Presidentas contra corriente

FUTBOL GALLEGO

Oscar Vazquez

Solo dos de los clubes de Preferente Sur de fútbol tienen a mujeres al frente. Ambas narran su experiencia

03 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Les encanta el fútbol desde la infancia y presiden clubes de este deporte. El perfil parece invitar a pensar en un hombre, porque de hecho, los 18 equipos restantes de Preferente Sur tienen a uno como cabeza visible. Pero las máximas dirigentes de Pontellas y Mondariz, Marta Costas (Mos, 1977) y Sandra González (Mondariz, 1985), son una excepción que asumen con normalidad.

Tienen en común que nunca pensaron verse donde están. «Yo entro en el club porque juega mi hijo. Me piden que eche una mano en la gestión desde enero del año pasado y al final me hacen una especie de encerrona en la asamblea para que coja el cargo», recuerda Costas. Ante la tesitura de asumir la responsabilidad o que el Pontellas pudiera desaparecer, apostó por la primera opción. Algo similar le ocurrió a Sandra. «Jugaba mi hermano y llevo cinco años en la directiva. Nadie se presentaba y...», comenta.

Pero que a priori no quisieran no significa que estén ahí por casualidad. Quienes les rodeaban vieron en ellas a las personas idóneas. «Aparte de gustarme el fútbol desde siempre, trabajo en el asesoramiento de empresas. Tocaba encarrilar al club, porque había algún problemilla, y fue sobre todo por eso», señala la presidenta del Pontellas. Su homóloga del Mondariz trabaja en una fábrica textil. «Nada que ver. Me encanta el fútbol y sabían que iba a picar, pero llegas y empiezas de cero. Sabes un poco de oídas lo que te toca hacer por los años que llevas en la directiva, pero te tienes que ir familiarizando poco a poco».

Por una parte, piensa que es mejor romper con lo anterior. «Puedes borrar cositas que no se habían hecho del todo bien y en ese sentido es bueno», dice Sandra. En el caso de Marta, ha seguido una línea más continuista. «En algunos puntos no he partido de cero y así el reto es mayor», señala. Ambas aseguran que sus jugadores y sus directivas ?por cuyo trabajo están muy agradecidas? las recibieron con los brazos abiertos. Pero hay algo que a las dos les sorprendió sobremanera. «Vivía el fútbol como aficionada, y desde dentro te choca que tengan unas expectativas tan altas en esta categoría. Pero es bonito», reflexiona Marta mientras Sandra asiente. «Tienen mucha ambición, quieren ganar siempre».

Otro nexo común son unos inicios de Liga nefastos que, eso sí, resolvieron de maneras opuestas. El Mondariz cambió de entrenador tras siete semanas sin conocer la victoria. «El mes de octubre no lo pude pasar peor. Pero había que tomar una decisión y los jugadores lo tenían claro que era esa». Marta eligió la continuidad. «Nosotros perdimos nueve y la presión es increíble. Coincidieron dos lesiones graves, pero el juego era bueno y sabía que no era problema de entrenador ni jugadores», recuerda. Ahora los dos están en mitad de la tabla.

Nuevas en el cargo pero con años de fútbol a sus espaldas

Si se habla de mujeres y fútbol, el tema del machismo siempre es inevitable. Aunque raramente se han sentido discriminadas, sí les ha ocurrido en alguna ocasión. «Situación complicada no diría que he vivido, pero sí alguna fuera de lugar. El día que pierdes es todo feo y el que ganas todo bonito. Como la cosa vaya mal empiezas a oír cosas, pero es mucho mejor no escucharlo», analiza Sandra. Las malas rachas fueron el momento idóneo. «Directamente no te lo dicen, pero en esas semanas agónicas seguro que lo pensaron. Si no lleváramos bien esa presión no podríamos estar aquí», valora Marta.

No se habían parado a pensar que solo son dos presidentas ?«sí sabíamos que muchas no éramos», coinciden?, pero sí perciben que el encuentro con el dirigente rival en los partidos a muchos les sigue chocando. «En el Mondariz nunca antes hubo una presidenta. A veces te viene uno del otro equipo que ya lo ves venir, que te saluda en plan ‘¡una tía! ¡Esta va a ir bonita!’, pero la mayoría reaccionan con normalidad». Cree que la actitud de unos y otras es diferente. «Los hombres se creen que saben mucho de fútbol y nosotras parece que lo tenemos que demostrar. Parece que tú estás aprendiendo y nunca vas a saber tanto como ellos. Yo estoy aprendiendo porque soy nueva como presidenta, pero llevo muchos años viendo fútbol», reivindica Sandra.

Si se les pregunta por sus funciones, se hace el silencio momentáneamente. Les es imposible enumerarlas. «No sé cómo resumirlo. Tienes una junta a la que guías, pero para todo tienes que estar tú: organizar partidos, horarios, ocuparte de la base… Aunque delegues, y yo tengo la mejor secretaria del mundo, hay muchas cosas que no queda más remedio que que las hagas tú», dice Sandra. Por eso la jornada laboral se acaba juntando con las tareas de sus clubes. «Es salir de la oficina e ir al campo. Todos los días. Y el fin de semana partido tras partido. O te gusta el fútbol, o es imposible», añade Marta.

Sin plantearse el futuro «más allá de mañana», aseguran tras sus primeros meses, y pese a verse forzadas en cierto modo, están contentas. «Para mí esto es un aprendizaje. Una vez que estás dentro quieres pelear y eso te genera satisfacción», dice Costas. González confirma: «Te pones una meta e intentas conseguirla. Sabes que habrá momentos felices y otros malos, pero si no creemos nosotras, quién lo va a hacer».