Una cumbia del espacio exterior aterriza en Galicia

FUGAS

Juan Antonio Partal

Los Mejillones Tigre presentan «Me gustó más el libro», una apuesta por el «garage» tropical que se hará oír en Vigo, A Coruña y Lugo

31 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Jaén es indiscutiblemente el rey del aceite. El llamado mar de olivos, con más de medio millón de hectáreas. Úbeda, con cerca de 30.000, es uno de los municipios con más presencia de este cultivo. Allí, en la casa de Joaquín Sabina, se juntaron por azar hace ya siete años varios amigos para improvisar un bolo que salió a las mil maravillas.

La combinación de estilos que mostraron les hizo ser más ambiciosos. Estaban ante el nacimiento de su futuro grupo, los Mejillones Tigre. «Nos pareció un nombre cojonudo para una banda al ver la mezcla que habíamos hecho con cumbia, garage y canciones medio punk. Nos salió natural empezar a sacar temas nuevos», explica Ramón Fernández, que no estuvo en Úbeda pero es integrante y fundador del grupo a los mandos de la percusión. El curioso nombre surge de la devoción que tienen todos sus miembros a los mejillones tigre que cocina la madre de Juan Francisco Vázquez, Iñaki, el cantante y compositor principal.

«Yo no tengo olivos, pero te traigo el ritmo», cantan en Bugalú, uno de los temas de su nuevo disco, Me gustó más el libro; con la inestimable colaboración al piano del compositor jienense Chico Pérez. Para hacer los suculentos mejillones solo hace falta un chorrito de aceite. Del mismo modo que, para sacar adelante los temas de su disco más trabajado, este grupo arrojó chorros de chicha peruana, doo-wop, garage o el propio bugalú que bautiza el séptimo tema de su nuevo álbum.

No era fácil resumir lo que significa su música, pero finalmente encontraron un término que aunaba todas sus intenciones: el garage tropical. «Hacemos rock and roll, psicodelia, muchos estilos de los sesenta que mezclamos con la cumbia, el bugalú y la guajira. No teníamos una forma rápida de decirlo, así que nos inventamos este término para decir que es todo lo que sea bailable y dentro del espectro del rock», explica Ramón.

UNA MIRADA MUY PERUANA

Su música, eso sí, tiene el reflejo rojiblanco de la bandera de Perú: «Es una influencia grandísima por todas las bandas que surgieron en los sesenta y en los setenta por cómo trataron la psicodelia y la música progresiva». Pero no todo queda ahí. Los Mejillones Tigre han apretado al máximo el cuentakilómetros de su furgoneta. Una buena cantidad de horas en el vehículo que son la prueba definitiva de su ánimo de beber de muchos estilos. «En la furgoneta escuchamos desde heavy metal hasta Antonio Molina. Nos gusta todo. Una música te va llevando a otra y así vas abriéndote camino», explica Fernández.

Su amplia gama de estilos converge en su nuevo disco. Uno de los mayores orgullos de la banda por cuánto pulieron todo hasta el más mínimo detalle y, también, por cómo grabaron el álbum. «El disco lo grabamos totalmente en analógico. Nos hemos tenido que adaptar a las 24 pistas del grabador. Hemos hecho en directo toda la base rítmica, guitarra, bajo, batería, las voces juntas también. Al hacerlo así hemos tenido que trabajar mucho lo que queríamos y lo que no», cuenta Ramón. El álbum es el resultado de dos semanas de encierro en el Cobertizo de Carlos Díaz, un estudio de grabación de Granada.

Los Mejillones Tigre quieren dar ahora un paso adelante con su amalgama de estilos. «Sé que algún día me tocará. Se que algún día tiene que ser», proclaman los Mejillones en el tema homónimo Tiene que ser, que comienza precisamente con la percusión de Ramón. «En este disco hay muchas cosas: viento, teclado, piano, percusión y algunos instrumentos raros. Este esfuerzo por grabar a la antigua ha hecho que el disco suene más auténtico y más natural. Es un proceso precioso», añade Fernández.

Pero este grupo de amigos jienenses no solo disfrutan exprimiendo al máximo su cumbia, también perfilando con humor e ironía sus letras. Soy mejor que tú es una disección milimétrica del cuñado moderno; Cumbiando el espacio, que abre este trabajo artístico, es un viaje tan intergaláctico como psicodélico que relata una situación tan común y universal como es verse perdido en este complicado mundo y A mi ritmo se baila describe a ese tipo que siempre quiere llevar la razón y el mando. «Ya lo sabes, hagas lo que hagas siempre llegar tarde», cantan aquí los Mejillones. «Es nuestra manera de ser. Cuando cuentas algo es mejor hacerlo desde un punto irónico. No se trata de caer en la broma, sino de evitar ponerse trágico. Incluso para denunciar algo que te parece injusto, si lo haces demasiado serio puede parecer panfletario. La ironía te hace abrir un poco más las lecturas que puede tener un tema», explica el percusionista de la banda.

Este grupo de acordes invertebrados visitará próximamente varios puntos de Galicia. Su primera parada será el 31 de octubre en La Fábrica de Chocolate de Vigo. Un día después pasarán por la Mardi Grass de A Coruña y, el 14 de noviembre, cierran este periplo gallego en Lugo, en la Sala Jagger. «Nos gusta mucho Galicia. Somos bastante de buen comer y es uno de los mejores lugares. Es uno de nuestros sitios favoritos porque siempre nos han tratado genial. Además, los mejillones tigre son originarios de Galicia. Lo que más nos gusta es ir en verano, la verdad es que nos da la vida», explica Ramón, que suma experiencias en varios municipios y en festivales como el Felipop o el Riviera Sacra.

Vigueses, coruñeses y lucenses podrán disfrutar de la cumbia y de la chicha jienense de este grupo con camisas de colores. Es otra de sus particularidades: los Mejillones siempre van uniformados. Aunque sus vestimentas han ido cambiando con el tiempo. De hecho, lo harán de nuevo muy pronto. Para esta etapa apostaron por camisas coloridas, en sintonía con la portada de su álbum, decorada del mismo modo con cinco colores en formas discontinuas.