Erica Benner sacude y desarma, desde la primera página de su ensayo Aventuras en democracia, nuestra visión del gran contrato social al que en Occidente nos hemos aferrado desde hace más de dos siglos. ¿Y si una forma de gobierno basada en debates interminables entre ciudadanos mal informados no es la mejor para enfrentarse a los enormes retos que tenemos hoy? Hablamos de guerras, desigualdades, fenómenos migratorios, desastres medioambientales. ¿Y si lo dejamos todo en manos de tecnócratas expertos para guiarnos ante estos desafíos? La filósofa ya nos avanza que no, que debemos insistir con la democracia, pero también eludir la autocomplacencia y la arrogancia. Lo que los antiguos griegos denominaban el hibris: una percepción irreal del poder que se tiene.
Benner se vale de su vivencia personal para hacer un ágil e ingenioso recorrido por las democracias modernas. Nació en la joven democracia impuesta por los vencedores estadounidenses en Japón tras la II Guerra Mundial, pasó la adolescencia en Reino Unido, vivió en Polonia, Sudáfrica, Estados Unidos o Alemania y enseñó en Oxford y Yale. Nos habla de los mitos fundacionales, de cómo tapar con olvido y disfrazar con heroísmo las verdades incómodas que dieron origen a la democracia nipona, de las cenizas nucleares, o la estadounidense, esclavista y segregacionista. Le obsesiona en su libro la igualdad que persigue en vano la democracia frente a la tiranía. Advierte sobre cuando la primera tiende hacia la segunda, de cómo los demagogos logran monopolizar el poder, y nos receta que, para mantener las democracias vivas, interactuemos con todos sus participantes, por mucho que las opiniones del contrario nos parezcan aborrecibles. Evitar ese hibris para entender a los millones de fieles a Donald Trump o Viktor Orban.
La democracia no es perfecta, pero sí el único sistema donde la gente puede «hablar, criticar, amar y votar sin miedo», nos recuerda.
Aventuras en democracia, Erica Benner
Editorial: Crítica
Páginas: 256
Precio: 21,75 €