Milena Busquets: «No me interesa la gente que me llama porque se aburre»

FUGAS

Gregori Civera

La autora reivindica la amistad, el esfuerzo por mantenerla: «A partir de la adolescencia solo empeoramos como amigos»

31 ago 2022 . Actualizado a las 14:27 h.

Cuenta Milena Busquets (Barcelona, 1972) que hay gente a su alrededor que erróneamente se siente identificada en sus novelas, que se encuentra en los personajes. «Me dicen: “Ya sé que soy este”, y yo les digo que no, pero están convencidos», delata, previa carcajada. Luego están, continúa, los que le piden expresamente no aparecer. Comenta, divertida, que le dan ganas de decirles que no sabe por qué razón iba a sacarlos. Son los peligros de la autoficción. La catalana acaba de publicar Gema, su tercera novela, y como en la anterior -ese fenómeno que fue También esto pasará- conjuga en ella lo real y lo inventado. Admite, sin embargo, que la técnica está empezando a dejar de interesarle: «Eso de explicar tu vida, pero cuando no te apetece hacer ficción, no sé si me gusta mucho ya...». Lo siguiente, desvela, será ir un paso más allá, algo todavía más autobiográfico. «Lo que quiero ahora es ver hasta dónde puedo llegar siendo totalmente honesta, no disfrazando las situaciones».

-Has escrito dos novelas muy parecidas. Te lo habrán dicho mil veces.

-Sí, me dicen mucho eso de que hay escritores que siempre escriben la misma novela y que su mundo se va repitiendo de libro en libro creo que realmente es cierto. Ese mundo cercano al que siempre hago referencia también se aprecia en mis artículos, creo, aunque luego mi hijo, cuando me lee, me dice: «Lo novelas todo, mamá. ¡Te inventas cosas, no somos exactamente así!». No, claro que no somos exactamente así, pero sí somos así también. Yo hablo de lo que conozco, observo e indago, de mi entorno más inmediato, y eso siempre va a estar ahí. Y lo mismo sucede con los temas: el paso del tiempo, la pérdida, el amor… cómo nos enamoramos, la búsqueda de este amor y el deseo de libertad, cómo se conjuga eso con encontrar a alguien que te entienda, con quien recorrer una parte del camino… Ahora estoy haciendo otra cosa. No te diría un diario, pero casi.

­-¿Vas a exponerte más todavía?

-No, ¡más no! [ríe] Más creo que ya no es posible. Lo que quiero es ver qué pasa si, por ejemplo, en vez de transformar a un personaje que en realidad es escritor en actor para protegerlo, presentarlo así, tal como es, sin llegar a ofender, claro, sin que mi familia llegue a odiarme. ­

-¿La gente que te rodea cómo lleva aparecer así en lo que escribes?

-Bueno, creo que si tratas con un escritor ya sabes que tarde o temprano , de alguna manera, vas a acabar en sus libros, es inevitable. Pero yo no hago esto para hablar de ellos, la gracia es ir de un detalle muy personal a algo en lo que todos nos podamos reconocer. A mí, en el fondo, me importa un pito cómo actúo yo, o mis familiares o mis amigos, pero en esas manías, en esas debilidades y en esas fortalezas se encuentra mucha gente, y esa es la gracia. La gente que se me acerca debería saber que es material literario.

-¿Cómo ha sido escribir otra novela después del éxito de «También esto pasará»?

-Fue difícil, por eso tardé cinco años. Era un capítulo vital que siempre me había acompañado y que quería escribir, pero me costó. Había presión, mucha gente esperando nueva novela. Hice como cuatro versiones.Y cuando leí las pruebas de la definitiva me pareció un churro y la reescribí entera. Porque yo creo que un escritor tiene que ser un equilibrio entre la prepotencia y la seguridad de tener muy claro un objetivo, y la sensibilidad, la fragilidad, lo que hace ver los detalles. Y en mi caso esa balanza se desequilibró. Estaba con una máxima fragilidad, no sé, quizá también fueron las circunstancias de la vida, porque, así como hay escritores que cuando trabajan son capaces de aislarse de su mundo y de su vida, yo sigo viviendo. Escribo, pero no me aíslo. Y lo que voy viviendo también me va influyendo.

-En varias ocasiones has comentado que, en general, escribir se te hace cuesta arriba. 

-Esto se dice un poco por coquetería: «No, no, yo prefiero ir a tomar cañas con mis amigas que estar escribiendo...». Pero la verdad es si no quieres escribir, no escribes, porque realmente escribir es un trabajo difícil. Mucha gente piensa que solo por el hecho de saber hacerlo, ya puedes escribir, y para nada es lo mismo. Es un trabajo complicado. Y esta novela, concretamente, me resultó muy difícil. No solo tuve que enfrentarme a una historia, sino también a todo tipo de miedos de lo que pasaría después de También esto pasará, a las expectativas de la gente. En cambio, tras acabarla, tenía ya la rutina y empecé muy rápido a escribir otra cosa; hacía mucho tiempo que no escribía como lo estoy haciendo ahora, con alegría y felicidad, y me está resultando mucho más fácil. Me lo estoy volviendo a pasar bien, a  escribir lo que me apetece sin pensar en nada, ni en libros anteriores ni en nadie.

-Ahora, una vez reposada, ¿de qué dirías que va «Gema»? ¿Realmente es un libro sobre una amiga tuya que falleció a los 15 años?

-Creo que, de alguna forma, esboza tres tipos de historias de amor, que a mí son las que más me interesan y que también estaban en la novela anterior: con una amiga, es decir, la amistad; con un hombre, el amor romántico, en este caso el final de una historia; y con los hijos, que a mí me parece la más redonda, prometedora y completa.

-¿Y la muerte?

-¡Es verdad, que no la he mencionado! ¡Claro que también va sobre la muerte! Sí, sobre la pérdida, pero especialmente sobre acompañar a una persona querida hasta la muerte, estar cerca cuando se está muriendo. Me parece un momento durísimo. La muerte es un tema que me preocupa mucho. A no ser que esté enamorada, pienso en ello a diario. Y creo que por esto me preocupa tanto también el final de las historias de amor y las amistades que desaparecen, que se diluyen.

-Abordas temas serios de una manera ligera, luminosa, nada grave. Hay quien en esto ve frivolidad.

-Yo creo que, por un lado, soy optimista y por otro, que, al margen de estar viviendo tiempos muy serios y graves, sobre todo este último año, hay una predisposición en todos a vivir y a superar las cosas. Todos nos morimos por enamorarnos, por ejemplo. Quizá en estos dos libros exagero un poco esta tendencia que nos empuja a vivir, lo llevo más lejos de lo que en realidad lo practico, pero sí, hay una reivindicación de la frivolidad como una forma de buena educación, del hecho de no ir a contarle todos tus problemas a alguien, sino de intentar contar algo un poco más divertido y ameno. No soy mucho de ir contando mis penas; creo que se puede ser muy serio y riguroso y, al mismo tiempo, reírse e intentar disfrutar de lo que la vida nos ofrece. Para mí, la frivolidad no es ni el otro lado de la inteligencia ni el otro lado de la bondad. Es algo que convive en el mismo plano. No me parece siquiera similar a la tontería ni a la superficialidad. 

-Dices en esta novela que los recuerdos van cambiando. Aquí vuelves a recordar a tu madre. ¿Tienes el mismo recuerdo de ella que tenías cuando escribiste «También esto pasará» o es distinto ahora?

-Pues, mira, creo que con el tiempo me he vuelto más crítica con ella. No sé si me gusta, creo que igual me hubiese gustado conservar para siempre una imagen más idílica, pero los muertos te acompañan y, de alguna forma, tienes que ir saldando cuentas con ellos. Y en Gema digo cosas más duras y más difíciles sobre mi madre. También esto pasará es puramente un homenaje, una declaración de amor absoluto.

-¿Y con Gema tenías alguna cuenta que saldar?

-Más que con Gema, creo que conmigo misma. No estuve a la altura, no le acompañé hasta el momento de su muerte. También lo pienso en el caso de mi madre. Admiro mucho a los que lo hacen con lucidez, generosidad y entrega absoluta, pero no fui capaz de hacerlo con mi madre ni tampoco con Gema. Yo no sé si a los 15 años se le puede pedir a una adolescente que sea capaz de encarar la muerte de una amiga.

-¿Esto fue lo que te llevó a escribir esta historia?

-Creo que, sobre todo, recuperar, reflotar a la gente a la que uno ha querido. Gema, lo poco que recuerdo de ella, forma parte de mi vida, y forma parte de este intento absurdo de rebelarse contra la muerte. Escribir es un poco esto, rebelarse.

-«A partir de la adolescencia solo empeoramos como amigos».

-Es verdad. A los 15 años tenemos muchísimo tiempo. Recuerdo las amistades de infancia y juventud como algo divertidísimo, excitante… No solo el hecho de descubrir al otro, sino de descubrir el mundo juntos. Las primeras veces son muy importantes, y la gente con las que las compartes, también. La amistad es algo valioso, a lo que hay que dedicarle tiempo, es lo bastante importante como para priorizarlo a estar cansada, a quedarse en el sofá viendo series. Requiere un esfuerzo. A mí no me interesan las amistades para que me entretengan, o para entretenerlas yo. Hay gente que me llama porque se aburre, y no estoy aquí para entretener al personal. Con las amistades de verdad hay que verse. A partir de una edad es una elección y requiere de una dedicación.

-¿Siempre dices lo que piensas?

-Creo que la sinceridad es muy importante, que hay que intentar ser sincero sin herir inútilmente a los demás, porque luego hay gente tan honesta que se convierte en torpe socialmente. Pero sí, es importante decir lo que uno piensa, aunque se meta la pata, aunque a veces, por ganas de provocar, uno lleve sus argumentos un poco lejos. No decir lo que de verdad uno cree responde al miedo y pienso que el miedo es siempre un desastre, está siempre mal, siempre nos equivocamos por miedo. Es mejor decir las cosas, dar un paso más, ser natural. También es cierto que es cada vez más difícil, la gente tiene muchas ganas de repente de sentirse ofendida. Quiere ofenderse, quiere enfadarse, porque creen que eso les hace ser alguien. Yo es que detesto enfadarme. Y tampoco me gusta hacer enfadar a los demás. Y creo que sobre todo un escritor tiene que ser sincero, incluso inventando. Se puede ser muy sincero inventando. Sin sinceridad no hay arte. Es la forma de entendernos entre nosotros y ver lo muy parecidos que somos.