Rocky aguanta 40 asaltos y sigue tan fresco

FUGAS

«Algún día habrá que ir retirando a Rocky», advierte Stallone 40 años después de su primer combate. Esta sencilla (y profunda) historia de David contra Goliath costó un millón de dólares y recaudó más de doscientos. Rocky es un gran personaje de la cultura pop. Todo un K.O.

02 dic 2016 . Actualizado a las 15:36 h.

La reciente victoria de Donald Trump, en cuya campaña presidencial se utilizaron diálogos de Rocky («No importa lo fuerte que golpees, sino lo fuerte que seas cuando golpeas», entre otros) es un ejemplo próximo de que el boxeador más famoso de todos los tiempos en el cine sigue muy en forma. Titulares del tipo: «Un triunfo a lo Rocky Balboa» o frases que regresaron del pasado, como cuando el expresidente Ford le dijo, supuestamente, al magnate en el 87: «Si te presentas, ganarás, porque eres como John Wayne y Rocky» pudieron leerse estos días, cuando se cumplen cuarenta años del estreno de la primera de las películas en las que El potro italiano se su subió al ring cinematográfico.

Pero más allá del abismo que separa a ambos personajes -el del cuadrilátero y el de la campaña política- el mensaje de que el trabajo duro y la constancia llevan al éxito cala fuerte entre las audiencias, sobre todo si se le da un buen aderezo. Olvidémonos ya de Trump y vamos a por Rocky/Stallone, el especialista en caerse y levantarse, incluso aunque la academia de Hollywood te niegue el Oscar en tres ocasiones.

Estamos hablando de una película que representa el sueño americano en estado puro, delante y detrás de la cámara: Sylvester Stallone era pobre como una rata -incluso hizo porno para pagar sus clases de arte dramático y durmió en la estación de autobuses de Nueva York- hasta que consiguió vender el guion de Rocky, que escribió después de ver un combate de Mohamed Alí.

El éxito de este filme, que tuvo diez nominaciones a los Oscar, logró tres pero -más leña para alimentar el mito- ignoró a su creador, lo convirtió en millonario y en una estrella del cine, amada y denostada a partes iguales, gracias a las entregas posteriores del boxeador de la boca torcida (y a Rambo «no siento las piernas», su otro gran personaje). Una historia dickensiana casi paralela a la que Sly, el hijo de inmigrantes italianos criado en Filadelfia, cuenta en Rocky, la de un matón de tres al cuarto que acaba redimiéndose de su pasado después de machacarse los nudillos contra las reses congeladas de un matadero; y que se completa en las siguientes entregas, en las que, como en la vida real de Stallone, los altos y los bajos se suceden hasta auparse de nuevo al trono.

Y es que con las dos últimas entregas de Rocky (Rocky Balboa, 2006) y Creed (2015), el actor recuperó el prestigio entre la crítica (ay, cuanto quisquilloso anda suelto) que las sucesivas entregas de los años ochenta y noventa -filmes de mamporrazo limpio pero con innegable exquisitez técnica, bandas sonoras que han hecho historia y una respuesta espectacular en taquilla- le habían hecho perder. Por la del 2006 incluso estuvo nominado para los Oscar como mejor actor de reparto, aunque sus mejores premios siguen siendo los del público; y desde luego, el click, click constante de la caja registradora gracias a los derechos de emisiones televisivas, de descargas en las plataformas y de merchandising; reproducciones de los calzones o de los guantes de su primer combate e incluso camisetas con el rostro del boxeador, comercializadas por Inditex, forman parte de las colecciones de la legión de seguidores de El potro Italiano.

Y a ver qué película, o qué actor tiene una estatua en el centro de una ciudad encarnando a su gran personaje. En lo alto de las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia, allí donde el boxeador levanta los brazos mientras suena el Gonna Fly Now de Bill Conti, sigue la estampa victoriosa de Rocky, que formaba parte del atrezzo de la segunda entrega, como homenaje a una de las escenas más famosas del cine. La quitaron y la volvieron a colocar: Rocky/Stallone siempre se levanta de nuevo.

Entre las diez grandes

En todas las encuestas y opiniones de los críticas, la escena final de Rocky, gritando el nombre de su novia tras el combate, figura entre los diez mejores finales de la historia del cine, compitiendo con El padrino o ET, por citar algunas de sus competidoras.

Goona fly now!

En todas las entregas de Rocky la música ha ocupado un lugar importante en la puesta en escena. El Gonna Fly Now de Bill Conti, en el filme de 1976, es el tema más recordado. Stallone lo recuperó para Rocky Balboa en el 2006.

Sly se impuso al guaperas

Los productores querían que Ryan O’ Neal o Robert Redford interpretase a Rocky. Pero Stallone se opuso, perdiendo una gran cantidad de dinero por su decisión, puesto que quienes arriesgaban los dólares pensaban que no era una apuesta segura.

De 160 dólares a multimillonario

Durmió en la estación de autobuses de Nueva York, vendió a su perro por 25 dólares -y lo recompró después- e incluso hizo de actor porno. Cuando presentó el guion de Rocky solo tenía 160 dólares en el banco. ¿Quién puede negar que esta película no es el paradigma del sueño americano?