Leticia Rey: «Yo entiendo la música como algo místico y espiritual»

FUGAS

Cris Andina

Un aterciopelado aquelarre en un club de jazz. Así es «Lux», el primer disco largo de la cantante gallega cuya voz no pasará inadvertida

24 jun 2022 . Actualizado a las 11:49 h.

De Leticia Rey (Vilar de Cruces, 1995) supimos cuando en el 2020 se hizo con el primer premio en el concurso de Estudios Mans para talentos emergentes. Por aquel entonces, únicamente tenía un tema grabado. El que presentó al certamen. Dos años después estrena Lux, la primera referencia del sello coruñés 10d10. Doce composiciones propias grabadas en directo en las que su imponente voz destaca sobre delicados arreglos musicales en clave de jazz, bossa nova y bolero. ¿Pero de dónde demonios sale todo esto?, es lo primero que el oyente se pregunta tras la escucha del disco. «Me nace del alma», responde su creadora. «En mi entorno no hay ningún artista ni ninguna inquietud musical muy explícita. Pero para mí es algo de toda la vida. Yo tenía tres años, casi no sabía hablar, y le pedía a mi madre que me presentara, como si yo fuese una artista que estaba en un programa de televisión».

Relata a continuación Leticia Rey que a los 11 años empezó a ir clases de solfeo, de piano y de guitarra. «Pero cantar me daba muchísima vergüenza». Hasta que a los 15 años, «por una encerrona», cantó en un festival «y ahí empezó todo». Comenzó también a ir a clases de canto y a centrarse más en la parte vocal. «Me dejé de excusas, empecé a formarme más en serio y poco a poco fui descubriendo que también me gustaba componer mis canciones. Y cuando surgió la oportunidad de presentarme al concurso de Mans dije: «Pues venga, pa'lante». Y, de momento, a Lux hemos llegado. Y no es poco.

—Todas las personas con las que he hablado de ti destacan tu contagiosa «ilusión». ¿Es esa la palabra que mejor te define?

—Es que yo todo esto lo vivo con muchísima ilusión porque para mí nunca ha habido otro camino. Yo estudié Filología Inglesa e hice otras cosas en la vida, pero, en realidad, por lo que siempre he luchado ha sido por esto. Entonces, para mí, cada pequeño paso es un motivo de celebración. Lo mío es vivir el camino. No hay meta.

—¿Lo de la Filología explica que, de los 12 temas del disco, uno sea en gallego, dos en castellano y nueve en inglés?

—Sí, yo misma soy consciente de que componer y cantar aquí música en inglés no me va a abrir puertas, sino, más bien, todo lo contrario. Pero es que yo, a la hora de componer, soy muy fiel a la idea primigenia que llega a mi cabeza. Ya sé que es algo como muy místico, pero es que es así como entiendo yo la música, de una manera muy mística y espiritual. A mí, el primer impulso de muchas ideas y de muchas melodías me llegan en inglés, que es un idioma y una cultura con los que siempre he estado conectada. Y sé que por mucho que yo intente trasladar esas ideas al español o al gallego, siento que se me pierde la esencia y no soy capaz de seguir construyendo por ahí.

—¿Qué quieres transmitir con estas canciones y con este disco?

—Este disco es un viaje espiritual. Sé que puede sonar pretencioso, pero es que es así. Es un viaje espiritual que yo hice conmigo misma durante dos años. La analogía son las luces del día. Y los simbolismos, el sol y la luna, con todos sus significados esotéricos. De la primera canción a la última, es un viaje de la mañana a la noche.

—Yo imagino estas canciones en blanco y negro. Me trasladan, envuelto en humo, al ambiente de un club de jazz.

—El jazz es, sin duda, la principal influencia del disco. Aunque también la bossa nova y el bolero. Por otro lado, creo que también se puede percibir que me gusta mucho Jeff Buckley y que mi grupo favorito es Led Zeppelin.

—Vaya.

—Sí, cuando digo eso la gente se suele sorprender, pero es que Led Zeppelin no es solo rock and roll. Tienen discos muy atmosféricos, cercanos a la psicodelia, y esa es la onda que yo más sigo y que me interesa.

—Todos los temas quedan clarísimamente marcados y determinados por tu voz.

—Me dicen muchas veces que mi voz tiene un tinte lírico. Puede ser. Yo tengo formación clásica y, lógicamente, eso ejerce una influencia en mi manera de cantar, me lleva a ampliar mi registro y a tener una tesitura más aguda.

—¿Ves circuito en Galicia para una propuesta como la tuya?

—Tengo mis dudas. No es un estilo de música muy al uso. Puede que sea una propuesta un poco desconcertante. Pero es que este proyecto es algo muy fiel a mí misma. Y yo creo que lo más importante es hacer las cosas con honestidad y de corazón, sin pensar demasiado racionalmente en si puede funcionar o no. Después, si hay circuito o no, ya es un paso posterior y una preocupación diferente.

—De hecho, tengo entendido que, en principio, ni siquiera estaba prevista la publicación de este disco.

—No, no lo estaba. Fue algo casual. Grabamos este concierto porque a mí siempre me gusta escucharme después para corregir cosas que puedo hacer mejor. Y cuando lo oímos nos dimos cuenta de que, oye, estaba muy guay. Le comenté a Tomi [Legido, su manager] que por qué no lo publicábamos y nos lanzamos.

—Y se ha convertido en la primera referencia de un nuevo sello discográfico, 10d10.

—¡Por favor! ¡Estrenar un sello discográfico! Buah! No puede hacer más ilusión.

—Al finalizar uno de los temas del disco agradeces a tu manager el que te lleve «por el buen camino». ¿Cuál es ese camino?

—Él lo conoce muy bien. Tomi es una persona maravillosa y un gran profesional y lo que intentamos es hacer las cosas con honestidad e intentar tomar las mejores decisiones posibles Y en eso el conoce mucho mejor que yo esta industria.

—Porque... ¿tú tiendes a ir por el mal camino?

—No, ¡por dios! Yo soy una persona muy responsable (se ríe). Lo que pasa que tenía que intentar buscar una manera bonita de darle las gracias.