No hay muerte mejor en la literatura

Mercedes Corbillón FUGAS

FUGAS

27 mar 2021 . Actualizado a las 11:22 h.

El otro día un murmullo de jadeos me hizo detenerme bajo la ventana de un primero en la Rúa Nova. Mientras barruntaba si la naturaleza de las exclamaciones eran placer o fingimiento, cayó sobre mí un reguero de pompas de jabón del color del Fairy. Pensé inmediatamente que a la hora de la siesta todas las ciudades son como el París de Rayuela, con gente haciendo el amor y fregando los platos. Luego París tiene el Sena, la torre Eiffel, francesas con boina y aquella tumba de Oscar Wilde llena de besos dibujados en el cristal. También tiene los pasos de la Maga que andaba por la Rive Gauche con sus zapatos rotos encontrando a Horacio sin buscarlo.

Qué maravillosa era la Maga, con toda su torpeza y su ausencia. Yo una vez fui joven y quise ser la Maga, un deseo poco original porque hasta los sueños están todos inventados y en mi generación Rayuela era un hit, un must, que diría una influencer, o eso me parecía a mí.

Quería esa ligereza, esa liviandad, esos paseos al margen de lo establecido, del orden, de la cordura. A quién le importa el equilibrio si te escribe Cortázar y te convierte en mito, en inmortal.

Tan embebida estaba que entonces pasé por alto la fragilidad de la chica, el exceso de desequilibrio.

Cuando hace unos años releí Rayuela, me quedé enganchada en aquel bebé muerto sin que su madre se enterase, en la música de Schönberg que sonaba en el tocadiscos, en el vecino del sexto piso con el cuchillo clavado en la puerta, en el absurdo, en esos miembros del club de la serpiente buscando el sentido de la vida, filosofando, enredando palabras en una conversación genial mientras el cuerpo del niño se vuelve frío.

No existe otra muerte peor en la literatura. No existe otra muerte mejor en la literatura.

La última vez que estuve allí busqué la casa donde vivió Cortázar y me fotografié sobre su lápida en el cementerio de Montparnasse. Me hubiese gustado que allí, además de su nombre y el de Carol Dunlop, una frase rezase:

Aquí yace el cuerpo inexistente de Rocamadour.