«Soy muy de la tierra, pero no me dejo arrastrar por el pasado»

VIRGINIA MADRID

FUGAS

cedida

La autora de «Palmeras en la nieve» regresa con su cuarta novela, todo un homenaje al mundo rural, lleno de secretos e intrigas

27 oct 2019 . Actualizado a las 22:21 h.

Luz Gabás (Monzón, Huesca, 1968) soñaba de niña con ser escritora, como Jo, la protagonista de Mujercitas. Dejó su trabajo como profesora de Filología Inglesa y publicó Palmeras en la nieve, gran éxito de ventas, que fue llevado al cine. Regreso a tu piel fue su segundo libro y con Como fuego en el hielo cerró el ciclo narrando una complicada historia de amor durante el siglo XIX. Ahora presenta El latido de la tierra. «Esta novela me ha ayudado a reencontrarme conmigo misma e iniciar una nueva etapa ya cumplidos los cincuenta», confiesa a Fugas.

-¿Cada novela es como empezar de cero o el reconocimiento del pasado es ya un pasaporte de éxito?

-Con cada nueva novela empiezo desde cero, las otras historias forman parte de mi pasado y El latido de la tierra es mi presente. Es otro reto, un hijo nuevo que me llena de ilusión, pero también me embarga la responsabilidad de no defraudar a los lectores. Son muy amables conmigo, pero en el fondo esperan seguir encontrando mi voz, mi estilo, mis personajes. Siempre me pongo en la piel del lector y escribo mis historias como me gustaría que me las contaran, con una narrativa con fuerza, con personajes potentes, con un contexto apasionante.

-Pareces muy exigente. ¿Lo eres?

-Mucho. Soy muy exigente y perfeccionista conmigo misma, es mi forma de ser. Hasta llegar al libro que cae en las manos de los lectores, suelo hacer unas cuarenta versiones. Reviso, reviso y reviso hasta que está perfecto, como yo lo siento. Es un compromiso y una responsabilidad.

-Entonces, ¿la presentación de tu nueva novela es una prueba a superar?

-Bueno, no sé si tanto como una prueba, pero son momentos de una gran intensidad. Es una mezcla de alegría e ilusión y también hay nervios e incertidumbre. Es como una fiesta en la que quieres que todo esté perfecto, que salga bonito. Cuando empiezo a recibir los primeros mensajes positivos de los lectores, entonces, surge la tranquilidad y la calma, y respiro.

-¿Por qué dices que «El latido de la tierra» es tu novela más sentida?

-Mientras que con Palmeras en la nieve abordé la generación anterior, en esta reflexiono sobre mi generación, rastreo en mi pasado, pero desde la perspectiva que me ha dado el hecho de haber cumplido ya cincuenta años. En ese mirar atrás, me he dado cuenta de que toda mi vida ha estado ligada a la tierra, al pueblo, a lo rural.

-En esta novela encontramos una bonita historia de amor, pero también hay un crimen y una vuelta a los orígenes, al pueblo. ¿De dónde surge la trama?

-Al bucear en mis raíces, descubro que hay muchas personas vinculadas a la tierra, al mundo rural, y que han marcado su existencia. Por eso, me pareció muy interesante, profundizar en cómo esa huella del pasado nos influye en el presente y a veces determina hasta el futuro. Por otro lado, está la historia de amor romántica entremezclada con la trama policíaca. Al final, es una novela de reconciliación conmigo misma, con mi pasado, un viaje interior a mis orígenes y un homenaje al mundo rural, que es patrimonio de todos.

-Secretos, mentiras, amores, traiciones y hasta un crimen. Tiene todo los elementos de una novela negra.

-Pero no lo es. Es una novela generacional, es un homenaje a los nacidos en los años sesenta. He utilizado los elementos de la novela negra, a través de la investigación criminal, para abordar cómo cada personaje lidia con sus culpas del pasado y del presente.

-La protagonista es Alira, una mujer lastrada por su herencia, pero también está Elegía, la matriarca de la familia y el referente moral de la casa. Personajes complejos y cargados de contradicciones.

-¡Claro! Tampoco nos podemos olvidar de Gerardo, el hermano de Alira o Adrián, su antiguo novio. Yo los denomino personajes fusión, porque son la mezcla de muchas personalidades. A lo largo de mi vida, he conocido muchas Elegías y Aliras. No me he basado en una única persona para darles forma. Son la suma de muchas personas, con sus deseos y pecados. No son perfectos, eso hace que los sientas cerca, que te identifiques con ellos.

-¿Cuánto de Alira tiene Luz Gabás?

-Bastante, la verdad. Es una mezcla de atrevida y contenida, moderna y tradicional, cerrada y transparente. Lo que más comparto con ella es la capacidad de transformación, de superarse.

-Y tú, ¿qué le has regalado a ella?

-Luminosidad. Alira, al principio, era más oscura, opaca y yo le he infundido más transparencia y claridad.

-En toda historia tiene que haber antagonistas. ¿Qué valores representan los malvados en este relato repleto de desencuentros por intentar romper con la nostalgia del pasado?

-Son la parte oscura de las personas y también simbolizan la decadencia moral de la sociedad y la pérdida de la ilusión.

-Antes, has comentado que con esta novela te has reconciliado contigo misma. ¿Esta historia te ha cambiado la vida?

-Sí. Me ha dado serenidad y calma. La novela me ha ayudado a resetearme, a reencontrarme e iniciar una nueva etapa ya cumplidos los cincuenta, con los hijos mayores y con una perspectiva vital de presente, de disfrutar del día a día.

-¿Qué ha supuesto para ti cumplir los cincuenta? ¿Te asusta el paso del tiempo?

-Tengo 51 y reconozco que es un momento decisivo para mí, es medio siglo, ya he recorrido la mitad de mi vida y una echa la vista atrás y reflexiona. El cuerpo cambia, que ya no es lo mismo y salen goteras. Tienes la sabiduría que dan los años, pero el cuerpo no responde igual. Tengo claro que no soy superwoman ni perfecta, pero siempre tiro adelante.

-Y tú, ¿sientes que estás muy arraigada?

-Soy muy de la tierra, me entusiasma mi casa, mi valle, mis montañas, pero soy poco nostálgica. Me encanta recordar de dónde vengo, pero no dejo que el pasado sea un lastre, que me arrastre.

-¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

-No. Me quedo con los edificios antiguos, los muebles con carácter, pero la vida de antes era mucho más dura y complicada que la actual. No había derechos, por no hablar de la existencia tan complicada que llevaban las mujeres. Siento alivio por no vivir la vida que tuvieron mis abuelos...

-¿Cómo ha sido la experiencia de indagar en tu pasado familiar?

-Fascinante. Bucear en mi historia ha sido muy enriquecedor. Pero no ha sido algo extraordinario, pues desde chica soy la curiosa de la familia y me encanta preguntar y saber acerca de la vida y las relaciones de mis parientes. Y aunque a veces he descubierto cosas que no me han gustado, como soy muy lógica y racional no me enfado ni sufro. Procuro comprender y empatizar.

-¿Qué tal ha caído la novela en tu familia?

-Muy bien, a las mujeres de mi familia les ha conmovido mucho. Fue muy emocionante escuchar y recibir sus comentarios. Y a mi marido también le ha gustado mucho. Cuando empiezo una novela, nadie sabe sobre lo que estoy escribiendo, solo mis editoras.

-¿Cómo te ves con ochenta años? ¿Te gustaría seguir escribiendo?

-Fíjate, me veo con una bonita melena blanca y como una abuela disfrutona, con ganas de bailar y contándoles historias a mis nietos. ¿Escribir? ¡Claro! Tengo un tío filósofo de 85 años y sigue escribiendo y traduciendo. Siempre le digo que de mayor quiero ser como él. Me encantaría seguir aprendiendo y pensando, quiero disfrutar de una vejez activa y plena.

-De profesora de filología inglesa en la Universidad de Zaragoza a alcaldesa de Benasque y después escritora superventas. ¿Cómo has gestionado éxito de tus novelas?

-Pues con mucha normalidad. Llevo la misma vida que antes. Me dedico a escribir de lunes a viernes en un horario escolar y los fines de semana los disfruto con mi familia y mis amigos de siempre. Es más, te confieso que el día antes de publicarse la novela, estaba preparando lavadoras en casa y con el delantal puesto preparando la comida, así es que glamour poco, solo para las fotos.

-Pregunta obligatoria. ¿Cuál es el latido de Luz Gabás?

-Mi latido es mi familia, mi marido y mis hijos, y mis amigos. Ellos me hacen sentirme viva.

-Y en tu tiempo libre, ¿qué te gusta hacer?

-Soy una mujer muy inquieta. Me apasiona leer. Me olvido del tiempo cuando estoy enganchada a un libro. También disfruto mucho viendo series, porque me relaja y evade. Me ha gustado mucho Vikingos y El cuento de la criada. Y hace poco fui a ver Dolor y gloria de Almodóvar y me pareció fantástica por como revisa su propio proceso de envejecimiento. Pero también me apasiona pasear por el campo. Menos cocinar, porque en casa, guisa mi marido. Yo soy más de hacer comida de supervivencia; disfruto mucho de mis aficiones.

-Y ahora, ¿qué libro tienes en tu mesilla de noche?

-Algún día, hoy de Ángela Becerra. Me gusta disfrutar de la lectura, no como escritora, sino con la inocencia del lector, eso me apasiona.

-¿Fuiste una niña que creció entre las páginas de los libros de aventuras e historias románticas?

-Pues sí. De cría leía sobre todo las aventuras de Los cinco, Los Hollister y muchos cómics, me entusiasmaban. Ya de más mayor, me enganché a las historias góticas de Edgar Allan Poe y a los autores del romanticismo del siglo XIX como las Hermanas Brönte o Dickens. La verdad, es que de jovencita, me identificaba mucho con el personaje de Jo de Mujercitas que soñaba con ser escritora y ser independiente. Me decía, ésta quiero ser yo de mayor.

-Hemos empezado el nuevo curso escolar y con él surgen un sinfín de buenos propósitos. ¿Cuál es tu deseo para este año académico?

-Hacer más ejercicio. Paseo mucho, pero no es suficiente, debería mover más el cuerpo, pero reconozco que me da pereza.