—¿Qué puede aportar Mocedades a este tiempo, en el que parece que las voces están en desuso?
—Demostrar que cinco voces, haciendo música como la que hacemos, pueden seguir en activo e incluso hacer algo tan renovador como lo que estamos haciendo.
—¿Tendrán continuidad estos duetos?
—Sí, claro. Esto es solo la primera parte. En breve saldrán nuevos sencillos con artistas que, seguro, os van a sorprender.
—¿Cómo está el tema de la división de Mocedades? A veces no resulta fácil saber quién es quién en cada momento.
—Amaya tiene El Consorcio e Izaskun, Mocedades. No hay más.
—¿Y el Mocedades de Javier Garay?
—Mocedades lo fundaron a finales de los años 60 las hermanas Amaya, Izaskun y Estíbaliz Uranga. Nosotros tenemos un profundo respeto por todos los cantantes y músicos que han pasado por el grupo. Algunos emprendieron caminos distintos y fundaron otros grupos. Pero la única que ha permanecido de manera ininterrumpida desde el inicio es Izaskun. Y eso es lo que cuenta. La antigüedad, la trayectoria, la discografía y la legalidad. Amaya, Estíbaliz e Iñaki Uranga van como El Consorcio. Izaskun mantiene Mocedades. ¿Y el resto? Pues que vayan como quieran. Ya el público les dirá dónde tienen que estar.
—Sin embargo, hubo una batalla legal por la utilización del nombre de Mocedades.
—Hay una cosa en el argot jurídico que se llama aprovechamiento indebido de la reputación ajena. ¿Qué quiere decir eso? Que cuando ves que los proyectos funcionan es muy goloso querer aprovecharse y subirse al carro, pero el trabajo, la trascendencia y la trayectoria, eso no se compra en las farmacias. Eso se tiene o no se tiene.