Lucia Berlin resucita entre el humor y el dolor

FUGAS

Lucia Berlin, en Albuquerque, Nuevo México, en 1962
Lucia Berlin, en Albuquerque, Nuevo México, en 1962 BUDDY BERLIN / LITERARY STATE OF LUCIA BERLIN

El talento de la escritora estadounidense (Alaska, 1936-California, 2004) es tan poderoso que la ha sacado de la tumba. Fallecida hace doce años y olvidada por la crítica, triunfa ahora en todo el mundo con sus relatos póstumos cargados de dolorosa nostalgia y ácido sentido del humor

15 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Manual para mujeres de la limpieza reúne un conjunto de historias en las que Berlin nos ofrece su vida cruda, sin aderezos. «Exagero mucho, y a menudo mezclo la realidad con la ficción, pero de hecho nunca miento», explica en ese estilo coloquial que gira de pronto para aflorar su alma en una pincelada amarga: «Yo... no tengo compasión».  

Berlin nos muestra esa realidad caótica que fue su experiencia vital en un tono tan próximo que parece que estemos escuchando las confesiones de una gran amiga, una compañera del alma que revela su verdad confusa y divertida. Aunque también dolorosa y nostálgica.

Una obra de gran belleza literaria y de una vitalidad tal que ha logrado resucitar su trabajo y colocarla en primera línea de la actualidad literaria. Incluso se maneja su nombre entre los favoritos para el Premio Pulitzer de este abril. 

Lucia Berlin consigue así lo que no logró en vida, ya que falleció con 68 años olvidada por la crítica y tras haber sufrido penalidades extremas. Su trayectoria, con una historia sentimental atormentada, terribles problemas de alcoholismo y graves dificultades económicas (que la llevaron a limpiar casas para subsistir, entre otros muchos empleos) la convirtieron en un personaje maldito. 

Aunque en 1991 ganó el American Book Award, su trabajo quedó sepultado hasta que el año pasado se publicó a título póstumo Manual para mujeres de la limpieza, traducido ahora al castellano.Un libro que ha sido considerado por las principales revistas literarias como uno de los mejores del año.

Su intensa biografía es el motor de sus relatos. Un motor que echa chispas. Hija de un ingeniero de minas, se crió en los campos mineros de Alaska y el mediooeste. En la época de la guerra se trasladó con su madre y hermana a Texas a casa de sus abuelos, donde sufrió abusos. Al regresar su padre del frente se trasladan a Santiago de Chile donde vive una situación  privilegiada en colegios de lujo y clubes elitistas. Estudia en la Universidad de Nuevo México y con 19 años se casa con un escultor. A los 32 años ya había tenido tres maridos y cuatro hijos.

Pasó la vida peleando contra su adicción al alcohol: «En la profunda noche oscura del alma, las licorerías y los bares están cerrados». 

Todas estas vivencias quedan reflejadas en estas historias que relampaguean ante nuestros ojos y que cuando menos lo esperas te ciegan dolorosamente con su resplandor. «¿Qué más me he perdido? ¿Cuántas veces en mi vida he estado, digámoslo así, en el porche de atrás?», se pregunta Berlin. Tras leer esta colección de relatos no parece que sea mucho lo que ha escapado a su certera percepción. 

Nos deja trozos de corazón mostrados sin piedad ni dulzura, que nos hieren con su belleza descarnada, con su incluso terrorífica cercanía. Y que, paradójicamente, también nos hacen sonreír. Unos relatos precisos y vivos en los que nada sobra. Un derroche de maestría literaria en la que todo encaja, menos la crueldad de su vida. 

Manual para mujeres de la limpieza. Relatos. Lucia Berlin. Alfaguara. Traduccion E. Vazquez Nacarino. 432 páginas. 20.90 euros