Sanciones contra padres violentos

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

FUTBOL GALLEGO

Mónica Irago

Varios equipos gallegos cuentan con una normativa estricta con castigos para los progenitores conflictivos, que incluyen la expulsión del club

23 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La batalla campal vivida el domingo, con los padres de los jugadores como protagonistas, en un partido de infantiles de Baleares, sigue removiendo conciencias y muchos ya se plantean la necesidad de tomar medidas al respecto. La Federación balear acordó ayer clausurar los campos de los equipos involucrados (Alaró y Collerense) e informar a la Oficina de Defensa de los Derechos del Menor sobre lo ocurrido. La delegada del Gobierno en Baleares, María Salom, ya recibió el acta del árbitro y el vídeo del partido para que pueda actuar también en consecuencia.

En Galicia, algunos clubes ya se han adelantado y desde hace un tiempo cuentan con un régimen sancionador hacia los padres que se extralimiten en los terrenos de juego. 

Arousa

Ya sancionó a un padre. A finales de octubre del año pasado el padre de uno de los jugadores del equipo infantil agredía a un auxiliar del colegiado. Dos días después la comisión deportiva del club determinó su correspondiente respuesta al progenitor: un mes sin poder ver los partidos de la cantera arlequinada.

La agilidad y concreción del Arousa fue posible gracias a la incorporación en noviembre del 2011 de la figura de los padres de los jugadores al reglamento de régimen interno. «Nas reunións previas de inicio da tempada fáiselles saber aos proxenitores da existencia do regulamento de réxime interno, cos seus dereitos e cos seus deberes», explica el portavoz de la comisión deportiva, Eduardo Carregal.

El presidente del club, Manolo Abalo, declara que «os árbitros equivócanse, pero os pais tamén o fan ás veces, e cando o fan pagámolo os fillos, os clubs, e o fútbol. Algo hai que ter detrás» para poner coto a estas situaciones. 

Boiro

Expulsión del equipo en las faltas muy graves. La Escuela de Fútbol Municipal Concello de Boiro también cuenta con un código interno, que afecta a padres e hijos, y que busca prevenir conductas que atenten con los valores que se deben inculcar a través del deporte. El mismo se divide en tres tipos de faltas: leve, grave y muy grave. Las ausencias a entrenamientos, la falta de respeto a rivales o compañeros o el mal uso de las instalaciones son algunas de las infracciones que se consideran leves. La agresión a miembros del club, compañeros, árbitros, público y rivales está contemplada como grave, al igual que la mala actitud con compañeros, técnicos y contrarios. Por último, las más punibles, las muy graves, serían una agresión física desmedida, actos de indisciplina o injurias que deterioren la imagen del club. Así, si alguien tiene una falta leve se le da un toque de atención. Si se trata de una grave, la entidad puede denegar el acceso a los partidos al infractor. Por último, si se trata de una muy grave, la consecuencia más directa es que el joven sería expulsado de la escuela. «Ao comezo da tempada fixémoslle chegar a normativa que hai dentro da escola aos pais. Pareceulles ben, non houbo pegas. Teñen que controlarse polo ben dos seus fillos, calquera acción repercute neles», apunta el director de metodología de la escuela y entrenador del Compostela, Yago Iglesias. 

Val Miñor

Impedir la entrada a los padres, como primera medida. En el caso del Val Miñor, que solo tiene equipos base, tienen recogida en el reglamento de régimen interno la medida de prohibir el acceso a los padres que sobrepasen ciertos límites -faltas de respeto continuadas que lleguen ya a incomodar a otros padres y a los propios niños, insultos a árbitros...-. El objetivo es que no se vean perjudicados los futbolistas, con lo que se pone sobre aviso a los padres, pero si no lo cumplen se expulsa al niño del equipo. De hecho, ya tuvieron dos casos y ahora están inmersos en otro tratando de ver si hay un cambio de actitud o tienen que tomar medidas. Es un padre de prebenjamines (6 o 7 años) que arremetió contra árbitros de 12 o 13. 

A Estrada

Un código, como medida disuasoria. El director deportivo de la Escola Estradense de Fútbol Base, Marcos Piñeiro Pacheco, señala que a nivel de club «temos unha serie de normas pero nunca se deu o caso de tomar medias con ninguén». «Temos unha especie de código interno para pais, rapaces, adestradores e directivos e todos teñen coñecemento. No caso dos pais hai medidas previstas se hai jaleo, desde prohibirlle aos pais a entrada ata a expulsión do rapaz», apunta.

Información elaborada por Pablo Penedo, Álvaro Sevilla. Míriam Vázquez y Pablo Viz

Piden medidas para acabar con la violencia contra las mujeres en el fútbol gallego

La Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales de O Baixo Miño (Adavas) propuso ayer a la Federación Galega de Fútbol y al parlamento gallego que adopten iniciativas para evitar los insultos machistas en los terrenos de juego. Esta entidad considera que las descalificaciones por ser mujer que sufrió la colegiada Lorena Novás en el campo del Louro Tameiga deben marcar un antes y un después en el mundo del deporte gallego. La presidenta de la asociación, Ana Vicente, recomienda que se pongan en marcha iniciativas para frenar la violencia machista que se han emprendido en otras comunidades. Destaca la campaña Cero Insultos en la Bancada que desde febrero del año pasado habilita a los árbitros de la Federación Catalana a detener un encuentro e incluso suspenderlo en cualquier categoría si escuchan insultos, actitudes xenófobas o de violencia machista en las gradas. Esta iniciativa permitió que la árbitra Marta Galego interrumpiera un partido de segunda regional cuando alguien del público la increpó con una expresión machista idéntica a la que sufrió Lorena Novás.

Adavas considera que los insultos que recibió la colegiada Lorena Novás en Mos, por los que fue sancionado un miembro del cuerpo técnico del Louro Tameiga, no son un caso aislado. «Árbitras e xogadoras están máis que fartas de comentarios, insultos e violencias cotiás que as ningunean, humíllanas e oféndenas polo só feito de ser mulleres», lamenta Ana Vicente, para las que pide algo más que comprensión, sino «ferramentas e recursos regulamentarios para non ter que soportar por máis tempo estas inaceptables situacións».

Esta entidad cree que ante las agresiones machistas no hay otro camino que un reproche social contundente, que sucede tras medidas legislativas y reglamentarias, así como con campañas de sensibilización y de prevención de las violencias machistas y que tendrían que estar dirigidas no solo a niños y adolescentes, sino también a directivas, responsables deportivos, padres, madres y aficionados que asisten a los encuentros.