Emily Blunt: «Esta película me hizo beber mucho whisky»

MARÍA ESTÉVEZ

FUGAS

ANGELA WEISS

Antes de transformarse en Mary Poppins para su próximo filme, la actriz del momento presenta este fin de semana su último trabajo, una historia de terror que rodó junto a su marido

27 abr 2018 . Actualizado a las 11:38 h.

Emily Blunt confiesa la ansiedad y el nerviosismo que sintió interpretando Un lugar tranquilo junto a su marido, el actor y director John Krasinski. Para relajar la tensión que les provocó rodar juntos «y descomprimir», como ella misma apunta, ambos pasaron numerosas veladas en las que el whisky fue el protagonista. En la película Emily y John son también pareja, padres de tres niños que viven en una granja aislada de toda civilización al norte de Nueva York, sobreviviendo a una amenaza extraterrestre ante la que el silencio es su principal aliado. Más allá de las cámaras, la actriz, que se convertirá también en el 2018 en Mary Poppins, es una de las líderes intelectuales del #MeeToo.

-Trabajar en silencio, por las circunstancias del guion, debió de resultarle muy difícil. ¿Le afectó de alguna manera?

-Tuve muchas herramientas con las que jugar para crear la dinámica de esta familia, sabiendo que el sonido es su principal enemigo, y el silencio, su aliado. A cada escena se le introdujeron tantos matices que lo de menos fue el diálogo. Al contrario, me pareció extrañamente liberador trabajar en silencio porque la tensión subyacente se puede casi palpar en pantalla. Lo más difícil fue fingir dar a luz en silencio, esa secuencia me dejó absolutamente exhausta.

-¿Ha estudiado lenguaje corporal para crear este personaje?

-En realidad, no. Traté de que cada escena fuera natural. No investigué nada porque, como actriz, intento responder de forma orgánica a lo que sucede en cada secuencia de la filmación.

-¿Cuánto ha crecido como realizador su marido, John Krasinski, desde su primera película hasta esta?

-Este filme surge de una idea muy ambiciosa. Él se dio cuenta de que iba a ser una experiencia muy emocionante, que era una apuesta enorme rodar una película sin diálogos porque el lenguaje que requiere era muy visual. John se ha inspirado en películas como No es país para viejos o Pozos de ambición, experiencias cinemáticas grandes y robustas. Creo que no quería que este filme se sintiera como una película íntima. Él buscaba esa intimidad a gran escala. Lo he visto crecer gracias a esta metáfora de la paternidad. La idea principal es el temor de enviar a tus hijos a un mundo bastante brutal.

-¿Establecieron reglas para evitar que el trabajo afectase a su matrimonio?

-Lo intentamos, pero inevitablemente las rompimos. Tratamos de no hablar en casa sobre los personajes, pero fue imposible. La película estuvo viva en nuestro hogar durante dos años. Reconozco que bebimos mucho whisky durante todo este proceso para descomprimir en los días difíciles. Él realmente me hizo sentir su compañera creativa. Me convertí en una caja de resonancia para él y eso me conmovió mucho. Él quería eso de mí. Nunca me he sentido más valorada creativamente de lo que él me hizo sentir rodando este filme. Al estar casados, tenemos un lenguaje secreto que aguanta todo.

-¿Con «Un lugar tranquilo» y «Mary Poppins» se ha convertido en la protectora de los niños?

-No lo sé. No es algo consciente, pero puede ser un patrón en mis decisiones. Tengo dos hijos, entiendo esa idea de querer alegrar a los niños porque siempre los he admirado. Ahora que tengo a mis hijos, es diferente. Mi corazón explota fuera del cuerpo cuando pienso en ellos. Y sabes, Mary Poppins es maravillosamente poco sentimental. Siempre fue lo que me gustó de ella, desde que la vi por primera vez siendo una niña. Mary Poppins es poco sentimental, algo grosera y entra en las vidas de estos pequeños barriendo con todo, es algo mágico y emocionante al mismo tiempo. Sin embargo, Evelyn, mi personaje en Un lugar tranquilo, utiliza la disuasión a pesar del ambiente horrible en el que se encuentra. Es capaz de inyectar algún tipo de calidez para que sus hijos prosperen. John y yo hablamos mucho sobre la figura paterna y la figura materna y cuán diferentes eran. El impulso principal del padre es mantener vivos a estos niños, el amor y la conexión son secundarios, mientras que ella desea que prosperen en medio de un ambiente de supervivencia.

-Mucha gente la ha calificado como la Meryl Streep de su generación...

-Dios mío, no, no lo hacen. O no deberían. Eso es una locura. Nunca he oído semejante tontería. Soy muy británica, no acepto bien los cumplidos. Siempre seré la asistente de Meryl Streep en El diablo se viste de Prada. Ese es mi papel y sí, ella es la gurú de actuación para tanta gente, aunque odie esa etiqueta. Ella realmente quiere ser tratada como cualquier otro actor, no tiene ese ego de superioridad ni sentido de sí misma. Puedes aprender mucho de ella solo con cómo se comporta como persona. Es tremendamente brillante, tremendamente divertida e interesante, es simplemente una persona genial.

-¿Busca mejorar su carrera con cada personaje?

-No me gustan las estrategias. Cuando leo un guion, intento conectar con el personaje de alguna manera. Me gusta mezclar porque no me quiero encasillar. Me gustaría seguir desafiándome a mí misma en el futuro.

-¿Sufrió algún trauma asociado a tener que representar a esta madre?

-Sí. Porque esta historia es realmente mi peor pesadilla. Soy una madre preocupada irracionalmente por mis hijos. Esta idea de no poder proteger a tus hijos es aterradora para mí, un camino que no había explorado antes porque me intimidaba entrar personal y profundamente en la piel de alguien a quien comprendía profundamente. Probablemente sea el papel más personal de mi carrera. Afortunadamente, soy capaz de compartimentar. Cuando trabajo ni siquiera soy yo, no es útil para mí asociarme con el personaje. Actuar es un acto de empatía hacia el personaje. Entiendo que ese matiz es importante, y aunque esas escenas me dejan con miedo, no soy una actriz que se torture a sí misma.