El pensamiento conspiranoico, del periodista y escritor Noel Ceballos, que lleva por subtítulo Terraplanismo, Illuminati, ufología o cómo la paranoia se ha convertido en la herramienta perfecta para pensar el mundo, no tiene esa voluntad totalizadora de la obra de Gallo, pero resulta muy interesante y didáctico. Por sus páginas pasan Bill Gates y el millonario judío George Soros, que se han convertido en los chivos expiatorios por antonomasia: seres demoníacos culpables de todos los males. Un personaje como Donald Trump, máximo representante del «estilo paranoide» (Gallo), se ha erigido como «conspirador en jefe» (Ceballos), alentando todo tipo de locuras, como las que difunde QAnon. El asalto del Capitolio no se entiende sin ese uso político del conspiracionismo.
La teoría de la conspiración más devastadora del siglo XX es la que sostiene que existe una conspiración mundial de los judíos para dominar el mundo, que estuvo en el origen del Holocausto. «El antisemitismo es, por tanto, la raíz esencial de toda conspiranoia moderna; la respuesta a problemas y catástrofes que, en muchos casos, aún ni siquiera han sucedido», escribe Ceballos. La pieza angular en la que se basa es un libro titulado Los protocolos de los sabios de Sion, una falsificación que durante años pasó por ser un documento auténtico, y que el historiador británico Richard J. Evans estudia a fondo y desmonta en Hitler y las teorías de la conspiración, junto con otras cuatro: la «puñalada en la espalda» al ejército alemán en 1918, supuestamente derrotado por la traición de la retaguardia; el incendio del Reichstag, utilizado en sentido contrario por nazis y comunistas; el viaje de Rudolf Hess a Gran Bretaña en plena Segunda Guerra Mundial; y el delirio de que el Führer escapó del búnker de Berlín donde se suicidó.