Marcos Coll, músico: «Tocar blues me flipa, pero es una música que no es mía. La de raíz, me nace del corazón»

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Depedro, Adrián Costa, A Pedreira o Abril serán algunos de los invitados del concierto que ofrecerá en Santiago el sábado 14

06 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice Marcos Coll que lo de integrar la armónica en la música de raíz gallega o ibérica no es algo nuevo, pero lo cierto es que nunca habíamos tenido una referencia tan cercana, evidente y excitante como Nómade, el disco que el armonicista compostelano grabó bajo la producción de Depedro

Un disco que Marcos Coll ya había presentado en directo en A Coruña, Ferrol y Fisterra, pero no en su ciudad. «Quería que en Santiago pudieran estar Jairo (Depedro) y el resto de los invitados que grabaron en el álbum», comenta. Y efectivamente, así será. El sábado 14, al escenario de la sala Capitol, además de Marcos Coll y su banda, subirán Depedro, Javi Collado, Alfonso Franco con sus dos hijos, Claudia Abril y Hugo Franco y A Pedreira, «que aunque no participa en el disco, me tiene fascinado», apunta el armonicista.

—¿Estará también Adrián Costa, la otra mitad de Los Reyes del K.O.?

—Sí, por supuesto. No grabó en el disco pero tenía que estar porque Adrián forma parte de mi ADN.

—Los Reyes del K.O. debe de ser uno de los grupos gallegos más recordados. ¿A qué crees que se debe?

—No lo sé. Nosotros también flipamos con eso. Siempre decimos, «bueno, ya han pasado muchos años, ya se habrán olvidado de nosotros». Pero no. De hecho, este verano hicimos los festivales de Cazorla y el de Béjar, y en Madrid la sala Sol se llenó con 15 días de antelación...Debe ser que dejamos buen recuerdo

—¿Os planteáis hacer una gira o ya no puede ser?

—Puede ser. No cerramos ninguna puerta. Lo que pasa es que los dos estamos muy liados con nuestras cosas. Yo estoy encantado con lo que estoy haciendo ahora. Son mis temas, mis raíces... A ver, a mí tocar blues me flipa pero no deja de ser una música que no es mía, que pertenece a otra cultura. Entonces, ahí siempre vas a a ser solo un intérprete. En cambio esta, me sale de otra parte del corazón.

—«Nómade» es el disco que nunca esperas de un armonicista. Una gratísima sorpresa, desde luego.

—No creas. La vinculación de la armónica casi exclusivamente con el blues es muy de occidente. Por ejemplo, en Asia, que yo toco allí todos los años, la armónica es un instrumento superpopular y allí el blues es muy minoritario, es algo como exótico. El jueves [por ayer] me voy a la India a un festival de armónica y me llevan porque quieren que sea la primera vez que toque en él un armonicista de blues.

—¿Hay antecedentes de discos de raíz con la armónica como protagonista?

—Sí, claro. En Irlanda, por ejemplo, hay muchos.

—¿Y en Galicia?

—También. El programa de música tradicional de TVG, Alalá, tiene dos episodios dedicados a la armónica, porque se tocaba mucho en los pueblos. La armónica era como el acordeón barato. Entonces, en todas las músicas está presente.

—Yo he de reconocer que nunca habría esperado escuchar a Marcos Coll haciendo una muiñeira.

—Es algo que siempre había querido hacer. Desde que empecé a tocar la armónica, yo estaba flipado con el blues pero siempre había querido de poder tocar otros tipos de música. Lo que pasa es que yo tengo mucho respeto a las músicas populares y pensaba que para tocar música gallega, a pesar de que la he oído toda la vida, me tendría que poner a estudiar a saco. No sabía por dónde empezar. Fue Depedro quien me dio la clave. «Tú intenta sacar los recuerdos de las melodías que tienes en tu cabeza, melodías que te suenen». Así que empecé a improvisar sobre un ritmo de una muiñeira y me di cuenta de que me salía natural porque es algo que lo llevamos interiorizado. En cualquier caso, siempre me gusta inicidir en que Nómade no es un disco de folklore, es un disco de música popular con sonidos de nuestras raíces.

—Esa indagación en las músicas de raíz, ¿ha sido algo puntual o tendrá continuidad?

—Tendrá continuidad, claro. De hecho, ya tengo bastante avanzado en el segundo disco. Tengo muy claro que este es el camino por el que voy a tirar. Por supuesto, yo voy a seguir trabajando con músicos de blues como Will Jacobs o con Dorrey Liles. Pero ahí no toco como como líder de la banda, yo soy el acompañante de.

—Llevas 20 años viviendo en Berlín, ¿no te tienta volver a Galicia?

—No solo me tienta, es que ya estoy mirando casas. De aquí a dos años, como mucho, cojo a mi mujer y a mi hijo y nos volvemos a la tierra. Primero, por circunstancias personales: yo tengo dos hermanas discapacitadas, mis padres se hacen mayores y quiero echar una mano. Y además, porque ahora mismo Galicia está de puta madre para vivir. Yo ahora en Berlín toco como mucho una vez al mes, porque ya no hago el circuito de los bares y clubes. Así que lo único que necesito es un aeropuerto cerca. Y en Galicia, tengo Santiago, tengo Oporto, puedo ir a Madrid en tres horas y media... Es perfecto.

—¿Cómo ves la escena musical gallega?

—Me parece que hay superbuen rollo. Hay músicos muy jóvenes tocando que te cagas. Y me flipa el rollazo que tienen los chavales que están haciendo folk. Porque se han quitado los complejos. Ya no van de folkis. Son chavales que visten como corresponde a su generación, que les gusta el reguetón pero que también les gusta su música tradicional. Y eso me mola. Es como los chavales que tocan blues en Chicago, no van vestidos a la antigua usanza sino de hiphoperos.

—¿Qué te dio Berlín que no encontrabas en Galicia?

—Berlín me dio la escena del blues, que en aquel momento era mucho mejor que la de Madrid. Y ahora es al revés. La escena del blues en Berlín está muy de capa caída.

—¿Y en Galicia?

—En Galicia está bien. Cuando yo empecé éramos cuatro gatos y nos conocíamos todos. Y ahora, yo que siempre he estado al tanto de lo que se hacía, hay muchas bandas que ni conozco, lo que significa que está muy activa.

—¿A lo mejor nos falta un gran festival de referencia?

—Hay cosas. Está el Outono Códax, que siempre trae a artistas muy top, como este año a Fantastic Negrito. Hay festivales en Sarria, en Fisterra... Suele haber conciertos de artistas internacionales en Santiago, en Ferrol, en A Coruña... Yo creo que hay escena. Lo que nos vendría guay es que hubiera un par de negros que se quedaran a vivir en Galicia y enseñaran a los músicos de primera mano.

  • SANTIAGO. CAPITOL. SÁBADO 14, 21.30. 18,70 EUROS