«Ventisca»: otro niño que desaparece, otra historia que cautiva

FUGAS

La historia que nos presenta esta novela, distinguida con el Premio de las Librerías de Francia en el 2022, se lee en un suspiro pero sacude en cada página

19 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El argumento puede parecernos familiar: un niño desaparece en medio de una fuerte tormenta de nieve. Para seducir todavía más al lector, la escritora, Marie Vingtras, sitúa la acción en un territorio a la vez exótico e inhóspito: la helada Alaska. Un punto de partida que no es novedoso, pero que siempre suele dar en el clavo y cumplir su objetivo: enganchar al que lee. La historia que nos presenta Ventisca (Nórdica), reconocido con el Premio de las Librerías de Francia en el 2022, innova, sin embargo, en su trama y en la construcción de los personajes. A diferencia de lo esperado, ninguno parece sentir demasiado la pérdida del pequeño.

La acción de esta novela, que se lee en un suspiro, nos traslada a la búsqueda contrarreloj del niño. No sabemos si alguien lo ha raptado, si lo ha devorado una fiera o si se ha perdido engullido por la nieve. La historia avanza a través de los personajes que habitan el remoto pueblo en el que vive el crío, y avanzamos. Capítulos breves, donde todos hablan en primera persona. Los secretos se suceden y las vidas de los protagonistas van cobrando sentido, o al menos lógica. La que se necesita para entender qué los ha conducido hasta este rincón remoto.

Todos son almas atormentadas, y en el centro de sus pensamientos está el lugar del que forman parte. La naturaleza, el paisaje de esta Alaska tan fría como difícil, es el hilo que une y estructura la historia. Es un personaje más, que influye en las vidas y en las decisiones de sus vecinos, que intentan conseguir lo imposible: domesticar lo salvaje, lo libre.

Y, mientras tanto, las reflexiones sobre las implicaciones que conlleva la paternidad, la culpa o la violencia que podemos guardar dentro, agazapada, sacuden en cada página. «Antes de tener hijos, te crees que tienes una vida plena y emocionante, que los acontecimientos insignificantes que le marcan el ritmo bastan para hacerte feliz. Después, calibras lo que será la vida cuando se hayan ido (...), nada que valga más que la felicidad de haberlos visto crecer, de niños titubeantes a adultos jóvenes que cuestionan tu mínima decisión». La carrera para dar con el niño es la tecla que hacía falta para cambiarlo todo, para desencadenar el desenlace.