La milenaria aventura

Mercedes Corbillón FUGAS

FUGAS

Pilar Canicoba

09 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Las libreras a menudo nos despertamos en medio de la noche azuzadas por sueños delirantes en los que nuestras estanterías aparecen vacías después de que una turba enfervorecida por un repentino pánico al desabastecimiento acuda en masa a llevarse todas nuestras existencias.

Al despertarnos, los libros siguen allí y las únicas baldas vacías son las del recuerdo de las del papel higiénico en los supermercados y las únicas marabuntas son las de las orugas en procesión bajo los pinos o las de energúmenos persiguiendo a seres indefensos en ciudades de mar y provincias donde las noches normalmente son tan ventosas como tranquilas.

Lo malo de esto último es que, al abrir los ojos, la pesadilla continúa.

En las librerías, sin embargo, la vida discurre por el lado amable y la única violencia desatada está en las historias de Pedro Feijoo o de James Ellroy. Gracias a Esther, la librera a la que querría parecerme, en Moito Conto y en Cronopios recibimos la visita de Irene Vallejo. ¿Se puede pedir más? Pues sí, haber encontrado plaza para escuchar a la autora de El infinito en un junco en conversación con Manuel Rivas y Susana Pedreira. Las plazas se agotaron antes de publicitarlas.

Tal como yo lo veo, esta maravillosa historia de los libros desde sus inicios, cuando los sabios escribían en pergaminos que procedían de bonitas plantas que crecían en las orillas del Nilo y se guardaban enrollados en la biblioteca más famosa de todos los tiempos, es una declaración de amor. Las libreras la hemos recibido como algo personal, como un regalo hermosísimo, como si Irene Vallejo nos hubiera ofrecido de verdad el infinito convertido en papel y palabras.

Por eso no nos sorprende su éxito, a pesar de que el libro está a menudo en la picota de todas las incertidumbres. Nosotras conocemos a sus amantes. Existen, son pocos, pero entusiastas. Tímidos o expansivos, saben pensar, saben sentir, saben dudar. Reconocen las cosas con alma y el alma que poseen las cosas.

Ellos «mantienen viva esta milenaria aventura».