La banda de Pittsburgh lidera este sábado el festival de Sada
06 may 2022 . Actualizado a las 22:10 h.
En los sintéticos años ochenta existió una generación de jóvenes en Estados Unidos que decidió mirar al pasado. Aquellos chicos rebuscaron en las oscuras bandas de garage de finales de los sesenta y le dieron totalmente la espalda a la era de los Depeche Mode, Prince o Madonna. Uno del los ejemplos más sobresalientes de aquel revival garagero fue The Cynics. La banda de Pittsburgh (Pensilvania) lidera el festival Touliña Pop de Sada (este sábado, paseo marítimo, todo el día, entrada libre), en donde actúan también Nuevo Catecismo Católico, The Pewees, El Señor que te molesta y los Wavys Gravies, entre otros.
«En cuanto a rock los ochenta eran muy malos, pero ahora es muchísimo peor», dice Michael Kastelic, el explosivo cantante de la formación, algo así como el Mick Jagger del garage-punk. Ante aquel panorama volvió «a las raíces de los sesenta y el punk de los setenta como reacción». Su compañero, el guitarrista Gregg Kostelich, recuerda que nada le motivaba. Miró a su infancia: «Artistas como Chuck Berry tuvieron mucho impacto para mí y empecé a ser fan de los Beatles, Rolling Stones y esas bandas». Con ese movimiento retrospectivo se convirtieron en la banda más relevante de aquella oleada en la que estaban también formaciones como The Fuzztones, Chesterfield Kings, Miracle Workers y The Lyres «Tratábamos de competir para superarnos unos a otros, pero había camaradería y los grupos se ayudaban», rememora Gregg. En esa rivalidad artística sin duda ellos se convirtieron en los vencedores. Su disco Rock n' Roll (1990) es su gran obra maestra. También, del movimiento. Una joya eterna.
¿Cómo lo ven hoy? «Es gracioso porque ayer en la cama, después de dar un concierto, pensé que estoy cansado de tocar esas canciones —admite Gregg—, pero cuando escucho el disco de nuevo, después de 10 años, me da mucha energía. Lo veo desde el punto de vista del fan y pienso: "Guau no me puedo creer que hayamos hecho algo tan bueno de verdad"». Michael señala que apenas escucha su propia música, pero cuando lo hace para recordar antes de un concierto llega a la lógica conclusión: «Creo que debemos estar orgullos de ello».