Agostos, aquellos agostos

FUGAS

El belga Zidrou arranca una serie nostálgica y divertida con los veranos de crío en familia. Los 70, las grandes rutas de noche en coche buscando el calor del sur, las acampadas ibres, los rituales de cada regreso, el entretenimiento sin Ipad. Se nos va a hacer largo esperar por la continuación

17 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando las cosas se ponen cuesta arriba, es fácil de tirar de lugares comunes como aquel de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y lo cierto es que lo fue. Al menos aquellos veranos de infancia. que nadie se engañe. El guionista belga Benoît Drousie, Zidrou, un experto es despertar emociones a base de memoria, se ha transportado cuarenta años atrás para contar cómo eran aquellos agostos en familia, esperando a que el padre acabara el trabajo, montar la maletas en el coche, viajar de noche y buscar el calor, la libertad, el río, la playa, el cambio, el adiós temporal a la rutina que volverá en otoño. Los buenos veranos inicia una serie en colaboración con el notable dibujante barcelonés Jordi Lafebre, 20 años más joven (Zidrou supera de largo los 50), recogiendo momentos y sensaciones maravillosas alrededor de una pareja y sus tres hijos en un momento en el que se advertían luces en el centro de Europa y sombras en el sur (dictaduras en España y Portugal). Hay un diálogo excepcional cuando se habla de adonde irá de ruta ese verano esa familia belga originada en la emigración: «¿No pensáis bajar a España?» «Papá me desheredaría si pongo el pie allí mientras viva Franco». Se advierte el contexto histórico en el cómic, pero por encima de todo ello hay un retrato social construido con lápiz fino. Y podría trasladarse al siglo XXI si no fuera porque la única diversión de los críos en el coche era entonces mirar por la ventana o lanzarse a cantar. Eran los años de la diversión sin redes sociales donde contarlo. De los amigos imaginarios, de viajar sin reserva previa, de la improvisación.

Esta primera entrega, divertida pero con alguna tormenta, viene acompañada de un dibujo luminoso, redondo, en el que el color es un protagonista más, y sin astracanadas en la puesta en página. Hay un pero en medio del deleite: pasar la última página y quedarse uno a la espera de saber por dónde tirará Zidrou en la continuación.

Los buenos veranos. 1. CÓMIC. Zidrou (guion) y Jordi Lafebre (dibujo). Norma editorial. Color. 56 páginas. 16 euros