La fiebre Ferrante traspasa la pantalla

FUGAS

Fotograma de la serie «La amiga estupenda», de HBO.
Fotograma de la serie «La amiga estupenda», de HBO.

¿Puede una serie basada en una saga literaria llegar a gustar incluso más que los libros? «La amiga estupenda» (HBO) lo ha conseguido

08 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de haber disfrutado tanto con los libros de Elena Ferrante, nunca pensé que la serie italiana, basada en la tetralogía Dos amigas, me llegaría a cautivar de la manera en que lo ha hecho. Ha sido terminar la tercera temporada de My Brilliant Friend en HBO Max (el último capítulo se estrenó el pasado 28 de marzo) y reconocer mi admiración por cómo es posible que una adaptación haya logrado reflejar tan bien las historias de ese Nápoles naciente, violento y gris de los libros de la enigmática autora, sea quien sea ella.

He disfrutado lo indecible saboreando de nuevo los matices y dicotomías de las protagonistas Lila y Lenù, sus encuentros y desencuentros y esa sublime excepcionalidad de la una compitiendo con la otra, con el anhelado Nino siempre pululando a su alrededor. «¿Ahora sabes alemán?», dice Elena Greco (Lenù) en una ensoñación. «Yo lo sé todo antes que tú», le contesta Rafaella Cerullo (Lila).

Mérito enorme tiene esta producción audiovisual por haber sabido captar la poesía de los momentos, el silencio de las miradas y esas tan veraces brusquedades de los movimientos. Todo lo del libro está ahí, tal y como te lo habías imaginado mientras lo leías estos años atrás; amplificado sensorialmente para tu disfrute personal en la pequeña pantalla. Turbador a partes iguales. Incluso la voz en off mejora la de tu subconsciente narrativo.

Mi brillante amiga

Tengo una amiga, estupenda y brillante ella, que se resiste a ver la serie. Apostaría que se debe a que no quiere que nada le estropee el universo de sensaciones, emociones e imágenes que la saga literaria le ha generado, como a mí, en su memoria. Pero yo opino que se está perdiendo la oportunidad de saborear, todavía más si cabe, los estertores de esta maravillosa historia que explica como nadie la ironía de cuánto amor y cuánta hostilidad puede llegar a haber a la vez entre una madre y una hija así como la hipercompetitiva relación de amistad con esa amiga que siempre has creído más guapa e inteligente que tú.

Por no hablar de los amores imposibles. Es impagable volver a vibrar con Nino y Lenù, en esta última temporada en la que por fin ambos descubren sus cartas (es difícil hacer spoilers si ya has leído las novelas). Y mira que, cuando leí ese desenlace por primera vez, no pude evitar compartir la emoción al instante con mi buena amiga por teléfono. Porque fue ella la que me contagió la devoción por la Ferrante, algo que le agradezco infinito, un día de verano en una librería de A Coruña que ya no existe. Por cierto, aviso para navegantes literarios en busca de nuevas historias largas a las que engancharse irremediablemente: esto no siempre funciona. He regalado los libros de la saga a otras amigas y no les ha subido la temperatura como a mí con la fiebre Ferrante.

Puede que, si les sugiero la serie, se produzca la magia de entrar en ese maravilloso universo femenino que tan bien ha entendido, captado y retratado en esta historia la gran Elena Ferrante. Nadie como ella para interpretar la naturaleza de los sentimientos de las mujeres. La Ferrante va siempre más allá. Atraviesa la capa superficial de los lazos filiomaternales para recordarnos cuánto queremos y necesitamos a nuestras madres, hermanas y amigas por muchos momentos exasperantes que vivamos junto a ellas. «¿Has visto? En los cuentos haces lo que quieres y en la vida lo que puedes», la hiriente Lila le pone el dedo en la llaga constantemente a su amiga, que se ha convertido en escritora. «¿Por qué sentía tanta ansiedad por Lila, por su soberbia? Solo con verla me volvía agresiva», confiesa la narración de Greco, para acto seguido fundirse en un inmenso abrazo con su estupenda amiga. Con el paso de los años, ambas aprenden a aceptarse, a ser ambiciosas por sí mismas, a «llegar a ser» alguien en la vida sin que ello suponga que la una deje atrás a la otra, sino por ellas mismas, como en esas asambleas de efervescencia feminista a las que acude Lenù (hay momentos que recuerdan a los de la serie Mrs. América), con la lucha de clases como telón de fondo que nos brinda esta magnífica tercera temporada.