Tanxugueiras se van de foliada con la abuela a Benidorm

FUGAS

Tanxugueiras revolucionaron el Benidorm Fest, dentro y fuera del escenario.
Tanxugueiras revolucionaron el Benidorm Fest, dentro y fuera del escenario.

A las pandeireteiras me las definió en una frase incontestable la abuela de Aida Tarrío, María,  al verlas en acción: «Elas son... como son». Incontestable

27 ene 2022 . Actualizado a las 16:05 h.

Todo en Benidorm es excesivo. Así que no podía no serlo su festival. Todo —o casi todo— en esta ciudad conserva un cierto aire kitsch. Ese aroma no podía no estar presente en su festival. Bastaba con ver aquellos sofás rosa flamingo que, entre neones, acogían a los concursantes o el set con aroma de boîte de cine de barrio en el que concurrían jurado y presentadores. Y por si algo faltaba, allí estaba Alaska, ejerciendo de Barbie Olvido en su casa de siniestras muñecas. Ella, que en sus años de calculada irreverencia bien podría haber sido la Luna Ki de los festivales de entonces. Lástima que aún no sea capaz de decir correctamente Tanxugueiras. A ver si cuando llegue a la Gran Vía...

En el lado opuesto del tremendo tinglado que estos días tienen montado en el palacio de deportes L'Illa de Benidorm, en el escenario, el hexágono es la piedra angular. El santo grial. Todo gira y acontece en torno al polígono de las seis caras, que viene a ser algo así como la representación física de la cuadratura del círculo. O del intento de cuadrarlo. Porque no faltó quien se negase a entrar por el aro de la cuadrícula.

Entre ellas, Tanxugueiras. El trío de pandeireteiras se presentó en el Benidorm Fest con una canción cuya representación gráfica es, precisamente, un círculo, anclado a la tierra por poderosas raíces. De entrada, toda una declaración de intenciones ya a la contra. Sí que en su escenografía apostaron por un polígono, pero, vaya, fue una pirámide. Otra vez en la dirección inversa. Después nos extrañamos...

Tanxugueiras revolucionaron el Benidorm Fest, dentro y fuera del escenario. El derroche de espontaneidad y simpatía con el que comparecieron en la rueda de prensa posterior a la semifinal cautivó incluso a los reacios, que también los había. Y no eran pocos... El aparentemente desprejuiciado mundo eurofan tiene también muy bien definidas sus cuadrículas. Y las pandeiretas se les salen por los márgenes. ¡Qué le vamos a hacer!

La abuela María (primera por la derecha) acompañó a su nieta Aida Tarrío a Benidorm.
La abuela María (primera por la derecha) acompañó a su nieta Aida Tarrío a Benidorm.

Azúcar moreno, a su bola

El torrente da Terra inundó el Benidorm Fest, que dejó otros tres clasificados en la primera semifinal: Chanel, Blanca Paloma, Varry Brava. Y eso que el protocolo era estricto, con los tiempos hipermedidos, lo que hizo que Tanxugueiras dispusiese de poco tiempo para ensayar. No fue algo que solo ellas tuvieran que lamentar. La organización las tuvo prácticamente secuestradas toda la jornada, pero en el hotel demostraron que son la alegría de la huerta. El buen rollo entre los grupos fue una de las notas dominantes en la otra crónica del Benidorm Fest, con la excepción de Azúcar Moreno, que iban más a su bola, sin postureo... Pero en la cita el compañerismo desinfló la rivalidad. Todos los participantes sintieron que habían ganado, incluso los que quedaron atrás.

La madre y abuela de las gallegas no podía faltar. A Tanxugeiras me las definió en una frase, tan certera como incontestable, la abuela de Aida Tarrío, María. «Elas son... como son», me dijo con indisimulado orgullo ayer al verlas sobre aquel escenario. Me contó que durante años fue ella quien llevó a su nieta, la mocita Aida, a las foliadas, cuando aún no tenía carné de conducir y que, llegada la hora del retorno, asomaba siempre la misma letanía: «Abuela, nos quedamos un poco más...». Mereció la pena. Hoy mucho han cambiado las tornas, pero la abuela sigue yendo con su nieta a las foliadas, aunque estas se celebren ahora en Benidorm. Ai-la-ra-la-la, ai-la-ra-la-la-ah.