Escribir siempre la tentó. De hecho, de niña llegó a montar, redactar y editar en casa su propia revista, ella sola, La Chispa, un guiño a su perra. Su capacidad para fabular interpelando al lector y acariciar (sin pasarse) con el lenguaje es manifiesta en Siete pecados, que cobró forma gracias a la agencia Margen Estudio. Cada pecado es un animal con su cuento (y su dibujo) en este librito para caer en la tentación sin la mordida de la culpa.
«Para mí, hacer el libro fue un aprendizaje, ¡no sabía todos los pecados que había!», revela Noa. ¿Están muy vivos en la gente de hoy estos pecados? «Sí, son atemporales. Todos conocemos a una persona envidiosa, avariciosa, soberbia... Yo puedo ponerle una cara a cada uno de los pecados del libro», afirma. A veces, basta con mirarse al espejo. «Sí. Nadie está libre de pecado», admite quien actualmente lee Ingobernable, de Rebeca Stones, movida por su pasión por la esgrima. Este año, Noa consiguió un tercer puesto nacional en equipo con el club 100Tolos. El arte de la espada debe de tener algo que ver con el de diseccionar lo humano con las palabras. La poética sensualidad de la literatura japonesa y un romanticismo sin clichés encontrarán en estas letras.