Camilo Dacal falleció a los 77 años y dejó una huella inolvidable en el ambiente deportivo de la provincia
29 oct 2024 . Actualizado a las 17:50 h.El fallecimiento de Camilo Dacal Alonso, a los 77 años, causó un lógico sentimiento de duelo en los corrillos del balompié provincial. Y a quien no le suene mucho el nombre, seguramente habrá oído hablar en algún momento de Camilo do Galaico, en referencia a aquel entrañable club nacido casi con vocación familiar a finales de los años sesenta en la capital ourensana.
Su bar en la calle Doctor Fleming, en una zona de salida y llegada de los autobuses de línea en aquella época, se convirtió en una especie de cuartel general del club y, por extensión, del que quisiera apuntarse a cualquier tertulia futbolera. El Concello le adjudicó el campo de Vilar de Astrés y el primer equipo llegó a una Preferente que en esos tiempos era más semejante a una Tercera División. Más tarde, con Mario Guede en la coordinación deportiva del Club Deportivo Ourense, se creó una estructura casi autonómica con una fusión que contó con técnicos muy reconocibles, desde Pepe Vilachá o Jorge Regal a Peluso. Y también los primeros pasos de jóvenes futbolistas como los hermanos Currás.
Porque en el Galaico era fácil encontrar a varias generaciones de familias que siempre vivieron cerca del esférico. Y eso sin olvidar anécdotas como la del primer gol en la historia del club, obra de un tal Alfonso Vilachá. El profe siempre reconoció que para él era un «tremendo honor» figurar en esa hoja de los anales del club y haber coincidido con Camilo y sus inseparables Delmiro y Víctor, entre otros personajes que arrimaron el hombro para que los jóvenes ourensanos corrieran tras el balón vestidos de blanquiazul.
Es un legado que además que tenía personalidad propia, la de aquellos directivos que se rascaron el bolsillo en más de una ocasión y que lo mismo pasaban la tabla al campo, buscaban socios o empresas que echaran una mano en el capítulo de publicidad o se montaban en su propio automóvil, para transportar a cualquier chaval que completara la alineación o la sesión de entrenamiento de ese día.
Son muchas las generaciones de ourensanos que pasaron en algún momento de su trayectoria deportiva por el Galaico y por eso persiste en el tiempo una reunión convocada cada año para hacer memoria y reunir a los que fueron compañeros y rendían pleitesía cada año a Camilo, una figura inolvidable en el ecosistema del balompié provincial.