La liga más extraña

José Francisco Cores ENTRENADOR DE FÚTBOL

FUTBOL GALLEGO

Imagen del partido de Preferente entre el Puebla y el Ribadeo, que luchan por la permanencia.
Imagen del partido de Preferente entre el Puebla y el Ribadeo, que luchan por la permanencia. MARCOS CREO

«La competición nos deja una serie de puntos discutibles y un año de claroscuros con un actor principal: la Real Federación Galega de Fútbol»

28 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La temporada baja el telón con la emoción de siempre pero aliviada por haber salido airosa de una pandemia  y la conclusión del ejercicio fue la mejor noticia para el fútbol.

Los diferentes clubes del fútbol gallego reaccionaron de una forma positiva y con una gran ilusión al comienzo de la competición, aunque sin poder aparcar la preocupación por el coronavirus. Sin embargo, ¿qué liga nos encontramos tras el covid? ¿Es la misma competición de siempre? No, y aunque admite todo tipo de matices, nos deja una serie de puntos discutibles y un año de claroscuros con un actor principal: la Real Federación Galega de Fútbol.

Como primera evidencia del cambio, dar por finalizadas las competiciones de la anterior temporada —aunque jurídicamente quizás no había otra solución— sin descensos y con ascensos a través de un mecanismo exprés creó una situación excepcional, que causó un exceso de equipos en las diferentes competiciones. Si a ello añadimos que en las bases de competición de Tercera RFEF se establece que descenderán tantos equipos como sean necesarios «para conformar grupos de 16 equipos la temporada 2022/2023», provoca que haya un torrente de descensos en cascada por el peligroso efecto dominó, lo que llevó a muchos clubes a impugnar las bases de competición. Entre otros motivos, al considerar que la reducción de equipos a dieciséis es contraria a lo dispuesto en el Reglamento General RFEF, máxime cuando dicho texto normativo sigue previendo la posibilidad de que por descensos de uno o dos clubes de Segunda RFEF a Tercera RFEF, el grupo podrá quedar constituido de manera supernumeraria, en 21 equipos o 22.

En este contexto, pienso que la RFGF, no tuvo una percepción de futuro, ni supo ver una serie de indicadores que adivinaban un histórico e inevitable desenlace, sin estudiar conjuntos o sistemas de posibilidades para una lógica y necesaria reestructuración de las competiciones. A modo de ejemplo, plantearía algunas propuestas, abiertas a la reflexión. La primera pasa por el reajuste y reestructuración de algunas categorías o la creación de nuevas, y la segunda que, quizás fuese la más acertada y justa al principio de la competición, se haga aplicando una vigencia de dos años en el tiempo para igualar los equipos de cada liga.

Entiendo que un sistema de competición debe diseñarse siguiendo un principio de orden, secuencia y coherencia en favor de generar un interés deportivo, social, económico y sobre todo clasificar de manera justa y correcta a los participantes de una competición deportiva. Pero el ente federativo, diseñó un plan competicional que ha cambiado el formato de las ligas y la manera de competir y que afectará al futuro de muchos clubes que sufrirán un duro golpe, tanto en su camino deportivo como económico.

Es verdad que todos aceptamos competir, muchos entre la resignación, la crítica y la obligatoriedad de jugar, pero es ahora, finalizada la competición, cuando muchos ven lo injusto e ilógico que puede ser este formato, con un diseño irracional, donde el fino hilo de una derrota o victoria, cambian de forma decisiva tu objetivo, beneficiando a quien estaba en el abismo y arrastrando al mismo a quien hizo las cosas bien en la fase regular.

Qué dirá la SD Sarriana, con 57 puntos en la primera fase, líder indiscutible, y a la que un mal resultado en Arteixo le ha truncado sus objetivos. O en nuestra zona el Artes y el Aguiño, quinto y sextos clasificados en la fase regular, y que pierden la categoría. 

Competición adulterada

Pero lo más sorprendente de la temporada es que la RFGF, haya abierto un nuevo plazo de inscripción de futbolistas cuando estaba cerrado, sin plantearse si ello suponía la adulteración de la competición. Cambiar las reglas del juego en mitad del partido acarrea problemas legales y, aunque se lo permita el artículo 54, han generado indignación en muchos clubes. ¿Por qué lo volvieron a abrir, quién lo ha solicitado? ¿Se le ha consultado al resto de clubs en la toma de decisiones de tanta trascendencia?. La respuesta es no.

Toda decisión de modificación de las bases reguladora, debería cuando menos llevarse a estudio y consensuar un informe favorable de la mayoría de clubes, para evitar beneficiar a unos pocos pero perjudicar a muchos, a los que, ajustándonos a la fecha de cierre de inscripción, sorprendió sin poder reaccionar a tiempo, con gastos comprometidos y presupuestos cerrados.. Como es posible que la RFGF, a 48 horas de la finalización del curso, dude en la interpretación de las bases de competición en los descensos por arrastres de los terceros clasificados de los subgrupos, cuando queda una jornada final decisiva para el futuro de muchos conjuntos; no lo sé, pero son demasiados vaivenes que hacen que la noción de justicia sea bastante compleja, a veces tan sombría que es difícil percibir.

Un antes y un después 

La pandemia encendió unas alarmas que aún siguen sonando y los cambios en el fútbol llegaron sin avisar. La mayoría de las territoriales diseñaron las competiciones por proximidad geográfica y este criterio debería estudiarse de cara al futuro, trabajando en una competición más moderna, atractiva y con un mayor interés social.

De hecho, la llegada de la pandemia nos ha dicho que no dejemos pasar una oportunidad histórica de reordenar las competiciones y los clubes se dividan en grupos en base a su cercanía geográfica, creando nuevos grupos o dividiendo el territorio de otra manera, no lo sé, pero buscando un mayor interés social y deportivo donde la gente volviese a hablar de fútbol y regresasen los derbis y rivalidades históricas que ayudarían a ganar una competencia entre equipos, desplazamientos más cortos con un menor coste, motivación y mayores ingresos económicos.

Se cierra al fin una campaña que nadie va a olvidar. Fueron meses de incertidumbre, donde se tomaron medidas que no contentaron a todo el mundo, con cambios y vaivenes que cambiaron las reglas del juego en mitad de la partida, pero no seré yo quien diga ¿qué es justo y qué es injusto? Son las asambleas las que nos dan la voz y no el silencio y consentimiento al que estamos acostumbrados

Al final quienes cumplan sus objetivos, que lo celebren, quienes no, que serán muchos, resignación y a seguir trabajando