Arde Bogotá: «Usamos el rock como bandera, pero ya está muerto»

FUGAS

El grupo Arde Bogotá.
El grupo Arde Bogotá. CEDIDA

La banda de Cartagena actúa en la sala Karma de Pontevedra con la intención de resucitar un género que consideran acabado

22 abr 2022 . Actualizado a las 15:31 h.

La grabación de La noche, el último disco de Arde Bogotá estuvo marcada por el anhelo de normalidad que tantas personas experimentaron durante la pandemia. «Es un disco un poco biográfico de nosotros como banda. Nos gusta pensar que es un poco conceptual, porque al final narra una noche de las de antes, con principio y fin», explica Ángel Mercader, batería y percusionista del grupo que llega hoy a Pontevedra dentro del ciclo Vibra Mahou (Karma, 21.30 horas, 20 euros). «Es inevitable que ocurra así. Y además es un ejercicio muy bueno para nosotros. Nos sirvió para normalizar lo que estaba pasando entonces», indica.

­—Dicen que son activistas contra el mal uso de la palabra rock. ¿Cuál es ese mal uso?

—[Risas] El término rock, igual que el término indie, se desvirtúa constantemente. El rock lo usamos un poco como bandera. Es la música que escuchamos desde pequeños y lo tenemos asociado a la contundencia de la música y las letras. Pero el rock ya está muerto. Y al estar en ese lugar permite que sea un sitio de experimentación en donde, al final vale, todo. El rock se ha diluido y ha derivado en bandas de estadio, porque se ha sustituido por otros géneros. El rock, aunque esté muerto, se le puede traer aquí y eso es motivo de celebración.

­—¿Lo resucitan cada semana en vivo?

—Claro y eso es lo divertido. No hay nada más rock que un concierto hecho con ganas y energía. Porque el rock no es solo un estilo. Al final todos los conciertos de cualquier estilo tienen algo de rock. Eso es lo bonito.

­—Afirman que les han inspirado mucho artistas como Bad Bunny o Kayne West. Cuesta encontrar el más mínimo rastro de ellos en su sonido. ¿Donde están?

—Con Bad Bunny y Kayne West lo que nos ha pasado es que, al escuchar sus últimos discos, pudimos ver que habían revolucionado su género. A nivel de producción, de letras, de beats.... En todos los niveles, igual que pasó en su momento con La leyenda del tiempo de Camarón. Los hemos tomado como referencia para no cerrarnos a nada. Y nos ha inspirado para hacer el disco.

­—Siempre han dicho estar influenciados por bandas como Foo Fighters o Arctic Monkeys, pero también por vecinos como Viva Suecia o Second. ¿Son tan importantes estos como los iconos anglosajones?

—Superimportantes. Los iconos grandes te motivan mucho. Todos queremos hacer rock en un estadio, con muchos decibelios y que la gente se vuelva loca. Todo eso nos ha influido mucho. Pero con las bandas de aquí, hacemos una relación más directa. Es gente que ha cogido el testigo. Empezaron Second en el 2004 y luego llegaron otras bandas. Lo cierto es que en la región de Murcia hay muchos grupos potentes. Es una corriente que se retroalimenta. Está muy bien tenerlos de referencia para que sepamos que aquí también se pueden hacer esas cosas.

­—«Millennial» tiene todos los ingredientes de un himno generacional. ¿Qué es para ustedes esa canción?

—Era inevitable hacer una canción así. Con todo lo que pasó en la pandemia, con tanto tiempo de reflexión, penuria y también ayuda —que nos ayudaron pero nosotros queríamos hacer— te hace pensar un poco. Pensamos que todo el mundo se puede considerar millennial porque tiene esas precariedades y problemas. Lo reflejamos de manera directa para que sea vea. Millennial acaba en el disco como si uno estuviera indignado.

­—Cantan ahí: «Soy un anuncio de compro oro reciclado en cada crisis». Un verso definitivo.

—Es que es cierto. ¿Cuántas tiendas de compro oro han aparecido en la última década? Es una barbaridad. Algo falla. El mundo se ha precarizado tanto que al final tienes que recurrir a tiendas como esa. Es así. Cada dos por tres te tumban. Sea una crisis, sea una pandemia o sea una guerra.

­—Llega un momento en el que dicen: «Vamos a bailar esta canción de mierda». ¿Apelan al escapismo a la desesperada?

—Sí, en esa noche en la que transcurre el disco da igual que sea una mierda o un temazo. Lo que importa es que se toque fuerte, que surja en la euforia de la noche y que te dejes llevar. Vamos a bailar esta canción porque es lo que toca y quieres desconectar de esta realidad tan dura.

­—Pese a todo, acaban proyectado cierta esperanza desesperada. ¿Lo pretendían?

—Hemos aprendido a vivir sobre la marcha. Mejor dejarlo reposar, a ver si mañana va mejor. Lo cual puede ser un problema, porque los millennials tendemos a procrastinar un poco y eso puede ser malo. Pero hay que darle un poco de esperanza. Tanta calamidad al final endurece.