Historias de miedo con acento latino

FUGAS

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El terror también habla castellano. La mexicana Silvia Moreno-García y la argentina Mariana Enríquez nos ponen los pelos de punta

30 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Nada las asusta. Conjugan la palabra terror en femenino y desafían esos estereotipos de género que convierten a la chica en la víctima tonta del cruel y bello vampiro. Combinan denuncia política, tradición cultural y entretenimiento tenebroso y lo hacen con acierto pavoroso. La mexicana Silvia Moreno-García y la argentina Mariana Enríquez son nuestra siniestra propuesta para pasar un Día de los Muertos (dejemos el Halloween para los anglosajones) en compañía de una buena novela. ¿Alguien dijo miedo?

«Gótico», terror británico

Un caserón oscuro e inhóspito que cruje por las noches, una joven que languidece encerrada en una habitación, un hombre atractivo y peligroso, un anciano malvado y también un cementerio donde fácilmente podrías encontrar a Drácula, aunque no esté allí en esta ocasión. Y todo ello en una ciudad minera fantasma del norte de México en la que las brumas y las montañas nos trasladan al más clásico terror británico.

Este es el escenario en el que se desarrolla Gótico, una novela de miedo a la que la mexicana-canadiense Silvia Moreno-García ha dado una vuelta de tuerca para combinar el escalofrío del terror más oscuro con la crítica social. Empecemos por la ubicación elegida: «México está salpicado de ciudades mineras fantasma. Esta descripción tiene un significado doble. Por un lado, hace referencia a lugares abandonados. Por otro lado, esas ciudades conservan los vestigios del colonialismo y sus excesos. Están llenas de fantasmas», explica la autora.

Esta doble lectura de mensaje anticolonial e historia clásica de miedo hacen de Gótico una novela singular. Ambientada en la glamurosa década de los 50 del siglo pasado, la trama tiene como protagonista a la joven debutante Noemí Taboada. Esta niña bien, hija de una familia pudiente, recibe una carta de su prima recién casada con el heredero británico de High Place, una hacienda en las montañas, en la que le cuenta de forma muy confusa que se siente amenazada y teme por su vida. Noemí decide abandonar sus fiestas y pretendientes para ir a salvar a su prima sin saber qué le espera.

Pasadizos secretos, citas junto a las tumbas y visitas del más allá, nos erizarán la piel, pero no menos inquietud nos provocarán los apuntes sobre el racismo y la pureza de sangre, o sobre los abusos sufridos por la población indígena a manos de los propietarios de las minas. Pero no te agobies, porque Silvia Moreno-García también nos da un respiro. Toda esa oscuridad se adereza con los detalles frívolos y luminosos sobre los modelos de fiesta que usa Noemí Taboada, que incluso se puede encontrar en la página web en forma de muñeca recortable con los distintos modelos de poner y quitar, o el enamoramiento naíf que surge entre los protagonistas. Pronto habrá serie.

«Alguien camina sobre tu tumba»

La propuesta de Mariana Enríquez es muy diferente. Ofrece retazos de su vida a través de las visitas a 24 cementerios repartidos por el mundo. La andadura comienza en 1995 con una Mariana Enríquez muy joven que visita, en compañía de un bello chico, el cementerio de la ciudad italiana de Génova y queda fascinada por el ambiente gótico, romántico y oscuro del camposanto. Allí comienza una afición que mantendrá a lo largo de su vida.

Cada capítulo es una visita a un cementerio en la que se intercalan vivencias personales, pinceladas del contexto social e histórico del país elegido y leyendas de muertos y tumbas relacionadas con el recinto.

La autora argentina no desaprovecha la oportunidad para hablar de las terribles consecuencias que el colonialismo de finales del siglo XIX tuvo en países tan distantes como Australia o Uruguay o para recordar las tragedias de los desaparecidos bajo las dictaduras americanas.

Praga, Barcelona, París y Londres son algunas de las ciudades a las que nos lleva con su prosa exquisita y en las que nos abre las puertas de estos espacios de muerte que esconden muchas vidas.

Hay historias románticas y oscuras, pero también las hay de brillantes y de corte pop. Como la que sucede en La Habana cuando la autora acude para un concierto de rock. Algunas anécdotas son difíciles de creer: como la del cementerio de París en el que Mariana consigue robar un hueso (que todavía hoy no sabe a qué parte del cuerpo corresponde) y hay descripciones fabulosas sobre estatuas, mausoleos y avenidas, que nos tientan a iniciar un largo viaje tras sus pasos. La tumba de Elvis en Memphis o la de Marx en Londres son algunos de los sepulcros célebres que visitamos a lo largo de sus veinticuatro paradas en este circuito sobrenatural cargado de humor negro que nos deja hipnotizados.

Dos libros que se disfrutan tanto como se sufren. Dos escritoras que dan mucho, pero mucho, miedo.