Quique González: «El coche es el lugar donde más me gusta escuchar música»

FUGAS

El cantante pone fin a su gira en Santiago.
El cantante pone fin a su gira en Santiago. cedidas

El cantante que coló una luciérnaga azul en uno de los versos de luz más memorables del rock español cierra su gira actual en Galicia

05 feb 2023 . Actualizado a las 21:39 h.

Se encuentra en estos momentos Quique González en la recta final. El próximo 11 de febrero pone fin en Santiago a la gira de Sur en el valle, un último trabajo con todos los elementos para suponer un paréntesis en su carrera. «Eso creo que, en realidad, sucede en todos los discos. Mis canciones van en paralelo a mi vida y son un poco álbumes de fotos de una etapa para luego pasar a otra. Intento explicarme a través de las canciones sin premeditarlo mucho», explica.

­—Pero este tiene un punto «existencial», de preguntarse muchas cosas que parece responder a un momento que no tendrá continuidad. ¿Lo ve así?

—Es de los más introspectivos y más de preguntas que de respuestas. Estuvo condicionado por la pandemia y por este momento tan incierto que hemos vivido. Eso lo ha acentuado todo.

­—¿Siente miedo a quedarse sin inspiración?

—Sí, sin duda. Todos los que nos dedicamos a esto lo hemos sentido en algún momento. La composición tiene mucho de lucha contigo. Llevo 25 años en esto y te preocupan cosas como repetirte. Solemos dar vueltas a los mismos asuntos y, a veces, es complicado usar caminos diferentes. Por supuesto que he pasado por esas crisis.

­—Cuando acierta y encuentra el camino, ¿siente el placer del clic?

—Sí, busco constantemente ese momento. Para mí, de todo el proceso, lo que más me gusta y me emociona es terminar una canción que me gusta. Si yo no siento ese clic, va a ser muy difícil que sienta algo otra persona. Me da alegría y confianza.

­—¿Qué sintió cuando metió en un verso algo tan poco usual como «una luciérnaga azul» en un tema como «Vidas cruzadas», uno de sus grandes clásicos?

—Ese es un buen ejemplo. La composición de canciones tiene mucho de juego. Hay momentos en los que están intentando encontrar una palabra y aparece algo. De repente, cosas que aparentemente son casuales se convierten en sustanciales y en elementos inamovibles de la canción. Me pasa como oyente: escucho palabras que al principio me sacan de la canción, pero luego se convierten en algo sin lo cual no podría entender la canción.

­—Y se convierten en palabras especialmente carismáticas, a las que los fans imprimen un extra de emoción. Este verano, recién estrenada la normalidad, lo vi en el Atlantic Fest a pleno sol y fue tremendamente emocionante ver al público cantar ese verso.

—Hay canciones concretas dentro del repertorio en las que se da una celebración colectiva. Esos momentos me hacen pensar en lo bonito que es formar parte de algo, de mi banda y de la gente que está escuchando y viene a los conciertos y se junta alrededor de unas canciones que, encima, las has escrito tú. Eso es un momento increíble y una de las razones por las que nos gusta tanto este oficio.

­—Mira constantemente en el espejo del folk-rock americano. Ahora ha aparecido un súbito interés por muchos artistas rock y pop por el folk peninsular. ¿No le ha picado a usted esa tendencia?

—Hay un tipo de canciones que pertenecen a un folklore que has tenido que vivir y escuchar desde pequeño para hacerlas con credibilidad y solvencia. A mí me gusta el folk, el rock americano, el blues y la canción de autor. Más o menos me he ido movimiento entre eso a lo largo de estos años, porque es la música que he mamado desde pequeño. Pero admiro a bandas que están funcionando con un estilo tradicional. Dan continuidad a géneros que de otro modo se perdería.

­—¿Qué escucha usted en el coche?

—Escucho muchísimo a Lucinda Williams, por ejemplo. También a Joe Hendry. Como oyente, el coche sigue siendo el lugar donde más me gusta escuchar música. Hacerlo con el movimiento tiene algo como que las canciones te están ayudando a viajar y cogen muchas veces otros vuelos y resultan mucho más evocadoras.

­—¿El coche es el equivalente a lo que un día fue la habitación adolescente?

—Estoy de acuerdo. Es un lugar de refugio muchas veces. De soledad e intimidad. Pero cuando viajo con mi hija ella es la que pone la música y entonces no se cumple todo esto.

­—¿Ha hecho descubrimientos así?

—Mi hija tiene 4 años y me ha hecho descubrir música para niños, pero que se hace de un modo serio y sonando bien. Hay gente de Vetusta Morla que tiene una banda fantástica que se llama Chumi Chuma. También Marcos Cao, de la Sonrisa de Julia, tiene una banda, Billy Boom Band, de la cual mi hija es una gran fan. Eso ha sido un descubrimiento para mí.

Santiago Auditorio de Galicia, 11 de febrero, 20.30 horas, desde 24 euros