La última novela de la enigmática Carmen Mola es tan espeluznante y cruda como adictiva
03 jul 2020 . Actualizado a las 10:57 h.Huele a pocilga. Tanto que casi nos dan náuseas. La última novela de la enigmática Carmen Mola es tan espeluznante y cruda, además de adictiva y emocionante, que cada vez es más difícil creerse que tras este seudónimo tan molón se oculta una mujer. Y ya sé que no somos pura delicadeza y fluir etéreo, pero es que lo que Carmen Mola ha imaginado en La Nena para la tercera entrega de los casos de la comisaría Elena Blanco parece sacado de un catálogo de los horrores. Y además, uno muy masculino: ese en el que se humilla y somete a una mujer valiente, arriesgada, atlética y autosuficiente. El libro se devora de principio a fin. Aunque la violencia se haga difícil de digerir.
Desde el primer caso de la inspectora Blanco y la Brigada de Análisis de Casos en La novia gitana quedaba claro que sus hazañas no iban a ser plato de gusto para todos. Su tragos de grappa, sus amores de aparcamiento, sus noches de karaoke y su entereza ante la cara más desagradable del mundo criminal traían a las páginas un personaje carismático y lleno de oscuridad que prometía como protagonista de una serie. Y pronto lo será, ya que Viacom International Studios (VIS) y Diagonal TV se encargan ya de la adaptación a la pequeña pantalla de la historia de la investigación de la muerte de la joven Susana Macaya.
Si La red púrpura nos decepcionó un poco, La Nena trae de vuelta el thriller más visceral. La víctima es otra vez una mujer. Y parece que es aquí donde nuestra autora se encuentra más cómoda. Una mujer sometida al sadismo de un hombre sin piedad. Tenebrosa y angustiosa, la historia de Mola juega con nuestra capacidad de soportar el horror y pone a prueba la firmeza de nuestro estómago. Y todo empieza la noche del año del cerdo: su olor lo impregnará todo. Avisados quedáis.