Un abanico de libros para querer más a mamá

FUGAS

Selección de novelas para celebrar la figura de la madre
Selección de novelas para celebrar la figura de la madre FUGAS

No son novedad, sí lecturas que ofrecen retratos conmovedores, divertidos, emocionantes o cómplices de la figura de la madre. Aquí una selección de libros, elaborada con ayuda de tres libreros, para leer entre líneas y celebrar el primer domingo de mayo

02 may 2020 . Actualizado a las 16:05 h.

¿Qué libro le regalarías a tu madre que no sea novedad? Vamos a tirar de fondo de armario. Cada madre es, a su vez, de su padre y de su madre y el tiempo va modelando el gusto en función de los cambios en el panorama individual, familiar y social. Yo no le habría regalado a mi madre el libro que me gustaría que me regalasen a mí porque, al igual que en chicos y en ropa, en libros no era nada fácil coincidir... Pero esta es otra historia.

A las buenas historias, sea según el criterio de la crítica o el favor del lector, les sobran los hijos. La figura materna ha dado a luz sobre papel criaturas de distinta belleza, obras de género y calidad dispar, numerosas en los últimos años, dadas a romper el canon establecido. Richard Ford completó el año pasado su «libro de familia» con unas memorias breves, Entre ellos, en las que quiso dar las mismas páginas a padre y madre, quizá para evitar herir la sensibilidad de sus más queridos fantasmas. Edna es el espejo de Richard, se revela como su primer amor en ese libro breve y sobrio en el que cualquiera puede encontrar consuelo, una forma de gratitud y homenaje a una madre, dentro de lo humano, ejemplar. 

Angelika Schrobsdorff acertó, de otro modo, en el corazón de los lectores, de aquellos que buscaban un retrato que rompiese el molde convencional con Tú no eres como otras madres, que nos recomendaron y aún recomiendan libreras como Esther Gómez, de Moito Conto. Esta historia que editaron Periférica y Errata Naturae en el 2017 reconstruye la vida real e inconformista de la propia madre de Angelika Schrobsdorff, una mujer nacida en una familia de la burguesía judía de Berlín, liberada de los prejuicios de su tiempo y deseosa de casarse con un artista (y no con el marido, buen partido, que le tienen preasignado en casa). Moito Conto, de A Coruña, ofrece otra recomendación valiente para celebrar este atípico día de la madre. Génie la loca, de Inès Cagnati, del sello Errata Naturae, 2019, toda una sensación literaria en Francia a finales de los 70. «Génie la loca es una historia de amor y tristeza entre madre e hija narrado en la voz de una niña que siempre espera, que teme ser abandonada. Habla de mujeres que solo pueden trabajar y trabajar. Suena como una voz de terciopelo. La revivo siempre que la pienso con un nudo de emoción», nos emociona Esther Gómez.

Todas las madres del mundo (Destino, 2018), o una considerable mayoría, están en el libro de este título de Gustavo Martín Garzo ilustrado por Marta R. Gustems, que nos propone para celebrar con cuento, dulcemente, la maternidad todo el equipo de la Librería Trama. Las «madres niñas», las fantasiosas, las solidarias, las desconfiadas, las madres pulpo y las elefante, las imprudentes que aman los peligros, las despreocupadas, las envidiosas, las feas, las madres ciegas y las que son ogresas... (y aun mas) se lucen en este libro de cuentos que recomienda el librero Carlos Coira.

Para aquellas que no esperan ser La mejor madre del mundo (Random House, 2019), las que saben que, aunque se lo propongan, jamás lo conseguirán, puede ser un estímulo o un consuelo (o un auténtico ring de boxeo) este título de Nuria Labari, que nos recomendó la primavera pasada la librera Mercedes Corbillón, de Cronopios, una novela realista y cotidiana, que airea los tiempos vivos y los trapos hermosos pero sucios de la maternidad. Labari disecciona en La mejor madre del mundo el mito de la maternidad desde una nueva perspectiva, con verdades como puños, literaria y naturalmente narradas.

Para querer más a quien nos da la vida, y a veces también una sólida oposición y no pocos temores y preocupaciones, Una madre (Destino, 2019), de Alejandro Palomas, puede ofrecer con su retrato de Amalia, que ha logrado a sus 65 años ver cumplido su sueño de reunir a toda la familia en Nochevieja, dibujar, según apunta la librera Mercedes Corbillón, «a la madre más divertida y entrañable de la literatura».

Inspirada en una historia real, El secreto de mi madre (Jenny L. Witterick, Nube de Tinta, 2015) es también una novela sencilla pero de las que dejan huella, para valorar la figura de la madre desde una historia de solidaridad en la Polonia ocupada de 1939. Aquí un homenaje a la bondad, el coraje y la generosidad de la gente común, en el que se cruzan las vidas de dos familias judías y un desertor alemán con las de una madre y su hija, que están dispuestas a todo para salvarlos. 

Ama, primera novela de José Ignacio Carnero (Caballo de Troya, 2019), es una carta de amor a la madre y a un mundo que se pierde, que vivimos especialmente los nacidos a partir del 75, con una voz algo infantil pero muy poderosa que asume la primera persona del dolor. Fue en su día recomendación de Esther Gómez, de Moito Conto, y es un ajuste de cuentas, desde el afecto, la vulnerabilidad y la gratitud, con la vida enfrentándose a la muerte.

«Una persona buena -leemos en el prefacio de Un altar para la madre (Minúscula, 2014), joya pequeña de Ferdinando Camon- , por más que sea miserable, inculta, analfabeta, malhablada, vaya mal vestida y descalza, sea casi anónima, puede merecer la inmortalidad más que caudillos, banqueros, políticos, aventureros. No es la fuerza lo que salva a la humanidad, sino esa particular forma de amor que se llama bondad». Es este uno de los últimos títulos que proponemos para celebrar la figura de la madre en su día, o cualquier otro, que no está de más.

Ella pisó la luna, revela en un homenaje a la madre emocionante y sencillo, sabio, fluido como una conversación entre viejos conocidos, Belén Gopegui. Es este el título de poco más de ochenta páginas para aterrizar en el espacio interior de una madre, Margarita Durán, y en los destinos de mujer que han quedado a la sombra de la proyección de sus esposos. «Nunca nos preguntan por nuestras madres, y de ella viene casi todo lo que sé», confiesa Gopegui en Ella pisó la luna. «Su vida siempre me había hecho pensar en aquel verso de Miguel Hernández: 'No encontraréis a Delia sino muy repartida, como el pan de los pobres», nos encoge.

Cerramos este abanico de papel pintado con Virtudes (e misterios) (Galaxia, 2020), de Xesús Fraga, que cita Esther, de Moito Conto, una novela con raíces en la que emerge poderosa Virtudes Edreira, una matriarca gallega que recuerda la dureza de los años de la emigración, y las fuerzas que ellas, ellas, sacaron de flaqueza.

Madres hay tantas como novelas, y la mayoría ganan en una segunda lectura.

Felices todos los que tienen madres en las que no dejar de leer.