-Ya en el 2014 le dijo en televisión a Risto Mejide que estaba harta de Marta Sánchez y que estaba matando a ese personaje «que no podía soportar más». ¿Cómo va ese proceso?
-Nunca voy a conseguir matarla del todo. Yo me refería a la Marta Sánchez que me esclaviza, a la que me exige seguir siendo Marta Sánchez, la que no me deja relajarme nunca. Esa Marta que todos quieren seguir viendo, siempre perfecta, siempre sexy, siempre sonriente. Llegados a este punto también me quiero relajar. Me siento como una madre de ese personaje. Le corrijo lo que no me gusta, le enseño el buen camino… Pero bueno, es complicado, porque, en el fondo, creo que yo nunca maduraré del todo. Y Marta Sánchez tampoco.
-Ha llegado a decir que se ha sentido una marioneta toda la vida.
-Es que la industria de la música es bastante manipuladora, te dirigen como un producto. Al principio, muchas veces ni siquiera me gustaba lo que cantaba pero lo tenía que cantar. También me decían como me tenia que vestir, que peinar… Los artistas noveles tienen detrás una estructura muy dictatorial y yo no tuve a nadie a mi lado para guiarme. Mis padres me dejaron volar sola y yo era muy ingenua. A mí me dijeron trabaja duro y déjate llevar para tener éxito. Y eso hice. Fue gracias a que tengo un carácter fuerte que conseguí imponerme. Y ahí empezó mi libertad.
-Cuando hoy se mira al espejo, ¿es el momento de su vida en el que más le gusta lo que ve?
-Menos las patas de gallo y alguna que otra flacidez que ni con el gimnasio, sí (se ríe). Estoy contenta porque soy honrada y humilde, porque a pesar de mi carrera exitosa nunca me he creído más que nadie y he respetado mucho a los demás, como intérprete y como compositora he dado siempre lo mejor que tengo y, sobre todo, nunca he tenido que hacer nada de lo que me arrepintiese para estar donde he estado.
-Ni siquiera del episodio del himno que tantos disgustos le ha causado.
-No, no solo no me arrepiento de eso sino que creo que ha sido el acto de generosidad más inmenso que hecho en mi carrera. Es cierto que este verano, a raíz de eso, me han quitado de las fiestas de tres ciudades en las que gobierna la izquierda. Pero me da igual. Lo voy a seguir cantando.
-¿Cantaría el himno gallego?
-Sí, por supuesto. No se me da muy bien cantar en gallego, no sé por qué, pero claro que cantaría el himno de Galicia. Me considero muy gallega.