Desierto en la alta literatura: ¿por qué los grandes premios no tienen quien los gane?

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El jurado del Torrente Ballester, con Javier Peña y Susana Pedreira a la derecha, por los extremos, reunidos el pasado otoño.
El jurado del Torrente Ballester, con Javier Peña y Susana Pedreira a la derecha, por los extremos, reunidos el pasado otoño.

El Herralde y el Torrente Ballester, dos de los galardones literarios con más historia y relevancia de la narrativa en castellano, quedaron por primera vez sin un ganador en el 2022

20 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En común tienen años de historia y el afán de alentar la nueva narrativa española. Son dos de los galardones con más peso. Desde el pasado otoño, el Herralde y el Torrente Ballester comparten otra característica, por primera vez desde que nacieron, en 1983 y 1989, quedaron desiertos. «El jurado no alcanzó ningún acuerdo de consenso», justificaron en una nota de prensa desde Anagrama, la editorial catalana que promueve el primero de estos dos certámenes del que salieron autores como Álvaro Pombo, Enrique Vila-Matas, Javier Marías, Cristina Morales o Mariana Enríquez.

Solo unos días más tarde, desde la Diputación de A Coruña, la Administración detrás del premio que descubrió a Manuel Rivas con Que me queres amor? o a Ignacio Martínez de Pisón, anunciaba un veredicto similar. La modalidad en castellano del galardón que desde el 2016 reconoce dos obras en cada una de las dos lenguas cooficiales en Galicia no tenía ganador. En gallego el ganador fue Amador Castro por Pronto hei de volver.

«O que aconteceu é que había unanimidade para que estivese no debate a opción de deixalo deserto. Os cinco membros do xurado coincidiron en que non se daba a excelencia literaria en ningunha das obras», explica Susana Pedreira, la comisaria del Premio Torrente Ballester.

El escritor gallego Javier Peña fue uno de los que evaluaron los nueve textos finalistas. Los que pasaron la criba de la comisión que filtró entre unos 300 títulos. «Había obras dignas, pero un premio debe buscar la excelencia. Que la obra lo justifique y le dé prestigio, no premiar algo que es lo mejor que se ha presentado», expresa el autor que debutó con Infelices.

Otra escritora, Marta Sanz, formó parte del jurado del Herralde. «A cada miembro del jurado le gustaba una novela distinta y no pudimos llegar a un acuerdo. Ninguna suscitó un entusiasmo claro como nos había sucedido en ediciones anteriores, con Lectura fácil o República luminosa. Creo que es un modo de aquilatar el premio. Un premio desierto ni es un insulto ni una muestra de soberbia del jurado: es un acto de coherencia. Desde el punto de vista empresarial es una pérdida económica. Anagrama fue valiente al asumir esta decisión del jurado», expone Sanz sobre la postura del sello fundado por Jorge Herralde en 1969.

La coruñesa Esther Gómez, responsable de Moito Conto, fue la librera invitada para formar parte del jurado de la edición número 40 del Herralde. «Quedei tranquila. Un pouco entristecida? Quizais. Implica moita responsabilidade, aí están as ilusións de moitas persoas. Pero tes que tomar a decisión que che marca a túa responsabilidade e criterio lector. Ao mellor, noutros premios nos que se trata de buscar novos talentos é diferente», defiende.

Son dos de los más relevantes, pero en el 2022 hubo más convocatorias desiertas, como la Documenta de narrativa en catalán. Todo esto mientras las novedades editoriales apabullan. «A produción literaria en castelán é moi extensa. Ás veces, demasiado rápida. Moi mareante tanto para o lector como para nós. Ao final, é unha industria na que, moitas veces, ao feito literario anteponse o mercado», reconoce la librera coruñesa, que añade: «Hai un desexo moi grande publicar, máis que de escribir. A mostra é a extensa autoedición. Non creo que o pasado fose un bo ano literario, nin sequera nos grandes autores. Non foron as súas mellores obras, hai catro ou cinco excepcións».

Atrapados en la urgencia, por rotar los escaparates, por actualizar las carteleras de las plataformas audiovisuales... primar el sosiego es lo raro. «La producción de contenido veloz, fácilmente consumible, es mucho más importante que la producción de contenido de calidad. A veces, parece que escribir una novela sea simplemente ponerse delante del ordenador y juntar 70.000 palabras. La producción cultural tiene que ver con algo que te sale, y no con algo que sale porque hay una fecha. Incluso autores publicados y con éxito tienen que escribir una o dos obras al año», desliza Javier Peña.

Él imparte talleres de creación literaria. «Hace 30 años, cuando una editorial importante te publicaba, dabas un salto. Ahora no significa nada, ha variado mucho la percepción», apunta Peña. Para él, el no ganador del 2022 en castellano «es una prueba de respeto al premio».

«O desexable é atopar unha gran obra, pero aquí o que se premia é a alta literatura, antes de publicar a toda costa. Con iso protexemos a imaxe de prestixio dun premio coma este», remarca Pedreira, la comisaria del galardón que toma el nombre del escritor ferrolano reconocido con el Cervantes, el Príncipe de Asturias o el nacional de Narrativa. Lo positivo es que este 2023, como cada año, hay una nueva cosecha para leer.