Toundra: «Salvo 4 o 5 grupos, el post-rock es un coñazo»

FUGAS

cedida

¿Puede caber año y medio de rabia en un tema de 22 minutos? Toundra lo intenta en su nuevo disco. Hoy actúan en el Caudal Fest, en Lugo

17 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No yerguen la docilidad como bandera. Tampoco son de los que te lo ponen fácil. Ni siquiera se lo ponen a ellos mismos. Cada acorde es un desafío que persigue ahondar en la profundidad y en la gravedad de una herida que lleva ya 14 años abierta. Fueron santo y seña del post-rock nacional cuando apenas sabíamos de qué iba eso. Hoy queda claro que la etiqueta se les quedó corta. Y amenazan con ir a peor. Año y medio de rabia contenida necesita de una válvula de escape. Y en este caso no puede ser un grito. Será un disco, que saldrá en enero. «Más oscuro y arriesgado que ninguno», avanza Esteban Girón, guitarrista de la banda que forma parte del cartel del Caudal Fest que hoy oferta el concello de Lugo.

­—Has contado que cuando estabais a mitad del proceso de creación del nuevo disco os encontrasteis con una inspiración que os hizo crear de manera más diversa y recorriendo nuevos caminos. ¿Cuál fue esa fuente de inspiración?

Toundra no somos una banda que queramos hacer todo el rato lo mismo. Si a eso le sumas que no tenemos letra, por lo que no podemos trasladar de manera muy fehaciente ciertas temáticas de carácter social que nos preocupan, como el caso de la actual proliferación del odio, la cosa se complica un poco más. Una gran inspiración ha sido leer bastante sobre autores de música instrumental, que sí que son capaces de plasmar y reflejar todo tipo de temáticas en sus composiciones.

—¿Y adónde os han llevado esos nuevos caminos?

—Pues, por ejemplo, a componer una canción de 22 minutos, sabiendo que iba a ser la cara A del disco. Lo hemos hecho por varias razones. Una, por esa inspiración de compositores de música clásica. Y dos, por bandas de rock que han utilizado esa inspiración anteriormente, como pueden ser The Who, a los que he escuchado de manera casi compulsiva estos dos últimos años. Creo que gracias a eso vamos a ser capaces de plasmar toda esa rabia que llevamos dentro. Además hacer esa canción también ha sido una reacción a esa tendencia de sacar singles y no discos completos, a ese modo de consumir cultura y música a píldoras que nos quieren imponer.

—Citas la influencia de The Who. No me digas que habéis hecho una ópera rock.

—Eso fue lo primero que pensé. Cuando estábamos perdidos, con un montón de piezas sueltas, dije vamos hacer una ópera rock. Era una manera de motivarnos, era algo que nunca habíamos hecho. Hacer otro disco de cinco canciones de ocho minutos a las que llamas Bosque, Dromedario o lo que sea, me parece únicamente un ejercicio de estilo. Pero al final pusimos los pies en la tierra y desechamos el término ópera rock, que de tan manido tira un poco para atrás.

—Da la sensación de que el post rock es un género que a lo largo de los años ha evolucionado muy poco.

—Tienes razón. Es que es un coñazo. Hay 4 o 5 grandes nombres que imprimen su sello personal porque componen música más allá del género, pero el resto son chavales mirándose las zapatillas mientras tocan. Lo más importante a la hora de generar cualquier proyecto artístico es huir de hacer ejercicios de estilo y crear un discurso propio. No digo yo que nosotros lo hayamos hecho pero sí que cada vez nos alejamos más de los estándares.

—Has dicho que para que siga existiendo rock and roll, que es algo que en buena parte se basa en la rebeldía, es necesario que haya bandas que den un golpe en la mesa. ¿A que estáis esperando?

—Si lo dices por Toundra, supongo que justo antes de irnos de esta fiesta, lo daremos. Mientras, hay que seguir intentando seguir en ella y que no nos echen.

—Anunciaste que venían años en los escenarios serán un páramo de guitarras.

—Ya lo están siendo. Y es necesario que lo sean para que después venga una generación y nos dé una hostia a todos y que se suba al escenario con sus guitarras a triunfar. Como pasó en los 90. Mira, Gibson, el fabricante de guitarras está otra vez en suspensión de pagos. Pero es que ya tuvo otro quiebra en los 80, hasta que apareció Slash [guitarrista de Guns N' Roses]. La historia es cíclica. Hay que conocer el pasado para interpretar el presente e intentar mejorar el futuro.

—Sin embargo, cada vez se escucha a más grupos de chavales haciendo progresivo. ¿Hay un cierto revival del género?

—Sí, en Europa se ve un montón y me parece bien, porque es un modo diferente de ver la música al del consumo inmediato. Pero es cierto que yo también tengo un lado hardcoreta y punki que me pide pildorazos de minuto y medio.

—Se critica mucho el uso del autotune pero nadie cuestiona, por ejemplo, la utilización de las pedaleras por parte de los guitarristas. ¿No es injusto?

—Hombre, la pedalera no te afina la guitarra, simplemente te genera un efecto. A ver... A mí, por ejemplo como utiliza Cher el autotune en Believe me parece una puta genialidad. Pero es que ves el último single de Rosalía y dices «pero ¿hasta cuándo va a durar esta broma»? Como en todo hay que separar el grano de la paja. Hay gente que utiliza el autotune y son grandes artistas y gente lo utiliza porque lo está usando el del al lado. Y para mí eso es hacer equilibrismo con red. No, tío, salta ahí y pégate una hostia.

—Y de lo que se escucha ahora, ¿qué te gusta?

—Pues mira, me gusta Sen Senra. No tengo ningún disco suyo pero me parece que tiene duende y que tiene algo que decir. Este pavo no es otro más de una generación de copias de C. Tangana. También me gusta Wizard. Y yo qué sé... Por ejemplo, ayer para trabajar me puse el nuevo disco de Max Richter y el nuevo de Jon Hopkins. Estoy en una época de mucho estrés y apenas me puedo poner ruido.

—¿Echas de menos tu parte punkarra?

—Echo de menos eso en toda la sociedad. Aunque es muy importante no confundir rebeldía con mala educación. Creo que, en general, los músicos hemos sido vencidos en todos los ámbitos y hoy hemos quedado reducidos a ser un instrumento del márketing.

—¿No te gustaría poder decir todo esto en una canción?

—Cuando deje la música, que va a ser pronto, pasaré al otro lado de la trinchera y me dedicaré a escribir. Porque sí que es cierto que si te lo guardas todo, terminas siendo un infeliz.

—Tras el rock llegó el post-rock. Y después del post-rock, ¿qué vendrá?

—No lo sé. En nuestro caso, si seguimos, no será para dar pena en los escenarios. Cada vez más gordos, cada vez más calvos. Supongo que lo que hagamos tendrá más que ver con componer bandas sonoras o por ahí. Mi madre, que es la culpable de que yo sea músico porque para ella era la ilusión de su vida, cuando veía a grandes músicos de su generación seguir tocando siempre decía «esta gente debería de retirarse ya y dejar sitio a la gente joven». Y yo siempre le hago caso a mi mamá.

—Todo esto está sonando casi a epitafio.

—No, pero cuando me vea mayor ten por seguro que no tendré ningún reparo en decir «hala, hasta luego». Y me dedicaré a escuchar y no a tocar.