Andreu Meixide: «Es el autor quien debe marcar qué se puede hacer o no con su obra»

Ángel Palmou

FUGAS

El realizador de documentales, director del Barcelona Creative Commons Film Festival y activista de la cultura libre, participa en el certamen de contenidos digitales Carballo Interplay, que se consolida en su tercera edición en la capital de Bergantiños

06 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nació en el 2014 como un festival pionero de webseries y desde entonces el Carballo Interplay ha ido creciendo y ampliando su radio de acción hasta convertirse en punto de encuentro de todos los formatos digitales y foro de debate sobre el sector. Uno de los invitados de este año es Andreu Meixide, un barcelonés de raíces gallegas (sus padres son de Arzúa), autor de varios documentales, director del Barcelona Creative Commons Film Festival y activista de la cultura libre, que hará hoy (Fórum, 12 horas) una «disección do corpo dixital».

-¿En qué consistirá esa intervención?

-Intentaré hacer, a imagen de las primeras disecciones humanas de hace siglos, más o menos lo mismo, pero con nuestra vida digital y sin que sea sangriento ni aburrido; pasar el bisturí sobre cómo nos comportamos en lo digital, sea personal o profesionalmente, y qué hay ahí dentro más allá de lo evidente: que utilizamos las redes sociales..., ver sus lógicas y por qué hay ciertos comportamientos que repetimos y otros que no.

-Ha dicho en alguna ocasión que la cultura pirata es el I+D de la tecnología digital.

-Lo dije y me reafirmo porque para mí el término pirata está estigmatizado por la superficialidad de debate. He estado en muchos debates sobre derechos de autor y descargas y en todos ellos, cuando intentabas rascar más argumentos entre la gente que decía que el cine o la industria se iban a pique por culpa de la piratería, nadie los tenía, porque lo que hacen es repetir mantras de ese tipo, por no querer entender bien la situación en la que vivimos. La gente que se mal denomina, o los denominan, piratas son solo personas que buscan los límites de las herramientas con las que trabajan, y exploran hasta dónde se puede llegar con Internet, que es algo que no fue inventado para nada más que para enviar información entre un sitio y otro. Eso choca de forma frontal con como está montada la industria del siglo XX, la predigital, que se basa en el control de los contenidos.

-¿No hay limites para esa cultura libre?

-Tiene que haber límites, pero no los puede poner nadie más que el creador o los creadores de esos contenidos. Es el autor quien debe marcar en base a su coherencia y a su conciencia qué se puede hacer o no con su obra. Quienes no deben hacerlo son los agentes intermediarios que el único sentido que tienen es el control de la mercancía. Les fue muy bien durante un tiempo, pero apareció Internet y todo estalló. Ahora tenemos la posibilidad de replantearnos si queremos seguir en una relación cultura/sociedad mercantilizada o abrirnos a nuevos criterios. Las licencias Creative Commons proporcionan matices de gris entre lo que antes era blanco o negro, copyright o dominio público.

-¿Y si alguien tampoco respeta esas licencias?

-Hay que hacer lo mismo que si violan un copyright: denunciarlo. Aunque también puede ser que no te interese o que hagas la vista gorda como pasa centenares, miles o millones de veces con los copyright. Todos violamos cada día y diversas veces varios copyrights, por ejemplo poniendo un disco de música en la oficina, porque es de uso personal, no colectivo.

-¿Es factible que la industria se adapte o se verá superada por una nueva?

-Lo fácil, sobre todo entre la gente que lleva ya tiempo luchando, es pensar que si no nos han entendido hasta ahora es que no quieren entender y que lo natural es crear nuevos territorios. Lo que sucede es que cuando pensamos en esos términos podemos llegar a pensar que en el territorio digital no hay intermediarios y eso es mentira porque volveremos a encontrarnos con otros agentes nuevos que van a querer monopolizar las relaciones, ser el filtro por el que cual tiene que pasar todo el mundo. Hay que saber identificarlos para poder exigirles también. En ese crear hay algo nuevo ya hay quien se está repartiendo el pastel.