Un poemario en el bolsillo

Mercedes Corbillón FUGAS

FUGAS

21 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

«Un atardecer no es más que un atardecer para quien no sabe que allá en el horizonte se erige un reino». Tengo esos versos de Joana Gruia anotados en una libreta. No sé qué significan, pero son hermosos, como los ocasos en C.

Quién sabe dónde quedó el poemario que, recuerdo, estaba editado en Visor. Una vez leí un novela de Víctor del Árbol donde había un personaje que al morir llevaba un libro de Sabines pegado al pecho. No recuerdo más. A veces las historias se desvanecen como lágrimas en la lluvia, como besos en la noche. Lees y olvidas. Besas y olvidas.

Hoy llueve y no hay espectáculo del sol camino de su reino. En el súper compro vino, queso, uvas. Un menú de cena francesa. Eso quiero pensar. No me relaciono con nadie en este pueblo, pero hoy sí, hoy le pregunto a la chica que me atiende por su bebé. La última vez que la vi estaba muy embarazada y en la mirada todo era endorfina e ilusión. No la miré antes de hablar y enseguida comprendí mi error. El alma arrasada, los ojos llenos de lágrimas. Lo siento, me disculpo. No sabía. Casi nunca sabemos nada del dolor de los demás. Ella me dice: «No importa, no quiero el silencio, el tabú. Al menos yo conocí a mi hijo». Su voz viene de una gruta donde solo hay espacio para ella.

La dejo allí y cargo con las bolsas pensando en Mortal y rosa, en La hora violeta, en el duelo más cruel convertido en belleza.

Ya en casa, leo Si la muerte te quita algo, devuélvelo. El hijo de Naja Marie Aidt tenía veinticinco años cuando se lanzó desnudo por la ventana. No fue un suicidio, fue un brote psicótico provocado por unas setas. Quizás se creyó pájaro. Su madre no lo entiende, solo se desespera y, más tarde, escribe. No hay comprensión posible para la muerte de un hijo.

En el bolsillo de su chaquetón verde encontró un libro de Walt Whitman que un día fue del bisabuelo. «La última vez que florecieron las lilas en el huerto, Y la gran estrella declinaba en el cielo nocturno del oeste, Lamenté y lamentaré con el eterno retorno de la primavera».