Marc Ros, cantante de Sidonie: «Lo más importante del rock es el pelo, déjate de canciones y poesías»
FUGAS
Sidonie llega al Recorda Fest de A Coruña hoy. «Dua Lipa nos copió porque se fue a la misma piscina a hacer el mismo videoclip que nosotros», confiesa
06 sep 2024 . Actualizado a las 14:03 h.Llevan 27 años recorriendo «carreteras infinitas» para subirse a muchos escenarios. Ahora, sus seguidores llevan a sus hijos a los conciertos. A Marc Ros —vocalista del grupo Sidonie— le daba algo de vértigo, pero ahora le parece precioso. Presumido, amante de la lectura y experto en meditación, el artista afirma estar preparado para la batería de preguntas.
—He leído que Galicia es especial para vosotros...
Lo es por varias razones. La primera es que a uno de nosotros le corre sangre gallega por sus venas, que es a Jes Senra. Senra, como sabes, es un apellido gallego. Está nuestro Jes y después está Sen Senra, que es otro artista que admiramos mucho. A lo largo de los años, hemos hecho muchos amigos en Galicia, porque es la comunidad donde hemos tocado más veces. Incluso más que en la nuestra, que es Cataluña. Y además, un vínculo para mí, es la poesía de Rosalía de Castro, Emilia Pardo Bazán y otros grandes escritores que tenéis por ahí, que a mí me flipan. Después está la comida.
—Todo el mundo dice lo de la comida...
Es que si no lo digo es para matarme. Sé que es un tópico, pero no puedo dejar de decir que lo que coméis debéis recordarlo cada día. Estáis en un Disneyland de la gastronomía, tenéis mucha suerte.
—Sé que los tres sois muy presumidos, así que espero que la humedad de aquí no te estropé el pelo...
Esa es una buenísima pregunta, justamente fui ayer a la peluquería a hacerme un tratamiento de keratina [risas]. Es una pregunta y respuesta muy del rock, porque lo más importante del rock es el pelo, déjate de canciones y poesías. Estoy preocupado porque pienso: «¿Qué pasa si se me vuelve a rizar por culpa de la humedad?» De todas maneras, una cosa que tenemos en común los gallegos y los catalanes es que al vivir cerca del mar, sabemos perfectamente lo que es la humedad y los desastres que provocan en el pelo [risas].
—¿Tenéis las expectativas altas para el Recorda Fest?
La verdad es que yo siempre las tengo altas, en cualquier tipo de escenario. Sí que es verdad que es muy diferente a lo que hemos estado haciendo este y otros veranos. Somos un grupo no tan conocido como el resto del cartel. Venimos del indie, vamos a compartir escenario con grupos que no vienen de ahí y va a ser interesante. Yo me tomo cada concierto como si fuera el último. A veces sí que vas a hacer conciertos en sitios donde hace mucho calor y piensas: «No voy a aguantar», o te hacen tocar en un horario que no te gusta... Pero dices: «Cuidado, porque tienes mucha suerte de estar en un escenario, y esta podría ser la última vez que lo hicieras».
—¿Con qué canción crees que vibra más la gente en vuestros conciertos? No vale decir «Carreteras infinitas»...
Te diría que «Estáis aquí». Con «No salgo más» también pasa, y es muy guay, porque con miembros que ya tienen unos 50 años, y que llevan 27 años de carrera, no suele pasar que una canción del último disco sea de las más exitosas del repertorio [risas].
—Ahora que hablas de «Estáis aquí», te voy a leer un comentario que ha dejado un fan en Youtube. Dice: «Tienes un mal día, tu mujer se divorcia de ti, fallecen tus mejores amigos, pero por alguna razón esto te anima al día. ¡Viva la música!» ¿Es por estas cosas por las que hacéis las canciones?
Totalmente. Antes de atenderte estaba en pijama, en mi casa, haciendo canciones, porque es mi trabajo. Y entonces se te olvida por qué nos dedicamos a esto. Tenemos que ganarnos el pan, obviamente eso está claro, pero cuando vas por la calle, a veces te encuentras con gente que no te pide fotos, ni autógrafos. Simplemente te dice: 'Gracias por hacerme la vida más fácil'. Da un subidón que te cagas. Tú eres periodista y tu papel en la sociedad es el de informar a la gente. El nuestro es el de hacerle la vida más fácil y entretenerlos. El filósofo George Soros decía: 'Esto no es un mundo bonito para vivir, es un mundo curioso'. Como nos ha tocado vivir esta curiosa vida, debemos ayudarnos los unos a los otros. Si se hacen canciones y a ti te sientan bien, pues oye, me dedicaré a esto, ¡si puedo!
—Con vosotros me pasa un poco lo mismo que con grupos como «La la Love You», que aunque escribáis canciones con letra triste, transmiten felicidad...
Es muy pop esto. Es como revestir de la cultura pop, el dolor. Por ejemplo, si tú miras un cuadro de Warhol, como el de Marilyn, sabes que ahí le está saliendo una tragedia, de las tragedias más conocidas del siglo XX. Pero él lo convierte en pop. Seguramente un niño delante de ese cuadro dirá: «¡Oh qué bonito, qué colores más vivos!». Esto es la magia del pop, que es lo que nosotros hacemos. Podemos hablar de mierda, pero que te hace bailar y cantar para hacerlas más llevaderas.
—Lleváis 27 años en esto, una vida. Ahora los fans no son los camareros de los locales, sino los padres y las madres de esos camareros...
¡Correcto! No te das cuenta de que te has hecho mayor hasta que hablas con ellos y te sueltan eso de que te reconocen porque su madre o su padre son fans de Sidonie. En nuestros conciertos ya van familias. Al principio era un poco rayante porque claro, tú no quieres ver a niños pequeños aquí, porque esto es el rock, tío. El rock tiene que ser algo amenazador y peligroso. Entonces te das cuenta que no, que el rock es maravilloso, nos ayuda a vivir mejor y es precioso que vengan niños a vernos con sus papás [risas].
—Lo que decís en la canción «No salgo más» me imagino que no lo habréis cumplido...
No, no mucho. A tu edad no te pasa, pero a la mía las resacas se han convertido en una cosa bastante seria [risas].
—Pues tengo que decirte que con 26 cada vez me cuesta más salir...
¡No me digas eso! [risas]. Es interesante. Imagínate a los 50, que no puedes dejar de salir porque es divertido, te pasan cosas, y además tengo esa vena periodística que tú tienes. Por las situaciones creo que se parece bastante nuestros trabajos. A mí me interesa saber lo que dice la gente, entonces cuando salgo, intento no dar la chapa yo, sino que me la den. Es bastante fácil porque normalmente me dan la chapa sin problema. Pero claro, cuando salgo, a mí me apetece beber y ese es el problema. Ya no me sientan las copas como me sentaban hace 20 años. Tengo que elegir muy bien el día que voy a salir y con quién [risas].
—¿Alguna vez os habéis sentido el peor grupo del mundo?
Sí, por eso el título de la canción y del disco. La cosa es que nosotros nos creíamos la mejor banda y nos creemos la mejor banda del planeta. Porque si tú haces una media de lo feliz que está uno compartiendo escenario con Axel y con Jes, de que tenemos alguna canción buena y algún disco bastante interesante... Estás en el mejor grupo del mundo, que somos nosotros. No tengo ninguna duda ahí. Cuando teníamos 24 años realmente es que lo creíamos hasta que haces un concepto malo y después te conviertes en todo lo contrario. Para superarlo tienes que aceptarlo. Siendo el peor grupo del mundo nos hemos convertido en una banda muy longeva. Haciéndonos humildes nos hemos convertido en una banda. Es el mayor éxito de Sidonie.
—En el disco «El regreso de Abba» hay una canción que habla como de hacer frente a un ataque de ansiedad. ¿Has experimentado alguno?
Sí, con unos 23-24 años. Aún no me dedicaba a la música profesionalmente y trabajaba en una fábrica mientras el grupo hacía conciertos. Eso es muy de working class hero, ¿eh? Yo llegaba el domingo por la noche a Barcelona y al día siguiente tenía que trabajar con toda la resaca emocional y no emocional. Fue ahí cuando me dio la primera crisis de ansiedad que tuve en mi vida, no sabía lo que era. Desde entonces he vuelto a caer en algunos periodos de ansiedad, la intento controlar con mis trucos. El más importante de todos es la meditación. Me pongo muy nervioso antes de los conciertos y no me da vergüenza ninguna admitirlo. De hecho, ahora que somos cuatro en el escenario cantamos el «Om» y cada vez que nos pilla algún técnico se quedan con una cara de: «¿Qué hacen estos lunáticos?» [risas]. La verdad es que a nosotros nos calma mucho, nos va muy bien.
—¿Lo habéis pasado bien colaborando con «Mujeres» y «Ladilla Rusa»?
Sí. La canción ha sido un desastre comercial, pero lo importante es que el éxito ha sido el maravilloso día que tuvimos grabando con ellos y haciendo el videoclip [risas]. Esperaba más de ella a nivel de popularidad. No ha sido así y no pasa absolutamente nada. A lo mejor algún día descubrimos que somos número uno en Corea del Sur o en Billboard. Y esto también dice mucho de no solo de Sidonie, sino de la Ladilla Rusa y Mujeres. No nos vamos a engañar, tú intentas llegar a cuanto más gente mejor, pero en esta canción, espero que tú estés de acuerdo conmigo, no hay estrategia comercial por ningún lado. Ha sido para pasárnoslo bien.
—¿Ninguno de los tres se animó a usar el «hula hoop» para el videoclip de «Maravilloso»?
No, porque ya teníamos a Kat, que es una chica ecuatoriana maravillosa que tiene ese talento, el de bailar el hula hoop como nadie en el mundo [risas]. Creo que es mi favorito. Está dirigido por Laura Obiols, que hizo muy buen trabajo. Intentamos basarnos en dos películas musicales francesas que son Los paraguas de Cherburgo, y Las señoritas de Rochefort porque son estéticamente atractivas. Nos inspiramos en ellas para hacer el videoclip y después Dua Lipa nos copió. ¡Esto ponlo, eh!
—¿Cómo que Dua Lipa os ha copiado?
Claro, porque se fue a la misma piscina a hacer el mismo videoclip que nosotros. Yo pensé: 'No me jodas, tío. Alguien ahí ha visto nuestro videoclip' [risas]. Pero te voy a confesar una cosa. En los 90, Kylie Minogue grabó un videoclip en esa piscina, que son las piscinas municipales de Barcelona, las de Picornell. Esa fue nuestra influencia, y yo te la cito. A mí Dua Lipa me encanta, así que hago un llamamiento desde aquí: «¡Dua Lipa, cita tus fuentes también!» [risas].
—«Muerto el cantautor, muerta la canción», pero espero que queráis que sigan sonando vuestras canciones cuando ya no estéis...
Eso es muy humor gallego ¿eh? [risas]. Realmente sí, pero tampoco me importa mucho. La música son vibraciones en el aire, representa que esto viaja por el espacio de forma infinita, eterna. Hace que el universo colapse. Si que me hace ilusión que algún día estas canciones lleguen a generaciones futuras o seres extraterrestres, sería fantástico. No sé qué van a pensar de nuestras canciones, pero me gustaría que tengan contacto con nuestra música. Por eso, cuando esté muerto, lo estaré y punto. Es lo que quiero decirte. No hago nada en mi vida para que trascienda, para que sobreviva a mí. Por ejemplo, yo no tengo hijos, pero si los tuviera, nunca sería para conservar mi apellido o mis genes. Con lo cual mis obras, mis canciones, tampoco las hago por eso, las hago porque la gente las disfrute en el momento.