Y la peli ganó al libro

Mercedes Corbillón FUGAS

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«Drive My Car», que se pasa en O Carballiño, opta a cuatro Oscar
«Drive My Car», que se pasa en O Carballiño, opta a cuatro Oscar

18 feb 2022 . Actualizado a las 18:06 h.

En el pasado leí a Murakami. No sé cuándo dejé de hacerlo ni por qué, como tampoco sé por qué dejé de cortarme el pelo o por qué dejé a aquel amante que me besaba los sobacos. Tengo debilidad, decía, y antes de las citas yo me ponía polvos de talco esperando el momento en que llegaba ese ósculo tan extraño.

Ahora que lo pienso, no fui yo, fue él el que se enamoró de otra, me imagino que de alguna muy sexi de axilas. A veces, cuando me pongo el desodorante, aún me acuerdo de él.

A Murakami, sin embargo, no lo echo de menos, lo dejé correr después de Kafka en la orilla y no he vuelto a tener curiosidad por sus obras hasta ayer.

Todo empezó con un mensaje de WhatsApp, alguien me enviaba el cartel de la peli Drive my car con esta frase: «Y hablando de sobredosis de metáforas…».

Imposible resistirse, así que hice hueco en mi complicadísima agenda de días de trabajo y noches de sofá para encontrar tres horas para pasar en una sala de cine. De las sesiones matinales en el Numax hablaremos en otro momento, que me dan para artículo y medio.

La película me gustó muchísimo, con sus títulos de crédito a los 45 minutos, con su estructura de cajas rusas, una historia dentro de otra historia, dentro de otra historia; con Chéjov siempre resumiendo el mundo, con la idea de usar una obra de teatro representada con actores que no hablan el mismo idioma como imagen de la incomunicación a la que estamos destinados; con el coche, uno viejo y con estilo, como personaje; con su factura elegante y su ritmo pausado; con su simbiosis entre sexo y creación; con sus personajes amables e infelices; con sus silencios elocuentes y sus conversaciones definitivas; con su belleza creíble en cada plano corto y en cada plano largo.

El estreno del filme ha traído de regreso a las librerías Hombres sin mujeres. Lo compré en Cronopios impulsada por la curiosidad de leer el cuento que había inspirado a Hamaguchi para escribir ese guion al mismo tiempo limpio y sofisticado. ¿Sería mejor el original?

Está mal que yo lo diga, pero creo que en este caso el cineasta gana al relato.