Jandro: «Lo de 'Descabellado' no es por mi pelo sino porque es un show muy loco»

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El mago de «El Hormiguero» presenta por primera vez en Galicia su espectáculo en el que el humor y la improvisación juegan un papel preponderante

22 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Representa como pocos a esa nueva generación de magos españoles que ha renovado el ilusionismo a golpe de creatividad y humor, dos de las señas de identidad de Jandro. Aun así le pido que se defina en un par de frases. "Soy un mago diferente que intenta hacer cosas personales o que nunca se hayan visto. Me encanta tener ideas y por muy locas que parezcan ponerlas en marcha. No me gusta la magia si es aburrida por muy buena que sea técnicamente".

Aunque su popularidad proviene en gran medida de sus apariciones en El Hormiguero, donde también ejerce como coordinador de guiones, "si me das a elegir me quedo con el teatro", dice. "El teatro da una cosa que nunca da la televisión, que es la emoción".

-Y a dos teatros gallegos viene este fin de semana para presentar "Descabellado". Cuente, cuente...

-Lo de Descabellado no es solo por mi peinado (se ríe) sino porque es un show muy loco, con ideas muy diversas y en el que se mezclan números muy potentes con mucha risa. Es el espectáculo más grande y ambicioso que he hecho hasta la fecha.

-¿Qué tipo de magia presenta?

-Además de mis habituales números visuales y hablados, llevo también por primera vez grandes ilusiones.

-Y el humor, ¿qué papel juega?

-El humor es fundamental. La gente ya no viene al teatro solo para que la sorprendas. Espera que la sorprendas y que le hagas reír. Y en mi caso procuro que se lleven el pack completo.

-Con los invitados del El Hormiguero suele jugar a ser el payaso tonto que al final acaba por revelarse como el listo.

-Sí, eso me encanta. La gente está de risas, piensa que todo es una broma y de repente "ostras, pero ¿cómo ha hecho eso?". Ese momento de shock es fantástico. Imagínate, en El Hormiguero a veces se lo hago a actores de Hollywood que ya han visto de todo en este mundo. Explosiones, dinosaurios, alienígenas... Y cuando consigues ese momento, esos dos os tres segundos que están como en shock... ¡Buah!, es maravilloso.

-De esos famosos, ¿guarda especial recuerdo de alguno?

-Me han sorprendido la gran mayoría para bien. Porque, claro, los tienes idealizados y luego te das cuenta de que tienen las mismas emociones y sentimientos que cualquiera de nosotros. Pero bueno, a mí, por ejemplo, Tom Cruise me pareció un caballero. Un tío elegante, divertido y que valoraba mucho lo que yo hacía. Y Will Smith es, directamente, encantador.

-¿Hay muchas diferencias entre hacer magia en televisión, con la cámara a 40 centímetros, y en un teatro con el público sentado a varios metros?

-En la tele es todo demasiado rápido. El teatro es más real. Tienes tiempo para jugar con distintas emociones. Y para improvisar. A mí me gusta mucho jugar con los espectadores, que formen parte del show. Que vean que es algo vivo. No que llegas, haces tus números y te vas. El teatro te hace revivir algunas sensaciones que por desgracia esta sociedad tecnológica se está llevando por delante.

-¿La tele requiere más precisión?

-No, para nada. Yo cuando en el teatro hago alguna magia de cerca tengo una pantalla gigante en la que el público ve todo en tiempo real. Ahí ni siquiera puede caber la duda de si el realizador habrá hecho algún truco de cámara, como en televisión.

-¿Y cuando el truco falla o el público lo pilla?

-Si falla, tiras de oficio. Como hago magia cómica hay efectos que, aunque los haya fallado, los soluciono diciendo algo más o menos ingenioso y la gente acaba por creer que se trataba de una broma o que realmente el número era así.

-También has hecho magia para niños. ¿Es muy diferente a la magia para adultos?

-En mis espectáculos hay algunos números que hago con niños pero nunca he hecho magia específicamente para ellos. Me parece mucho más difícil que hacer magia para adultos. Los niños son más exigentes. Y tienen sus propias reglas. Son más difíciles de engañar porque también es más difícil captar su atención. En El Hormiguero lo que hacía era cámaras ocultas con niños. Pero eso es diferente. Eso era una aventura que yo compartía con ellos.

-Además de sus apariciones como mago usted es coordinador de guiones en El Hormiguero, ¿cómo es su día a día en el programa?

-Muy, muy intenso. Cada día es una locura. Llevamos 13 años y dentro de poco vamos a cumplir los dos mil programas. Y lo que realmente nos mantiene la ilusión es saber que cada emisión no deja de ser un pequeño milagro tal y como está el panorama y la competitividad en el mundo de la televisión.

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