Anuncia un cambio de filosofía, introduciendo el factor sorpresa como patrón

carlos crespo

No habrá este verano reedición de aquel ya mítico cartel de conciertos que llegaba desde el suelo al techo. El Náutico de San Vicente anuncia un cambio de concepto y de filosofía, introduciendo el factor sorpresa como patrón.

«Es algo que va más allá de una reacción a la situación planteada por el covid-19», explica su propietario, Miguel de la Cierva. «Llevaba años pensando en el decrecimiento, pero siempre se me ofrecían opciones de cosas más grandes y mejores, con lo que lo iba aplazando. Pues bien, ha llegado el momento en el que no solo ya no es posible crecer más, sino que sería indeseable y contraproducente».

La propuesta musical de este verano en el local de A Barrosa se basará en tres fundamentos: conciertos sorpresa, bandas residentes y la apuesta por la escena local y los grupos emergentes.

Aun así, el modelo será mixto y también habrá lugar para actuaciones previamente anunciadas de algunos de los artistas y grupos habituales del local. Muchos de ellos se han visto obligados a suspender sus giras y hallan en El Náutico una de las escasas oportunidades para reencontrarse este verano con su público.

Serán, eso sí, conciertos con todos los asistentes sentados, con aforo limitado y conformes a lo que en cada momento dicten las normas sanitarias. «Claro que puede que vengan Leiva, Coque Malla, Xoel o Iván Ferreiro. Pero no sabemos en cuál de los formatos. Puede ser un concierto anunciado y con entrada o que de repente toquen a las cinco de la tarde para 20 personas».

Asegura Miguel de la Cierva que lo que pretende es propiciar los encuentros, la espontaneidad y la naturalidad en la música y entre los músicos. «Y no solo lo que viene empaquetado para vender a razón de 30 euros la entrada. Escapar del show business y poner de nuevo el acento en los valores que hacen al Náutico especial. Eso es lo que busco. Y ese es mi proyecto nuevo. Porque el otro, el del constante crecimiento, lo doy por acabado. No quiero volver a los 64 conciertos en un mes».

Con todo, el responsable del Náutico asegura que para nada reniega de todo lo realizado y alcanzado en estos últimos años. «Ha sido un proyecto superbonito. Un proyecto coral, en el que hemos participado los músicos, el público y yo como mediador. Han sido 27 años fantásticos persiguiendo un sueño. Y ese sueño no se acaba. Simplemente, ahora tengo otro que me ilusiona más: recuperar lo mejor del Náutico, aquella atmósfera de hace años. Y que El Náutico vuelva a ser ese lugar de encuentro en el que los músicos se puedan liberar de sus corsés, que hagan lo que quieran, cuando quieran y como quieran. Quitarle valor al negocio y devolvérselo todo a la música».

A día de hoy, confiesa Miguel de la Cierva, aún todo son incertidumbres y no hay ni un solo nombre con fecha asignada en su agenda. «Todavía es el momento de la ciencia», proclama. Si las circunstancias se lo permiten, la temporada de directos podría arrancar el 22 de junio con alguno de esos conciertos sorpresa.

Lo que sí es seguro es que tanto en julio como en agosto la música volverá a ser la protagonista a orillas de la playa de A Barrosa. Quizá lo verdaderamente interesante ahora sea descubrir cómo.