que buscar una solución a esto -recuerda ahora García-. Con la idea en la cabeza, nos dimos cuenta de que necesitábamos a alguien con un perfil informático». Y fue entonces cuando se unió la tercera pata del equipo, Aitor Arias. Así se engendró Buleapp, una app, gratuita para el usuario y todavía en fase de desarrollo, que permite hacer pedidos desde la mesa de un establecimiento hostelero, en cualquier momento, sin atención directa del camarero, solicitar asistencia o pedir la cuenta. Desde esta herramienta, el usuario puede acceder a la carta del local en el que se encuentra, seleccionar lo que desea consumir y enviar su pedido, directamente, a una tableta en posesión del personal, en la barra o directamente en la cocina. La comanda será recibida a través de una notificación.

«El funcionamiento es muy sencillo -explica Rodríguez-, en la carta física del restaurante hay un código QR que el usuario debe escanear con su aplicación móvil . Esto le permitirá acceder al menú completo, con toda la información que el local desee incluir (alérgenos, ingredientes, recomendaciones…), y una vez ahí escoger platos y consumiciones». Incluye, además, la opción de añadir breves comentarios, por si el cliente quiere especificar cómo quiere la carne o si prefiere la ensalada sin cebolla, por ejemplo, y por último, dos cestas, una parcial -cada pedido- y una total -la suma de todos los que se vayan haciendo durante la estancia-.

«Si quisiese llamar al camarero, porque tuviese alguna duda con un plato (o cualquier otra necesidad), también podría hacerlo desde la aplicación a través de un botón», añade Jesús. Con Buleapp no solo se terminan así las incómodas esperas, la experiencia del consumidor mejora considerablemente: en cualquier momento, el cliente puede repetir consumición sin hacer malabarismos para que el personal repare en él, el proceso resulta más claro porque el pedido queda registrado en el programa y el pago se agiliza. «Cuando uno quiera liquidar lo consumido, solo tiene que acceder al carrito total y elegir cómo hacerlo, todo junto o fraccionado, una opción pensada para grupos, especialmente jóvenes, que suelen repartir la cuenta y pagar por separado». «La idea es que, además, se pueda pagar ya directamente desde la aplicación».

«Intentamos optimizar al máximo el tiempo en el mundo de la hostelería -comenta Rodríguez-, intentar facilitarle el trabajo a los camareros y a los dueños del local, y a los usuarios ofrecerle la libertad de gestionar ellos mismos su menú al ritmo que deseen, sin prisas y sin esperas». «Estamos trabajando para incluir varios idiomas y para que la herramienta sea lo más segura y rápida posible -continúa Arias-. También, escalable, que tenga capacidad para crecer y asumir un número grande de usuarios sin perder calidad ni velocidad».

La acogida, en general, coinciden los tres, está siendo muy buena, a pesar de que hay hosteleros que, al principio, recelan. La colonización tecnológica todavía genera desconfianza en el flanco más tradicional del sector; ellos mismos son conscientes de que hay modelos, como bares de copas o restaurantes exclusivos, en los que BuleApp no tiene cabida. «Está enfocada, sobre todo, a negocios del día a día, cafeterías con terrazas o locales con varias plantas, por ejemplo». Y no, insisten, su app no tiene intención alguna de «quitarle» el trabajo a nadie. «Con esta herramienta, el local tiene la garantía de que en todo momento el cliente va a estar atendido, el personal se libera de trabajo para dedicarse a otras cosas, permite aumentar la rotación de mesas y fomenta el consumo impulsivo: «Si me apetece otro refresco lo pido, sin esperar a que acabe el resto para encargar otra ronda».