Series para ver en diez minutos

FUGAS

Los protagonistas de la serie «State of the Union»
Los protagonistas de la serie «State of the Union»

Si te encanta conectarte a las plataformas y a la media hora ya estás planchando la oreja, apúntate a la moda de los episodios efímeros

25 mar 2022 . Actualizado a las 09:02 h.

Larga vida a las series con capítulos cortos, perfectas para esos fugaces ratos de ocio que pescamos a la hora de comer o justo antes de quedarnos grogui por las noches. Lástima que sean difíciles de encontrar en las plataformas, pero alguna hay. Más allá de los veinticinco minutos por capítulo de las comedias de situación, lo habitual es que los equipos de guionistas precisen de, al menos, casi una hora para desarrollar convenientemente las tramas, argumentos y personajes de la mayoría de las proyectos que se producen en la actualidad. Por eso, cuando llegan dos grandes como Stephen Frears (director) y Nick Hornby (escritor) y te plantan delante la serie State of the Union (HBO Max), con episodios de ¡solo! diez minutos de duración, no puedes hacer más que aplaudirlos una y otra vez. Tanto Frears como Hornby sí que saben leer los tiempos que corren y no solo por su original y certero retrato de las relaciones de pareja, sino por construir una serie apta para ver en pequeñas dosis.

PÍLDORAS DE WOODY ALLEN

¿Por qué nos gusta? Para empezar, porque gracias a su música de cabecera y a su estética grunge sientes que te adentras en una película del mejor Woody Allen. Un hombre y una mujer en crisis quedan para tomar una caña antes de entrar en la terapia con la que quieren evitar una separación definitiva. Cada capítulo se basa en esos diez minutos previos en los que ambos consensúan qué van a confesar y qué no al especialista o en los que tratan de quitarse los nervios. El avezado espectador sabe que la verdadera terapia es ese ratito que comparten antes de la sesión. A veces acaban tan mal que no llegan ni a entrar en la consulta. Uno de los dos dice algo que no debe y se pasan el episodio discutiendo sobre esa idea o especulando sobre la pareja que les precede. Como el péndulo de Foucault, estos dos cuarentañeros rebotan uno contra el otro porque viven en una crisis conyugal continua.

El guion de Hornby no tiene desperdicio: «Las pelis en blanco y negro tienen algo que me recuerda a comer verdura», comenta uno de los personajes en la primera temporada, protagonizada magistralmente por Rosamund Pike (Louise) y Chris O'Dowd (Tom). «Cualquiera con pareja e hijos fantasea con vivir solo en un apartamento sin trastos por todas partes, una alfombra blanca sin manchas, una cama enorme, el mando a distancia sin cinta adhesiva alrededor y unos cajones que no estén llenos de mierda. Solo calma, una vida tranquila. Me gustaría vivir en un sitio donde nadie pusiera hiphop en el cuarto de baño o le gritara a la consola. Sin que nadie se quejara de la calidad de la wifi como si yo hubiera contratado la tarifa barata. Sin vómitos de gato que limpiar». Y con este alegato en contra de las parejas con hijos resume el autor de Alta Fidelidad casi toda nuestra existencia en menos de treinta segundos. En la segunda temporada de State of the Union, que se estrenó el pasado mes de febrero, los que van a terapia son más talluditos. Interpretados por Brendan Gleeson y Patricia Clarkson, Scott y Ellen llevan treinta años casados y han evolucionado de manera tan distinta en la vida que, cuando se miran, apenas se reconocen.

Al formato de los episodios cortos se ha lanzado también Netflix en España. Los dueños de la productora La breve historia (Inés Pintor y Pablo Santidrián) cuentan que fue la propia plataforma de streaming la que les planteó la posibilidad de parir una serie con capítulos de quince minutos como máximo de duración. Así fue como nació la emocional El tiempo que te doy (Netflix, 2021), con Nadia de Santiago y Álvaro Cervantes de protagonistas, en dosis de once minutos clavados. Ni uno menos ni uno más. Fue un éxito de audiencia.

Cierto es que ni Juego de Tronos, ni Los Soprano o Mad Men, algunas de las mejores series de todos los tiempos, podrían haber sido concebidas para desarrollarse en capítulos de tan solo diez minutos. Tampoco, de ser así, sus acérrimos fans las habríamos disfrutado tanto. Pero poder entretenerse con una buena historia sin interrumpirla porque hay que ir a buscar al niño al cole o se nos cae el ojo de sueño, eso, a día de hoy, no tiene precio.