Viaje con Chéjov, Borges y Kafka al corazón del alzhéimer

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¿Por qué nos cuesta ver la demencia?, ¿qué tiene que ver Chéjov con el hemisferio izquierdo del cerebro y con el síndrome de Capgras?, ¿y Descartes con la incapacidad de sentir? Dasha Kiper responde con sencillez y maestría en un libro que dialoga con Oliver Sacks desde la particularidad de varios casos reales de demencia

10 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene una historia singular Dasha Kiper, psicóloga clínica que ofrece un extravagante pero acogedor viaje al corazón del alzhéimer. Varios viajes, una suerte de interraíl de la demencia que ayuda a ampliar miras. Dasha Kiper se estrenó en el trabajo de cuidar cuando era estudiante de posgrado en Columbia. Con 25, se mudó a vivir con un hombre de 98. «No lo había planeado, no estaba segura de querer hacerlo...», relata con gotas de humor al inicio de esta colección de casos reales de demencia de Viajes a tierras inimaginables, que llevan hábilmente engarzadas referencias a piezas como la Metamorfosis de Kafka, Funes el Memorioso de Borges, El mundo de ayer de Zweig o a esa conciencia redentora de los personajes de Chéjov. Dasha Kiper debuta como cuidadora de un superviviente del Holocausto en el Bronx y esa experiencia inaugural abre un gran diálogo con el eminente Oliver Sacks.

Más de 55 millones de personas en todo el mundo viven con una demencia y se prevé que esa cifra se triplicará en el 2050. Pero no es la alarma de los números, sino el consomé de la letra lo que más invita a entrar en el mundo del cerebro enfermo y en el del cerebro del cuidador, que a veces se vuelven siameses. Si leen a Kiper, entenderán...

¿Por qué nos cuesta ver la demencia?, ¿qué tiene que ver Chéjov con el hemisferio izquierdo del cerebro y con el síndrome de Capgras [que lleva a creer a los pacientes que sus familiares son impostores]?, ¿y Descartes con la incapacidad total de sentir? Estos Viajes, que ayudan a profundizar desde la particularidad en la comprensión y el abordaje del alzhéimer, le ponen un vistoso traje de relato al rigor, tienen un aire a los Relatos inesperados de Dahl. El alzhéimer no borra el yo, matiza la autora. Y a veces la demencia se parece, asombrosamente, a la personalidad... Eso aprendemos (mucho más) en estos viajes estrambóticamente familiares que nos llevan al corazón de la demencia, que se aloja en el pecho del cuidador.