Rodrigo Amarante. «No hay nada más punk que salir a escena solo con tu guitarrita»

FUGAS

Álvaro Ballesteros

Qué injusto es que para muchos sea solo conocido por la sintonía de «Narcos». El músico brasileño, curioso e inquieto, es una figura clave en la música de este siglo

13 jul 2018 . Actualizado a las 08:45 h.

«Soy el fuego que arde tu piel». Bastaron siete palabras para ubicar en el mundo entero a Rodrigo Amarante. Él se manifiesta agradecido por todo lo que la canción de cabecera de Narcos le ha dado. Pero reconoce que no le representa del todo. O que no representa su todo. Por otra parte inabarcable. Tal es el ansia de investigación, creación y experimentación de este músico brasileño afincado en Los Ángeles que a finales de los 90 lideró aquel grupo fundamental del rock alternativo brasileño que fueron Los Hermanos, que después fundó Little Joy junto a Fabrizio Moretti, baterista de The Strokes, y que giró por todo el mundo formando parte de la banda de su amigo Devendra Banhart antes de aventurarse a dar el paso de crear su proyecto en solitario. Eso aconteció en el 2014, fecha en la que lanzó su primer, y hasta la fecha único, álbum en solitario, Cavalo, en el que lo mismo revisita la bossa nova, que hace alardes de brit rock, se aferra al tropicalismo o reinventa la oscura canción de autor. Así es Rodrigo Amarante, un músico tan fascinante como difícilmente clasificable, subyugado a su pesar a la dictadura de una canción.

Desde la capital de la Costa Oeste y en un más que correcto castellano Amarante se muestra encantado de regresar a Galicia donde vivió una de las situaciones más surrealistas de su carrera. Fue en su concierto en Santiago. «Salí al escenario, saludé en español y el público me decía 'habla en portugués'. No entendía nada. Nadie me había explicado que en Galicia había un idioma parecido al nuestro. Estaba desconcertado. Ahora, cuando vaya, les hablaré en galego». [se ríe].

-¿En qué formato viene esta vez?

-Yo con mi guitarra. Que ya es mucho, tengo seis cuerdas (vuelve a reír).

-¿Hasta qué punto le condiciona el que buena parte del público le conozca solo por una canción, que quizá no sea la que mejor le represente?

-Eso solo es un problema para quien tiene miedo de no hacer nada importante después. Renegar del éxito no tiene sentido. La canción de Narcos ha sido una suerte para mí. Mucha gente ha empezado a escuchar mis discos gracias a esa canción. No ha habido nada negativo en ella.

-¿Por qué tardó tanto en crear su proyecto? ¿Prefiere mantenerse en un discreto segundo plano?

-Es cierto que cuando fui músico de Devendra Banhart descubrí el placer de no ser el centro de las atenciones, es mucho más relajado. Pero a mí me gusta cantar. Y cantar mis propias canciones. Hoy me excita mucho el peligro del escenario, el salir solo con mi guitarra. Es algo delicado y punk al mismo tiempo. Es mucho más punk tocar en un gran escenario solo con tu guitarrita que hacerlo con una banda de rock muy potente. Un, dos, tres, cuatro, ¡¡booom!!

-Publicó «Cavalo» en el 2014, ¿para cuándo un nuevo disco?

-Voy muy despacio, ¿no? [se ríe]. Saldrá el próximo año.

-¿Será continuista?

-Intento que no. Yo no soy el mismo que era hace cuatro años y por lo tanto las canciones tampoco lo serán. Pero al mismo tiempo yo sigo siendo yo así que en algo se parecerá.

-En cualquier caso, en su disco no hay dos canciones iguales.

-Sí, cuando terminé Cavalo pensé que era un disco casi esquizofrénico porque hay cosas que son prácticamente opuestas. Pero mis amigos me decían, sí son diferentes pero eres tú. Así que he decidido que no me voy a preocupar por eso.

-Dice que Caetano Veloso es el mejor escritor de canciones del mundo.

-Claro. Bob Dylan o John Lennon son increíbles, pero les ayuda que los anglosajones tienen una exposición enorme. Caetano es otro nivel, es un genio musical y poético, una maestro de la armonía. Es el más grande de todos.

-¿Cómo vive el auge a nivel mundial de la música latinoamericana?

-Es fantástico. En los 90 adoramos la globalización y eso tuvo un precio, la homogeneización. Por fortuna ha surgido ese movimiento que vuelve a visitar la música tradicional latinoamericana, pero no para preservarla sino para celebrarla. Me encanta.

En Galicia me decían “habla en portugués”. No entendía nada

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