Radio Océano: un viaje al lado más desconocido del pospunk gallego

FUGAS

cedidas

Esparcieron oscuridad y punk desde A Coruña durante los años ochenta. Luego desaparecieron y su obra quedó oculta en una nebulosa. Ahora la edición de un doble disco revisa su legado, rescata maquetas, temas de su único disco y directos. Un pequeño tesoro

14 sep 2018 . Actualizado a las 10:55 h.

La fama se la llevó Vigo. También los titulares de prensa, la (aún hoy discutida) idea de escena, los grupos icónicos y las canciones para la posteridad. De Golpes Bajos a Siniestro Total, pasando por Os Resentidos y Aerolíneas Federales, el registro sonoro de aquellos bulliciosos años ochenta se encuentra perfectamente documentado, glosado y valorizado. También (justamente) reivindicado.

Sin embargo, en A Coruña hubo otra movida. Y esa (injustamente) se ha desvanecido en el recuerdo hasta que algunos fans voluntariosos la han querido recuperar. El primer turno le tocó a Viuda Gómez e Hijos, la banda punk que fue objeto del rescate de sus maquetas. Primero con la edición por el sello El Beasto el doble single La viuda está de vuelta (2008). Después, con el lanzamiento por parte del que fuera batería del grupo Dani Puntas del cedé No somos pobres viudas, sino viudas pobres (2010).

Ahora le llega el gran momento a Radio Océano. Acaban de ser objeto de una profusa recopilación que explora uno de los rincones más fascinantes y desconocidos del rock gallego de los ochenta. Editado por el sello Subterfuge dentro de su colección Canciones desde la Tumba, Memorias do óxido se presenta como un disco doble. Por un lado, recoge grabaciones de estudio del grupo. Por otro, temas en directo. La escucha de ambas caras da una idea certera de la calidad de un nombre perdido en la memoria colectiva hasta hace poco.

Surgidos en A Coruña en 1982, Radio Océano lo formaban Xosé Manuel Pereiro (que usaba el alias de Johnny Rotring), Santiago Romero (Ross Mero), Pablo Iglesias (Renato 414) y Quique, que pronto fue sustituido por el batería Alfonso Evangelista Sito (Sit Down). Con unos conocimientos elementales de cómo tocar los instrumentos y una cautivadora mezcla de oscuridad, agresividad y humor empezaron a desarrollar una carrera al amparo del punk y el siniestrismo. En las demos más antiguas que aparecen en el disco, de mediados de 1983, ya se puede ver ese sonido afilado y vertiginoso. Son canciones urgentes como Pánico en las Falklands y Hago cine con mi coche, que desprenden irreverencia y electricidad a partes iguales.

Más adelante llegarán las piezas que conectan más decididamente con el afterpunk. Escuchadas en el 2018 resultan asombrosas. Narcisismo, basada en un poema de Lois Pereiro, rezuma aromas del Seventeen Seconds de The Cure, atrapa definitivamente en su tensión introspectiva y se revela como una joya absoluta. Das Kapital ya la reivindicaron en el 2011 en su disco Ruido Negro. Ahora esta recopilación la pone de nuevo en circulación.

El disco también apela al descatalogado Nin falta que fai (1986), único álbum editado por el grupo en su primera etapa. Hay ecos por ahí de Killing Joke y de Joy Division. También de Parálisis Permanente. Y, sobre todo, un sonido y un modo de interpretar que va directo a la yugular. Cuando la guitarra trepidante y la batería primitiva sustentan la voz de Esto no es Hawai Nin Falta que Fai (respuesta al tema de Loquillo) el oyente no sabe qué hacer: si sonreír por la ocurrencia o cerrar el puño con fuerza para reforzar su mensaje. Quizá lo mejor sea una mezcla de ambas.

Regreso inesperado

Tras su disolución en 1987, el nombre de Radio Océano se instaló en una nebulosa. Su disco se descatalogó y su rastro se perdió. Todo hasta que en el 2010 fueron objeto de un homenaje en Santiago y en el 2016 se editó en single recogiendo Narcisismo. Eso propició una vuelta a los escenarios que perdura. Como se puede comprobar en el segundo disco de Memorias do óxido, que recoge su interpretación de Como o vento en el 2017, lejos de oxidarse la banda suena vibrante y compacta. Ojo, porque dan conciertos esporádicamente y rara es la persona que sale descontenta. La mayoría se queda con la boca abierta.