Guns n' Roses llegan dispuestos a arrasar

FUGAS

VICTOR LERENA

El concierto del año en Galicia tendrá lugar el próximo lunes en Vigo. Axl, Slash y Duff McKagan revivirán el mito rock de los 80 y 90

09 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Unos lo tienen y otros no. No hay que darle más vueltas. Lo que ocurrió con los Guns n' Roses de 1987 es que lo tenían todo: el sonido, las canciones, la imagen, la actitud, el don de la oportunidad y, sobre todo, un talento que rebosaba en el caos de un grupo totalmente suicida. En medio de aquella locura colectiva había una banda salvaje caminando por la cuerda floja del rock and roll way of life. Entregó una obra maestra absoluta: Appetitte For Destruction. Un disco que reivindicaba el rock de los 70 y que, pese a tener conexiones con el metal de los ochenta que le precedía, lo llevaba todo a un lugar más felino y urbano. Un callejón mugriento en el que se mezclaban Aerosmith con los New York Dolls, a los Rolling Stones con los Sex Pistols y a AC/DC con Motörhead. Ahí surgió algo extraordinario que iba a perturbar a toda una generación.

Los Guns n' Roses fueron la banda de rock más grande de finales de los ochenta y principios de los noventa. Una formación que le devolvió el mordiente al género mientras en el underground se estaba cocinando la explosión alternativa que vendría después, capitalizada por Nirvana. Al contrario que ellos, Axl Rose, Slash, Duff McKagan, Izzy Stradlin y Steve Alder —la formación mítica— no miraban a lo minoritario, ni tenían intención de representar valores algunos de integridad indie. No, deseaban ser gigantes, llenar estadios, cometer todo tipo de excesos y hacer discos enormes. Nunca volvieron a lograr el impacto de aquel. Se pasaron de frenada con los dos volúmenes de Use Your Illusion (1991), que mesurados hubieran hecho un álbum único formidable. Entregaron un anecdótico The Spaghetti Incident? (1993) compuesto por versiones de sus favoritos. Luego, se desnaturalizarían, cayendo miembro a miembro hasta quedarse solamente Axl al frente de la nave. Cuando se editó Chinese Democracy (2008) más de uno se preguntó si lo que quedaba de banda todavía se seguía llamando así.

Entonces, allá por el año 2012, se llamó a la puerta del Ayuntamiento de A Coruña para que esos Guns n' Roses en los que solo quedaba Axl tocasen en el Coliseum. No cuajó. Se miraba a un horizonte de 5.000 personas, una cifra ridícula al lado de lo que se podrá ver en Balaídos el próximo lunes. Han cambiado mucho las cosas, claro. Los Guns que se verán ahora son los de la reunión del 2016, que si bien no replican la formación legendaria, sí que lograron colocar de nuevo sobre el escenario juntos a Axl Rose, Slash y Duff McKagan, recreando 29 años después el rock desquiciado de los primeros días. Desde entonces llevan tocando con 61, 57 y 59 años, respectivamente. Con ellos están el guitarrista Richard Fortus, los teclistas Dizzy Reed y Melissa Reese y el batería Frank Ferrer.

Juntos revisan un repertorio pensado para el fan, con una buena parte del Appetite for Destruction (entre siete y nueve temas), una selección de los Use Your Illusion y varias versiones. Lo que desean los hoy cuarentones y cincuentones para recordar su vibrante juventud. Lo de soltar un «esto sí que es música y no lo que escuchan los chavales ahora» es opcional.

«It's so Easy», el libro de Duff McKagan revisando todo el fenómeno

Lanzado al mercado español en 2021, las memorias de Duff McKagan ofrecen mucho más de lo que «a priori» se podía pensar. Superando el relato de los excesos y la locura de los Guns n' Roses, en su lectura se palpa la vida obstinada de un joven nacido en el punk y que se agarra el rock como una tabla de salvación. Reflexiona sobre la vida, la amistad, el amor y los riesgos asumidos, dando mucho más de lo que parecía.